jueves, 26 de abril de 2018

El derecho irrenunciable de llorar


De risas y lágrimas está hecha la vida pero las fronteras entre unas y otras son difusas ya que existen sonrisas tristes así como también lágrimas de alegría (de acuerdo con George Sand “Dios ha puesto el placer tan cerca del dolor, que muchas veces se llora de alegría”). 
En territorios de dolor, tristeza, sufrimiento, emoción, las manifestaciones pueden ir desde la lágrima furtiva hasta el acto de llorar en forma incontrolable; sin embargo no hay evaluación posible en cuanto a la intensidad de los sentires porque como afirma José Narosky “una lágrima puede decir más que un llanto”. En opinión de Ugo Ojetti el llanto profundo es incompatible con las palabras, dado que “aquel que describe su propio dolor, aún si llora, está a punto del consuelo”.
Difícil acompañar a quien llora además existe una especie de pudor al atestiguar el llanto ajeno. Con frecuencia lo mejor es guardar un silencio respetuoso ante el dolor ajeno porque según José Bergamín “es difícil y triste tener que hacer de paño de lágrimas cuando se es trapo viejo”. Asimismo no es buena cosa –como señala Wenceslao Varela- andar mintiendo consuelo:Al corazón no se engaña/ cuando algún dolor lo estruja/ y si una lágrima empuja,/ querer mentirle consuelo/ es como borrarle al suelo/ la sombra que el sol dibuja.”
Aun cuando existe la idea generalizada de que a las mujeres les es más fácil llorar, existen muchas dudas al respecto ya que hay fuertes implicancias educativas cuando todavía se dice a los niños: “no llores, ¡pareces niña!” (a este tema ya nos hemos referido en este espaciohttp://habladuriacronicasdelocotidiano.blogspot.mx/2014/11/los-hombres-no-lloran.html). Por otro lado existen mujeres auto contenidas al tiempo que varones muy llorones. Algunos lo han sido toda su vida, es el caso de Alberto Salcedo Ramos quien lo reconoce sin reticencias: “Siempre he sido muy llorón. Mis hijos dicen que soy capaz de llorar hasta despidiendo un avión de carga.” Otros caso son debido a la edad y/o a alguna afección; al llegar a sus sesenta años y después de haber sido operado del corazón, Germán Dehesa aceptaba haberse convertido en incontinente emocional. Asimismo amigos del gran bandoneonista Aníbal Troilo, Pichuco, lo recuerdan como un gran llorón, lo que atribuían a la diabetes que le afectaba. 
Muchos son los autores que se han referido al daño que produce la represión de las emociones (por cierto que tan frecuente en estos tiempos en que aparece el mandato de ser feliz de tiempo completo). Según Ramón Gómez de la Serna “las lágrimas desinfectan el dolor”; tal vez por ello Alicia Molina dice que los sentimientos son húmedos y que si se guardan sin sacarlos a la luz, se descomponen dentro de uno y entonces se transforman en resentimientos. Curioso proceso en que el sentimiento sufre un triste proceso de cambio que deriva en algo tóxico como es el resentimiento. 
Hay casos en que los motivos que dan lugar al llanto son dinámicos, van cambiando, mientras que en otros se trata de causas históricas tal como cantaba José Alfredo Jiménez en “El último trago”: “Nada me han enseñado los años siempre caigo en los mismos errores, otra vez a brindar con extraños y a llorar por los mismos dolores.” Cada quien tiene sus propios motivos para llorar y aquí no hay imposición que valga; es ilustrativo el caso de Alejandro Dolina: “Mis lágrimas más sinceras han sido convocadas por viejos violinistas, vendedores de poesías y recitadores que reciben la burla de los pajarones.” 
Por otra parte no todas las formas de llorar son iguales y existen grandes diferencias tanto entre las personas como entre las naciones; en relación a ello Isaac Bashevis Singer comparte su asombro: “Es extraño, pero cada nacionalidad llora de una manera distinta.”
A veces las lágrimas nos alcanzan cuando menos lo esperábamos al estar leyendo un –aparentemente- inofensivo libro. Jesús Marchamalo da su testimonio: “Yo he llorado por ejemplo las dos veces que he leído la novela El olvido que seremos, en donde [Héctor Abad Faciolince] revive la historia de su padre, el doctor Héctor Abad Gómez, y las circunstancias de su asesinato.” Coincido con Marchamalo dado que esa misma obra me hizo llorar en muchos pasajes y el libro más reciente que me llevó a las lágrimas es “De vidas ajenas” de Emmanuel Carrère (que por cierto aprovecho a recomendar). También se llora en el cine; Thomas Mann, en una breve evocación que hoy puede resultar nostálgica, profundiza en ello:
(…) una pareja de amantes en la pantalla, un jardín auténtico con hierba que se mece al viento, dos bellos jóvenes que se despiden “para siempre”, una música de fondo compilada con los sonidos más deleitosos que hayan podido encontrarse: ¿quién es capaz de resistirse a eso? ¿A quién no se le escapan unas lagrimillas de pura emoción? El cine es materia prima, no ha pasado por ningún cedazo, vive de primera mano, una mano cálida, amistosa, y afecta como la cebolla y la raíz de eléboro, la lágrima cosquillea en la oscuridad, con digna discreción acerco la punta del dedo y la disperso por el pómulo. 
En estos días de tantos dolores sociales mantienen vigencia las preguntas que formulara León Felipe: “¿Quién no tiene una joroba y gran saco de lágrimas?/ ¿Y quién ha llorado ya bastante?”
Las familias y las escuelas deberían ayudar a expresar los sentimientos, a no tener miedo al ridículo de descomponer el rostro con la aflicción del llanto, a quitar  máscaras. 
Debemos aprender a conmovernos y compadecernos con el dolor ajeno, ello también es educación para la ciudadanía.

martes, 24 de abril de 2018

Estimulación temprana para el consumismo


Las clases sociales están claramente diferenciadas desde las primeras etapas de la vida, de tal manera que en los extremos encontramos para unos el trabajo infantil, para otros entrenamiento en el lujo. Por supuesto que niñas y niños no son responsables de estos despropósitos sino -en ambos casos aunque de manera diferente- sus víctimas, ya que al decir de Eduardo Galeano los niños pobres son prisioneros de su pobreza mientras que los niños ricos lo son de su riqueza.

En otra oportunidad nos referimos a los niños trabajadores (http://habladuriacronicasdelocotidiano.blogspot.mx/2016/03/los-ninos-postergados.html) En esta ocasión veremos una propuesta de recreación ofertada a niñas de sectores pudientes y de la que da cuenta una nota de prensa.

Manicura, pedicura, masajes, maquillaje de fantasía, tratamientos de belleza, peinados y hasta un desfile por una pasarela "top model" son las propuestas de entretenimiento de Princelandia, una empresa de ocio infantil, en la que niñas de entre 4 y 12 años se adentran en "un mundo mágico a la medida de todas las princesas". Se trata de la primera franquicia en Europa que ha desarrollado el concepto de "spa educacional". Sin embargo, su director, Miguel Ángel Parra, señala a Público que la educación es tarea de los padres y que en los centros lo que se enseña son "hábitos y conductas saludables".

Se trata pues de entrenar a las niñas para que vayan aprendiendo precozmente el modelo de mujeres que deberán ser al pasar de los años; cuanto antes lo asuman, mejor.

Ya en su apertura, Parra sostenía, como así aparece en la página web, que "Princelandia, lejos de parecer un spa tradicional, pretende innovar y revolucionar el concepto de entretenimiento y educación infantil". Así, siguiendo con la filosofía de cuidados y "sumando la parte educacional infantil, pretendemos que las más pequeñas puedan aprender a tomar los mejores hábitos de higiene y salud mientras pasan unas horas en un lugar mágico, diferente y rodeadas de toda la temática de princesas infantiles", continúa el texto.

Después de informar de tan singular propuesta de ocio infantil, la nota presenta algunas voces críticas al respecto.

Sin embargo, los valores que este sistema de "aprendizaje" fomenta no son ampliamente aceptados, sobre todo teniendo en cuenta que esas edades son cruciales para la construcción de la identidad en los niños. 
"Aprendemos jugando" es una de las premisas que recoge la web de la empresa, si bien el juego que propone Princelandia impone estereotipos de género y roles sociales que, además de prehistóricos, están muy lejos de la realidad. 
Carmona: "Es un  síntoma de una cultura anclada en patrones que encasillan al género femenino en lo accesorio" Para Júlia Mas, socióloga, este tipo de centros transmiten valores claramente sexistas, que ponen en el centro de la vida la imagen física y la perfección, además de ser potenciales generadores de bajas autoestimas. "Detrás de la definición de ocio temático se esconden mensajes dirigidos a las niñas, de lo que se espera de ellas y de a qué deben dedicar su tiempo y su ilusión: a ser princesas, coquetas y enamorar y deslumbrar con su imagen (¡a hombres, por supuesto!)", afirma. A su juicio, esto supone una alta e innecesaria "hipersexualización" de las niñas. 
La hipersexualización tiene que ver con la exaltación de la sexualidad de las niñas: miniadultas con preocupaciones y conversaciones que no se corresponden con su edad y que adoptan roles y comportamientos estereotipados.

No es de a gratis que en muchos momentos quede la sensación que la educación de los niños con miras a que puedan vivir en armonía personal y en una sociedad cohesionada, constituye una tarea que supera con mucho las posibilidades de los adultos.

jueves, 19 de abril de 2018

La gravedad del momento


Alcanza con asomarse al balcón para tomar conocimiento de los muchos focos de peligrosa tensión que se presentan en el mundo actual. Tanto que cada vez son más quienes dada su impotencia para remediar los males, optan por dejar de leer el periódico o ver las noticias.

Sin pretender que ello sea consuelo de nada (¡faltaba más!), está claro que no somos la única generación que ha atravesado por situaciones de este tipo; para muestra un botón. El autor español Luis de Zulueta en su libro La nueva edad heroica (en 1942, plena Segunda Guerra Mundial) señalaba:

(…) la hora presente es tenebrosa. La humanidad, por la primera vez desde los tiempos de Caín, presencia una guerra universal, una guerra que abarca el universo entero y se extiende a la vez hasta las cinco partes del globo. Todo se altera, lo mismo las fronteras de las naciones que las líneas de los conceptos o los límites morales de lo justo y lo injusto, lo veraz y lo mendaz, lo digno y lo deshonroso. Nada hay estable, nada firme y respetado; ni bienes, ni vidas; ni hogares, ni altares; ni realidades seculares, ni máximas y principios milenarios. Si el mundo de los hechos está confuso, el mundo de las ideas es caótico.

Es así como a de Zulueta le invadía esa misma sensación de confusión que hoy nos es tan familiar. “La nota característica del mundo actual es, en efecto, la confusión. ¿A dónde va el mundo?” Y también desconfiaba –tal como nos sucede a muchos de nosotros hoy- de quienes presumían de ver claro.

En medio de este colosal torbellino nadie ve claro. Quien cree ver claro, quizás ve poco. Contempla sólo una pequeña parte del panorama, aunque se figure que su percepción es perfecta, porque capta las realidades próximas, inmediatas, con la riqueza de pormenores de la mirada miope.

Ayer tanto como hoy.

martes, 17 de abril de 2018

Mensaje a la vecina


Con el crecimiento demográfico, el elevado costo de las construcciones y la optimización de ganancias por parte del sector inmobiliario, queda claro que las viviendas son cada vez más pequeñas así como menor la distancia entre unas y otras. La convivencia se ha vuelto más difícil al generarse situaciones de cierta promiscuidad como la que presentamos a continuación publicada por El faro de Vigo del 3 de noviembre de 2017.

Nunca llueve a gusto de todos y los momentos de máximo placer de unos pueden ser un suplicio para otros. El ejemplo perfecto se vive estos días en un edificio del centro de Vigo: un grupo de habitantes de un inmueble de García Barbón se han unido para, nota mediante, pedirle a una vecina que reduzca los "decibelios emanados" cuando practica sexo.

Pero veamos el mensaje completo –seguramente exhibido en el tablero de  anuncios del edificio- del que da cuenta el mismo periódico

Estimada vecina del 6º C:
Los vecinos de esta Comunidad queremos transmitirte nuestras más sinceras felicitaciones por la vida sexual tan activa que practicas y esperamos que la sigas disfrutando por muchos años en tu propio beneficio.
Si bien, y en beneficio de los vecinos de esta Comunidad, agradeceríamos no nos hagas partícipes del derroche de placer suscitado de estas prácticas, reduciendo considerablemente los decibelios emanados de las expresiones de goce y entusiasmo que las mismas provocan. Más aún, cuando estas tengan lugar pasadas las 00:00 horas en días laborables, como viene siendo habitual.
Rogamos tengas en consideración nuestra solicitud y confiamos en que esta petición sea acogida con buena voluntad y predisposición para una eficaz resolución de la misma.
Afectuosamente,
tus vecinos

Ya no tuvimos noticia de cuál fue la reacción de la vecina y si hubo conciliación entre las partes.

Lo que sí podemos añadir, en relación a este mismo tema, es que por estos rumbos no se cantan mal las rancheras. Tal vez algún día, en este mismo espacio demos cuenta de ello.

jueves, 12 de abril de 2018

Una foto que hizo historia


Una imagen vale más que mil palabras, afirma el dicho popular. Los centros de poder lo saben muy bien y de allí sus esfuerzos denodados por borrar toda huella de arbitrariedad, injusticia y violencia. Sabido es que los registros llegados de la guerra de Vietnam fueron decisivos para el fortalecimiento de los movimientos de resistencia. Los gobernantes aprendieron la lección y procuran que mediante la manipulación de la información no lleguen pruebas de las atrocidades que provocan.
Un caso en relación a lo que venimos comentado lo proporciona Pablo Maurette al describir el contexto de una foto que fue decisiva en la historia de Estados Unidos  
(…) es la foto que marcó el inicio de la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos; y fue tomada en el velorio de un joven negro llamado Emmett Till. Emmett tenía 14 años y vivía en Chicago. En el verano de 1955, viajó a Money, Mississippi, para visitar a su tío. Lo que sucedió en Money nunca quedó claro. Según los victimarios, Emmett le dijo un piropo a una mujer blanca. Según su familia, el chico simplemente le dirigió la palabra.
Ante episodios como este -tal como lo muestran diversos libros y películas que caracterizan la época- no era raro que surgieran reacciones brutales y desproporcionadas. Continúa Maurette 
Esa misma noche, un grupo de hombres lo fue a buscar a lo de su tío. Lo golpearon y se lo llevaron en auto. Unos días después, dos chicos encontraron el cadáver flotando en el río Tallahatchie con un tiro en la cabeza y completamente desfigurado. 
La madre de Emmett se mantuvo firme e indoblegable hasta poder ver a su hijo. Después tomó una dolorosa decisión: que los demás también lo vieran, que constataran con sus propios ojos la terrible violencia que había sufrido.
Cuando el cuerpo llegó a Chicago, su madre, Mamie Till, insistió en verlo desoyendo las advertencias de los forenses. Lo que vio la dejó anonadada. No parece un ser humano sino “algo del espacio exterior”, dijo. Entonces tomó la decisión que daría comienzo a una década de batalla encarnizada por los derechos civiles: el velorio sería a cajón abierto. “Como no tengo palabras para describirlo, quiero que el mundo vea lo que le hicieron”, explicó Mamie. Así fue.
Decenas de miles de personas se acercaron a ver a Emmett Till y las fotos se publicaron en el Chicago Defender, el Courier, las revistas Jet, Crisis y Life
Como suele acontecer en estas situaciones, señala Pablo Maurette, “muchos medios se negaron a publicarlas por considerarlas obscenas y aún hoy la imagen genera polémica”. Aquella foto marcó a muchas personas y ejemplo de ello es que “Mohammed Ali y Martin Luther King recordarían durante años la profunda impresión que les causó (…)” 
Ya no habría vuelta atrás. Apunta Maurette que “apenas dos meses después del velorio, una tal Rosa Parks se negó a cambiarse de asiento en un autobús en Montgomery, Alabama” (a ello nos hemos referido en este mismo espacio http://habladuriacronicasdelocotidiano.blogspot.mx/2014/05/rosa-parks-la-fuerza-del-no.html). Concluye Pablo Maurette que “tiempo más tarde, Parks le confesó a Mamie Till que en aquel momento de resistencia había evocado la imagen de Emmett”.
Mamie Till, una de las muchas madres coraje que no están dispuestas a doblegarse ante los poderosos de turno. De ayer, de hoy, de mañana.

martes, 10 de abril de 2018

Hans van Meegeren: excelencia en falsificación


La falsificación es un tema que presenta muchas facetas y al que seguramente nos referiremos en diversas ocasiones. Iniciaremos con uno de los grandes maestros en el oficio -sino que en el arte-, como lo fue Hans van Meegeren. Para seguirle la pista nos guiaremos con un artículo de Edward Marriot (con traducción de Cristina Sardoy) publicado en la prensa hace ya algún tiempo.

El 25 de junio de 1938, como parte de los festejos por el jubileo de la reina Guillermina, monarca de Holanda, el Museo Boijmans de Rótterdam presentó una exposición con el título de Cuatro Siglos de Obras maestras 1400-1800. El cartel de la exposición mostraba un detalle de la “Cena de Emaús”, de Jan Vermeer, una pintura descubierta poco tiempo antes, donada al museo después de haber sido comprada en 520.000 florines, y considerada hoy como la obra maestra del artista del siglo XVII.
Día tras día, un hombre regresaba al museo a ver Emaús. Han van Meegeren, también artista, solía pararse junto a los peregrinos admirados y decía: “No puedo creer que hayan pagado medio millón de florines por esto. Obviamente es una falsificación”. En cenas con amigos, solía repetir la misma frase sólo para oír cómo lo contradecían.

Tuvo que esperar la visita de su hijo para que alguien, con conocimiento de causa, coincidiera con su veredicto.

Cuando su hijo Jacques, ya adulto, llegó de París para visitarlo, Van Meegeren lo llevó al Boijmans. Luego, se sentaron en un café y hablaron de la pintura.
-¿Qué te pareció? –le preguntó a su hijo.
-Es una obra maestra –respondió Jacques-. Pero del siglo XX, no del XVII.
-Entonces, ¿quién crees que la pintó?
-Tú, papá.

Edward Marriot proporciona –basándose en un estudio de Frank Wynne- algunos datos que permiten acercarse al protagonista de esta historia.

Han van Meegeren, el personaje de Yo fui Vermeer: la leyenda del falsificador que estafó a los nazis, la biografía psicológicamente fascinante y sumamente entretenida de Frank Wynne, llegaría a ser el falsificador más famoso de la historia. Nacido en 1889, fue desde el comienzo un artista dotado, pero también un hombre fuera de época, que pintaba retratos a la manera de Van Dyck cuando el Cubismo y el Futurismo electrizaban a los críticos de París y Nueva York. Se vio llevado a la falsificación por un deseo de venganza, impulso que tuvo sus orígenes en la infancia, cuando su padre autoritario desvalorizaba abiertamente sus ambiciones artísticas, y que posteriormente se vio fortalecido por el rechazo de los críticos de arte holandeses.
Su carrera comenzó lentamente. En 1913, ganó la prestigiosa Medalla de Oro de La Haya por su Estudio del Interior de Laurenskerk. Van Meegeren no recibió dinero por el premio, pero el estudio se vendió en 1.000 florines, el equivalente de casi US$ 6.000 actuales. Al poco tiempo, un coleccionista extranjero contactó a Van Meegeren y le preguntó si podía comprar la pintura. Ven Meegeren dijo que sí y se puso a trabajar para crear una copia, con la intención de hacerla pasar por el original. Bajo la presión de su esposa, se echó atrás a último momento. La matemática fue increíble: en vez de los 1.000 florines convenidos, cobró nada más que 80. Talentoso como era pese a sus gustos anticuados, Van Meegeren no tardó en darse cuenta de que la falsificación era rentable.

Él sabía que para hacer bien las cosas debía especializarse y fue así como

Se decidió por Vermeer, el artista que admiraba por encima de todos los demás y con el cual sentía un vínculo. Igual que él, Vermeer era un artista desdeñado y maltratado por los críticos y que había muerto casi desconocido. Pero también fue una elección astuta; se sabía tan poco sobre la vida y las obras de Vermeer que sería fácil aumentar el catálogo de obra aceptada. Empezó modestamente, con una pieza costumbrista menor, “La lección de música”. Fue autenticada y vendida por 40.000 florines.

De esta manera no sólo encontró su verdadera vocación sino una importante fuente de ingresos que lo llevó a tener “alrededor de 15 casas de campo y otras 52 propiedades, incluidos hoteles y clubes nocturnos”. Su trayectoria continuó exitosamente hasta que fue detenido por falsificación “en 1945 por vender un Vermeer al Mariscal del Reich Hermann Goering”. Según Jorge Mejía Prieto el acusado se reconoció como culpable pero… nadie le creía.

Ante la grave acusación, Meegeren decidió confesar que el cuadro vendido al agente de Goering había sido falsificado por él, al igual que otras cinco pinturas que se encontraban en diversos museos holandeses. Nadie le creyó, ni siquiera los expertos convocados para examinar los trabajos.

Por lo que -añade Mejía Prieto- la única opción fue que el acusado agarrara los pinceles e hiciera una demostración en vivo.

A fin de probar su fraude, Meegeren optó por pintar otro "Vermeer", admirable por su colorido y por su indudable sello vermeeriano, y envejecido artificialmente, que dejó asombrados a los expertos que lo analizaron.
El defraudador confesó haber falsificado y vendido catorce obras maestras de la pintura holandesa.

Pero aún el final de su carrera artística –de acuerdo con Marriott- fue exitosa en función de los objetivos que se había propuesto.

Cuando, finalmente, admitió que la pintura era en realidad una falsificación, el proceso judicial que siguió se convirtió en un circo para los medios, un foro donde Van Meegeren se sintió realizado. Allí por fin consiguió la venganza que anhelaba. Como dijo el juez en su recapitulación: “El mundo del arte se tambalea y los expertos empiezan a dudar del fundamento mismo de la atribución artística. Eso es precisamente lo que el acusado trataba de lograr.”

Hasta aquí parte de la historia de este genio de la falsificación y de la pintura.

jueves, 5 de abril de 2018

La vida desde la lengua propia


El vínculo con el mundo y sus circunstancias se construye desde la lengua materna, lo que da lugar a situaciones asombrosas; Paul Auster nos da a conocer una joya del género

Hará unos veinte años, estaba viendo el informativo de la noche cuando dieron una noticia sobre alguna ciudad sureña cuya junta educativa –debido a dificultades presupuestarias, creo- había decidido prescindir de la enseñanza de lenguas extranjeras. Entrevistaron ante la cámara a una serie de ciudadanos de la localidad pidiéndoles su impresión sobre el cambio de situación, y un hombre dijo (y cito textualmente; sus palabras se cincelaron a fuego en mi cerebro y se me han quedado grabadas desde entonces): “A mí no me parece mal, no me plantea ningún problema. Si el inglés era suficientemente bueno para Jesucristo, también lo es para mí”.

Solamente es posible otorgar credibilidad al suceso porque Paul Auster es un escritor de indiscutible prestigio, que si no… Y concluye con un breve comentario sobre la cuestión  

Por estúpido e inquietante que sea el comentario (y cómico también, desde luego), parece tocar un aspecto fundamental de la idea de lengua materna. Uno está tan imbuido de su propia lengua, la percepción del mundo se halla tan profundamente moldeada por el idioma que uno habla, que a cualquiera que no hable como uno se le considera un bárbaro; o a la inversa, resulta inconcebible que el hijo de Dios haya hablado un idioma distinto del propio, porque él es el mundo, y el mundo solo existe en una sola lengua, que casualmente es la propia.

A lo anterior me permito agregar un cuestionamiento de lógica impecable -de autor desconocido- que evoco en este momento: “Si Jesús era judío, ¿cómo es que tiene un nombre mexicano?”

martes, 3 de abril de 2018

Niños, padres y el maestro Firpo


A comienzos de la década de los setentas el maestro José María Firpo editó una antología con textos breves de sus alumnos así como de padres de familia que había ido reuniendo en su larga trayectoria docente en barrios populares de la ciudad de Montevideo. El título del libro es El humor en la escuela y fue publicado por la editorial Arca. Luego vinieron otros, entre ellos ¡Qué porquería es el glóbulo! editado por Arca y también por Ediciones de la Flor (Argentina).

A continuación transcribiremos fragmentos de estas obras (algunos de los cuales ya fueron incluidos en el libro Más huellas. Antología de lecturas para docentes, México, 1995).

Ante la pregunta “¿Qué dijeron mis padres al ver las calificaciones?”, esto fue lo que respondieron los niños
-Ese día mi madre estaba un poco triste y al mostrarle el carnet se puso muy contenta. Qué lástima que mi papá no pudo ver el carnet porque no vive con nosotros.
-Mi papá se enojó y me dijo si no tenía vergüenza, que en lo único que había subido era en las asistencias que el mes pasado tuve 17 y este mes tuve 18.
-Mi padre dice que yo tengo notas bajas porque 4 horas de clase son muy pocas, porque hay que descontar lo que el maestro nos rezonga, que serán dos horas y media por día, más media hora de recreo. Ahora, los miércoles tenemos gimnasia y canto y media hora de recreo, y otro rato que el maestro rezonga. Y algunos otros días alguna madre viene a hablar con el maestro, y la directora y las maestras y los niños que vienen a pedir cosas, y Pocha que trae papeles para que el maestro firme, y después viene el recreo, y vamos a ponerle una hora más que el maestro rezonga.
-Mi padre me dijo que yo debo de tener una cabeza muy chica, que no puedo subir las notas, y que si sigo así, los sombreros me van a costar muy barato.

Cuando en clase se consideró el tema de “La digestión”, los alumnos consideraron relevante aclarar que:
En mi casa todos tenemos estómago porque es muy útil
Cuando se enllena el estómago se cierra el cardigan y no deja subir la comida, pero menos mal que se abre el píloro.
Los dientes se llaman caninos porque son de perro.
Hay un niño de esta clase que dice que el ano es el culo.

Cuando la tarea era escribir acerca de “El perro”, estas –entre otras- fueron las respuestas obtenidas
-Invento un cuento: Había una vez un perro. Era muy malo y vivía en campaña. Un día de calor llegó un gato cansado y el perro lo fue a morder, cuando llegó el amo y le gritó: -"¡No muerdas a ese gato! ¿Te gustaría que vos llegaras a una chacra, cansado, y que otro perro te mordiera?" El perro comprendió y entonces lo lambió, se hicieron amigos y salieron a pasear juntos.
-El perro se diferencia de la gallina, así: el perro tiene boca, la gallina, pico; el perro tiene cuatro patas, la gallina, dos; la gallina pone huevos, el perro, no; la gallina cría pollitos; la perra cría perritos; la gallina no orina y el perro tiene esa fea costumbre de orinar en los árboles y en las paredes; pero ellos no son culpables; el que tiene la culpa es el dueño que no le enseña a ir al campito a orinar. Todos los perros hacen pichi en el mismo lado y después hay un olor que no se puede estar.
-El perro tiene lo siguiente: 
cola                 
patas              
orejas              
ojos                
hocico            
dientes           32 
___ 
Total               42 
-Mi perro tiene un fisiquito bastante regular.
-Mi perro me acompañaba hasta la escuela y luego se iba a jugar con otros perros. ¡Era el mejor perro del mundo! Una vez me dió un mordiscón, pero tenía rabia. A mi me vacunaron. Pero él se murió; yo lo quería mucho. Lloré mucho cuando se murió. Pero yo sé que él está bien en el cielo de los perros. Yo nunca me olvido de él, porque yo se que no lo hizo con mala intención.

Asimismo el maestro Firpo da a conocer algunos recados que le hicieron llegar los padres
-Señor maestro: el motivo de que yo no pueda contribuir para el fomento es que mi situación es más jodida que la de la escuela, tanto que yo pensaba pedirle unos pesos a la Directora. Así que me disculpa.
-Señor maestro: comprendo muy bien que ud. tiene razón y que se preocupa por Lilián para que estudie. Ud. tendría que ser el padre y no el que tiene que ni se ocupa de ella.
-Maestro: desearía que si mañana hay canto no lo deje cantar porque le duele la garganta, y que no baje a la gimnasia porque anda mal de un pie, y que no lo mande sentar muy atrás porque no ve nada, y que no se siente con el Nelson porque le roba los lápices ni con Ana porque es muy boca sucia.

Como vemos, en ciertos casos los textos invitan a reír, en otros lo jocoso se encuentra indisolublemente ligado al drama.

Así en la escuela, como en la vida.