lunes, 31 de agosto de 2020

Última voluntad


Diferentes artículos publicados en este espacio han puesto de manifiesto que Oliver Sacks fue un médico poco común. Por si queda alguna duda al respecto, aquí va una muestra más de sus tantos actos de arrojo, orientados por su tan peculiar forma de practicar la medicina.

(…) Otra paciente del pabellón, ciega y paralizada, se estaba muriendo de una rara enfermedad llamada neuromielitis óptica o enfermedad de Devic. Cuando se enteró de que yo tenía una moto y vivía en Topanga Canyon, expresó un último deseo especial: quería que la llevara a dar una vuelta en la moto, a subir y bajar por las curvas de Topanga Canyon Road.

Cualquier galeno ortodoxo hubiese denegado con vehemencia ese absurdo deseo, pero Oliver Sacks no era cualquiera.

Llegué al hospital un domingo con tres colegas culturistas, y conseguimos secuestrar a la paciente y amarrarla de manera segura en el asiento de atrás de la moto. Me puse en marcha despacio y la llevé por la carretera de Topanga, tal como ella deseaba.

Obviamente que a la hora de volver debió enfrentar las consecuencias de su acción tan ajena al protocolo médico. “Cuando regresamos se armó un escándalo, y creí que me despedirían en el acto. Pero mis colegas y la paciente hablaron en mi favor, y aunque me amonestaron severamente, no me despidieron.” De alguna manera -afirma Sacks- lo uno se compensaba con lo otro. “Por lo general, yo era más o menos una vergüenza para el departamento de neurología, pero también alguien de quien podían presumir -era el único residente que había publicado artículos científicos-, y creo que eso me salvó el cuello en varias ocasiones.”                                                  

viernes, 28 de agosto de 2020

Enigma


Hace unos días mencionamos la forma en que el tabaco llegó a Europa. Hoy toca el turno al tomate y es Homero Alsina Thevenet quien lo trae a colación. “El tomate fue uno de los viajeros americanos más ilustres entre los llegados a Europa durante el siglo XVI, tras las expediciones de Colón y otros.”

Según Alsina Thevenet “algunos documentos llevan a creer que el tomate desembarcó en Italia hacia 1544” y a continuación deja sembrado el enigma “con lo que cabe imaginar la medieval desesperación de los italianos en los siglos previos, debiendo comer su pizza y sus spaghetti sin el tomate debido.”

Concluye en que felizmente: “Esa tragedia nacional no impidió sin embargo el florecimiento artístico. De hecho, el tomate llegó a Italia con el Renacimiento ya empezado.”

No deja de ser una tranquilidad tomar conciencia de ello.

jueves, 27 de agosto de 2020

Al maestro con cariño


Es de toda justicia agradecer la influencia de aquellos que han mejorado nuestra vida, nuestro trabajo, precisamente es lo que hace Federico Fellini al reconocer el papel que tuvo Toulouse Lautrec en su trayectoria.

Siempre he considerado a Toulouse Lautrec como a un amigo y hermano porque previó las actitudes e imágenes del cine antes de que los hermanos Lumière inventaran el cinematógrafo; quizá también porque continuamente se sentía atraído por los desheredados y despreciados, aquellos a los que la gente respetable considera depravados. Es bastante difícil estar seguro de quién te influye a lo largo de tu carrera. Pero sé con certeza que toda mi vida me han emocionado los cuadros, carteles, y litografías de Toulouse Lautrec.

¿Por qué lo tenía en tan alta consideración? Entre otras razones por la dirección hacia donde orientaba su mirada.

Este aristócrata detestaba El Mundo de la belleza; estaba convencido de que las flores más puras y hermosas crecen en tierras baldías y en montones de escombros. Amaba a los hombres y a las mujeres, a la gente endurecida, golpeada, sin afectar por la represión social. (…) Era sencillo y abierto, un hombre magnífico a pesar de su fealdad.

Fellini agrega otra observación: “despreciaba a las damas pintadas porque aborrecía el artificio y la hipocresía más que cualquier otro vicio.” Quizás ello fue lo que se puso de manifiesto en una conocida anécdota que se le atribuye.

Se cuenta que en una ocasión una señora le reprochó a Toulouse-Lautrec una de sus obras en que aparecía una mujer en ropas íntimas. “¿Cómo puede pintar usted a una mujer desvistiéndose?”
La respuesta del pintor no se hizo esperar: “No se está desvistiendo, madame -señaló-. Se está vistiendo.”

Al concluir su emocionada evocación Fellini afirma en forma categórica: “Por eso no ha muerto, continúa viviendo en el corazón de todos nosotros a través de sus cuadros.”

miércoles, 26 de agosto de 2020

Titanic: una extraña conmemoración


En otra ocasión hicimos algunas observaciones acerca de los músicos del Titanic (http://habladuriacronicasdelocotidiano.blogspot.com/search/label/m%C3%BAsicos%20del%20Titanic) Ahora volvemos al tema trayendo a cuenta lo que estimamos una extraña conmemoración de tan triste suceso; una nota de prensa permite conocer el hecho

El domingo [8/4/2012] a la hora 14.45, 1.309 personas partieron en un periplo que desafía el destino. Con motivo de los 100 años del inicio del viaje inaugural del Titanic, estos aventureros abordaron el Balmoral, un crucero conmemorativo que hará el mismo recorrido que el transatlántico dejó trunco cuando chocó contra un iceberg y se hundió en la madrugada del 15 de abril de 1912.
El Balmoral partió del puerto meridional inglés de Southampton y, tras 12 noches de viaje, llegará a Nueva York, tal como tenía planificado el buque estrella de la naviera White Star.
En esta segunda vida del Titanic viajan turistas de 28 países, entre ellos los familiares de algunas de las más de 1.500 personas que fallecieron en el hundimiento del buque en aguas internacionales en el Atlántico Norte. Pero también se encuentran a bordo parientes de los cerca de 700 sobrevivientes, junto con escritores e historiadores. Muchos de ellos partieron el domingo vestidos de época.

El artículo citado añade otros detalles

Pero estas no son las únicas coincidencias con aquella fatídica travesía, considerada una de las mayores tragedias marítimas de la historia.
Para recrear la experiencia, los pasajeros del Balmoral comerán platos preparados al estilo de los servidos en abril de 1912 y asistirán a una cena de gala el 13 de abril elaborada en su totalidad acorde con el menú de ese día del Titanic.
Por si esto fuera poco, un grupo belga de música tocará los mismos temas que amenizaron las veladas.
Para vivir todo ello, los viajeros han pagado un pasaje de entre US$ 4.445 y US$ 9.520 por persona.

Es todo por hoy.

martes, 25 de agosto de 2020

Los tatuajes tienen su historia


De unos años a la fecha los tatuajes se han popularizado entre nosotros. Bengdt Oldenburg da algunas cifras que permiten apreciar la magnitud del fenómeno. “En 2006, el 36 por ciento de los norteamericanos de entre 18 y 29 años exhibían tatuajes, comparado con un 15 por ciento tres años antes. Y Europa no le va a la zaga.” Aunque me da la impresión que pasó el furor de hace algunos años, el asunto mantiene vigencia.

Omar López Mato relaciona el origen de esta costumbre con los circos.

A pesar de la popularidad actual del tatuaje, hasta comienzos del siglo XX esta técnica era casi desconocida en Occidente. Su difusión estuvo directamente relacionada con el circo, que propagó esta costumbre (…) prohibida por la Biblia.
(...) En 1843 aparece el primer caballero completamente tatuado en los Estados Unidos y, como no podía ser de otra forma, se exhibió en el Museo Americano de Phineas T. Barnum en Nueva York. (...)
En 1871, cuando Barnum se convirtió en el dueño del circo más grande del mundo, exhibiendo cientos de animales y por lo menos treinta curiosidades humanas, se incorporó a la trouppe un nuevo tatuado de cuerpo completo, llamado Constantino.

Y es así como surge la idea -continúa López Mato- para quienes se habrían de dedicar en forma más profesional a este arte.

El trabajo realizado sobre el cuerpo de Constantino fue estudiado con atención por Charles Wagner, que, impresionado por esta obra de arte caminante, decidió adentrarse en los ancestrales secretos del arte del tatuaje. Fue entonces cuando conoció a James O'Reilly, de Nueva York, que estaba desarrollando una máquina eléctrica para tatuar. Ambos dejaron su impronta en miles de personas, que comenzaban a tatuarse atraídas por lo que veían en los circos. Muchas de ellas querían perpetuar en su piel algunas consignas caras a sus sentimientos, mientras que otras sólo deseaban agregar un toque exótico a su anatomía, muchas veces con connotaciones carcelarias.
Por lo menos cincuenta artistas de circo pasaron por sus manos, incluida “la Belle Irene”, la primera mujer en tatuarse completamente el cuerpo. Cuando expuso en Londres su poca habitual mezcla de flores, pájaros, corazones, cupidos y hasta avisos comerciales, proclamó ante la audiencia que en una tierra salvaje y lejana, de donde era oriunda (y se refería a Texas, Estados Unidos), había logrado evitar el hostigamiento de los nativos exhibiendo su cuerpo tatuado.

En la crónica de Omar López Mato no falta el toque de sarcasmo.

La Belle Irene pronto tuvo una feroz competencia en Emma de Burgh, también decorada por O’Reilly, que mostraba en sus espaldas una versión completa de “La última cena”. El artista inglés Sir Edward Burne-Jones, que la conoció en sus épocas de esplendor, la volvió a encontrar años más tarde cuando había perdido sus ahorros, sus encantos y sus dientes, además de haber ganado unos cuantos kilos. Según el artista, gracias al agrandamiento de la anatomía de Emma, los apóstoles tatuados lucían entonces una ancha sonrisa.

Sabido es que la gente de mar, piratas y marineros, desde siempre han sido aficionados a tatuarse. Ello lo confirma nada menos que José Clemente Orozco cuando viaja a San Francisco en 1917.                                               

Admiraba los “talleres” de tatuaje donde los marineros son tatuados en rojo, azul y verde, de los pies al cuello, siendo las figuras preferidas una gran bandera americana con el águila, sobre la espalda, y el retrato con el águila, sobre la espalda, y el retrato figuras decorativas para la barriga, las piernas y los brazos. El marinero puede escoger entre gran número de modelos diferentes.

Desde siempre los tatuajes están asociados al amor y en un momento de éxtasis amoroso hay quienes deciden inmortalizar sus sentimientos, hacer público su compromiso. Pero sucede que a veces las cosas cambian y Fabrizio Mejía Madrid da noticia de ello.

Chica en la televisión: “Mire este tatuaje. Es el nombre de mi esposo. Me lo hice cuando apenas éramos novios. Pero nos hemos divorciado y no sé qué hacer con él. No hay manera de que se borre. He pensado en cortarme el brazo, pero no sé si prefiero arrastrar una prótesis a tener escrito su estúpido nombre en la piel”.
El entrevistador: “¿Dirías que el amor es todo lo que sucede entre tatuarse el brazo y querer cortárselo?”.

Hubo tiempos en que este arte decorativo, como lo corrobora Bengt Oldenburg, estuvo asociado a personas de no siempre buenas costumbres.

Aparte del uso ritual del tatuaje en las sociedades llamadas “primitivas”, esta moda tiene antecedentes anteriores y más directos en marineros, convictos y los temibles yakuza; es lícito pensar que su uso hace sentir al portador fuerte, libre y salvaje.

Concluye Oldenburg que actualmente “se adopta una transgresión socialmente aceptable sin saber que, en nuestra era, no hay nada más conformista que este tipo de exhibición de individualidad”. Aunque, claro está, que el tatuaje también se acostumbra entre las maras. En fin, un tema con muchas aristas.

lunes, 24 de agosto de 2020

En las cercanías del terror


En ocasión de una guerra o de un acto terrorista de grandes dimensiones se escuchan voces que preguntan sobre los vínculos entre el ser humano y el terror. Los atentados de Nueva York no fueron la excepción, por lo que J. E. Ruiz-Doménec encara el tema.

El ser humano vive en la cercanía del terror: es su víctima y su ejecutor. Un rápido repaso a la historia nos enseña que todas las civilizaciones lo han utilizado para dominar al adversario: desde los sacrificios de los pueblos primitivos hasta las imágenes de violencia destructora de las actuales películas. En todas las épocas han sido atroces las noticias de guerras, desastres y delitos. Siempre se ha buscado la manera de justificarlo creando un territorio de la ambigüedad moral, donde está bien una cosa y su contraria. A una absurda agresión se responde con un demoledor ataque al agresor, y vuelta a comenzar.

Y tal como lo había adelantado, propone un breve resumen de algunas atrocidades a lo largo de la historia.

El historiador griego Polibio fue el primero en describir escenas de terror, cuando las legiones de Escipión destruyeron Cartago sin piedad hacia sus habitantes, masacrados en una orgía de sangre y fuego. Eso mismo hicieron Tito y Vespasiano cuando arrasaron Jerusalén para acabar con la efervescencia religiosa de Palestina. En otras ocasiones el terror sirve para intimidar a un pueblo indómito. Fue el caso del emperador bizantino Basilio I: ordenó que los búlgaros, a los que acababa de derrotar, fueran conducidos a su tierra tras la amputación de un ojo, un brazo y un pie; o el de los normandos, que utilizaban el “águila de sangre” (sacar los pulmones sin que la víctima muriera) para doblegar resistencias.

Ante eso Ruiz-Doménec plante su pregunta al tiempo que advierte contrastes en la conducta humana.

¿Qué ocurre para que el terror haya sido (y sea…) una parte inevitable del proceso histórico? En los quehaceres cotidianos aceptamos que la vida tiene unos límites y luchamos con denuedo por las personas que amamos; pero en el etéreo mundo de las fantasías religiosas, místicas, ideológicas, el único objetivo verdadero es imponer la voluntad sobre los demás, y para hacerlo, el género humano no ha encontrado una manera mejor que el uso del terror.

Llega el momento de su conclusión a modo de anhelo: “Es momento de cambiar esa vieja costumbre; va siendo hora de poner fin al corazón de las tinieblas.”

Solo queda sumarse a su deseo: ojalá sea la “hora de poner fin al corazón de las tinieblas”.                                                 

viernes, 21 de agosto de 2020

Agustín González o la magia del actor


Cuando en este espacio entramos en temas que tienen que ver con la actuación con frecuencia recurrimos a Fernando Fernán Gómez quien ofrece varias pistas para aproximarse al oficio. En esta ocasión propone una distinción entre diferentes perfiles actorales

Hay grandes actores que a lo largo de su carrera, con el procedimiento de utilizar siempre los mismos limitados recursos, las mismas expresiones faciales, ademanes, posturas, tonos e inflexiones de voz, han conseguido componer un solo personaje, atrayente para el público, “su público”, que así le espera siempre, y acomodar a él caracteres muy diversos, en algunas ocasiones con una leve o grave traición al autor. Tienen estos actores, y sus directores y empresarios, el temor de que el público, a pesar de su indiscutible calidad, los rechace si en una obra teatral o una película se arriesgan a actuar de manera diferente.

Una vez dejado en claro lo anterior presenta a un colega que pertenece a otra estirpe en el mundo de la actuación.

El actor Agustín González no está entre ellos, sino entre los también grandes actores que parecen desprenderse en cada obra, en cada película, de su personalidad auténtica, para asumir la del personaje imaginado por el escritor. Esta atracción, está curiosidad por la variedad interior y exterior de la persona, y este deseo de ser otro, otros, es la raíz de la vocación de comediante.

Ahora bien para ser capaz ya no solo de actuar a otros sino de ser otros, se requiere -continúa Fernán Gómez- una buena dosis de magia.

Mas, para conseguir ser otro, para hacerlo evidente ante los demás, es necesario un toque de magia.
Es magia que una persona, en este caso un actor, que no es así, pueda en el escenario o en el plató ser así. No representar, no fingir: “ser” así. Esa magia existe habitualmente en el trabajo de Agustín González y era fácilmente perceptible en la incorporación que del personaje de don Luis, de la comedia compuesta por mí Las bicicletas son para el verano, hizo en el teatro y en el cine. (...)
Tanto en los personajes protagonistas como en los más breves, y no por ello más fáciles, el trabajo de Agustín González es siempre un alarde de expresividad, de sinceridad, de estudio previo, de comunicación directa con el espectador. Y, de manera muy destacada, de sustitución de la propia personalidad por la del personaje imaginado por el autor. Esto es lo más difícil, y llegado a ese punto es cuando Agustín González echa mano de ese toque de magia que afortunadamente tiene siempre a su disposición.

En opinión de Max Aub esa magia tiene mucho que ver con el trabajo, con la disciplina actoral.

El actor debe adentrarse en el personaje, cazarlo, formarse, conformarse, a la piel del ser inventado por el autor; llegar a sentirse cómodo en el hombre extraño, moverse como si la sangre imaginaria corriese de veras por sus venas; desaparecer para parecer otro, sin dejar sueltas las riendas de la propia voluntad. Manejarse en cuerpo distinto como si fuese en el propio. Esto no se consigue sino a fuerza de continuado estudio, de entusiasmo repetido cada mañana.
Lo anterior le permite concluir a Max Aub que “es lo que todos los actores, que merecen el nombre de tales, hicieron desde siempre. Y el resultado, que sus interpretaciones quedan en la memoria de todos. Es lo que diferencia los buenos actores de los malos.”

jueves, 20 de agosto de 2020

Tengo una vaca lechera


¡De lo que uno se entera leyendo a José Luis Melero! La antigua canción permanece fresca en mi memoria, pero no tenía la menor idea sobre el autor de aquella tonada.

El día del Pilar de 2004 moría en Madrid Jacobo Morcillo, el autor de la letra de Mi vaca lechera (el más famoso foxtrot de la música española), de María Dolores, que llegó a cantar Joan Báez, de otro gran número de canciones y de cientos de anuncios publicitarios (escribió las letras de muchos anuncios de La Casera, Duralex, Fagor, Flan Royal o Kelvinator, y entre ellas la del famosísimo “Hoy me siento Flex”).

Son muchos los aspectos de su vida, según la crónica de Melero, que llaman la atención.

Trabajó con Augusto Algueró y fue el primer representante que tuvo Julio Iglesias. Y todo ello sin dejar de ser nunca comisario de policía. Lo fue hasta su jubilación, época en la que estaba investigando y persiguiendo la piratería musical. (…) En la Guerra Civil, su padre prefirió quitarse la vida antes de ser apresado por los republicanos. Eso radicalizó a Jacobo y lo convirtió en un activo miembro de la quinta columna.

Allí inicia su trayectoria como espía para luego integrarse a las filas de quienes lucharon contra el comunismo.

Tanto, que tomó la decisión de infiltrarse en las milicias de Buenaventura Durruti. Allí llegó a ganarse la confianza del líder anarquista y, según nos contó Juan A. Ríos Carratalá, es muy probable que le hiciera de negro en más de una ocasión y que escribiera “uno de sus últimos mensajes a las masas revolucionarias”. Continuó Morcillo haciendo de espía contrarrevolucionario tras la muerte del leonés, pero fue descubierto y encarcelado en Alcalá de Henares. Salió milagrosamente vivo de la cárcel y después de la guerra siguió las consignas de Serrano Súñer y decidió irse a Rusia a luchar contra el comunismo. Al fin y al cabo, para alguien que había sido capaz de infiltrarse en el mundo libertario más aguerrido, la opción de irse voluntario a la División Azul le debió de parecer cosa de niños. A su regreso, después de tantos años de servicios a la causa, fue premiado con una plaza de policía en Madrid.

La inspiración para componer tan conocida melodía -afirma José Luis Melero- fue poco sofisticada.

En 1946, aquel hombre tan temerario vio una vaca a través de la ventanilla del tren en que viajaba a Galicia. Sacó su libreta y escribió: “Tengo una vaca lechera, / no es una vaca cualquiera, / me da leche merengada. / Ay, qué vaca tan salada, / tolón, tolón; tolón, tolón”.

Concluye Melero: “De escribir los discursos a Durruti, a escribir Mi vaca lechera. Y es que los caminos del Señor son inescrutables.”

miércoles, 19 de agosto de 2020

Tommaso Campanella y el dentista


Al conocer las tribulaciones que muchas personas sufrieron a lo largo de la historia (remota y reciente) así como la dignidad con que resistieron, invariablemente me pregunto: ¿cómo hicieron?, ¿cómo aguantaron?, ¿cómo no acabar dando la declaración que los verdugos esperaban?

Fernando Escalante Gonzalbo presenta el perfil de uno de ellos.

Es casi inevitable simpatizar con Tommaso Campanella (1568-1639): fraile dominico, agitador, acusado varias veces de herejía, conspirador, torturado por la Inquisición, preso en las cárceles del Santo Oficio por más de treinta años, que vivió a la espera del fin del mundo, acosado por terribles figuraciones astrológicas (…)

Conocer los detalles de su proceso con las torturas a que fue sometido, impresionó a José Jiménez Lozano.

Touché por este terrible pasaje del proceso inquisitorial de Campanella: el de la puesta a cuestión de tormento en el caballete. (…) Y así estuvo durante treinta y seis horas ante sus jueces y sus verdugos.
Cuando atravesaba la sala real iba rezongando, y un alguacil le oyó que decía: “Ils pensaient que je serais assez couillon pour parler” [pensaron que sería tan idiota como para hablar].

Jiménez Lozano también se hace las preguntas que formuláramos al inicio.

Se sienten escalofríos al sólo pensar que a uno podría pasarle lo que a Campanella. ¿Cómo resistir la tortura? ¿De dónde sacar las fuerzas? ¿De qué madera estaban hechos estos hombres? Uno se siente ante ellos, como un niño ante un Tarzán: por dentro y por fuera.
Tomo con fuerza mi volumen de La ciudad del Sol, a ver si se me contagia algo esa fuerza de su autor. Tenía poder para soñar, porque tenía poder para resistir y para reírse de sus verdugos.

Es así que llega la comparación que tan mal parados nos deja; prosigue José Jiménez Lozano: “¡Qué vamos a escribir nosotros que no pasamos calor en verano, ni frío en invierno, y que no soportamos a palo seco un dolor de muelas!” Y termina con una confesión al respecto

El amigo E. sabe muy bien que en “el sillón de tortura” de su clínica no soy Campanella precisamente. Y no duele nada, sólo se trata de la territio: las tenazas, las agujas, las palas de hurgar, que tienen nombres técnicos pero son para mí como instrumentos de “la puesta a cuestión” o tortura.

Hay veces en que es necesario leer a otros para comprender mejor lo mismo que en tantas ocasiones uno piensa y siente.

martes, 18 de agosto de 2020

Anécdotas de gente de cine y teatro


En otra oportunidad hemos presentado anécdotas del teatro. Ahora traemos algunas que provienen tanto del teatro como del cine.

Es sabido que para que haya espectáculo tiene que haber obra, director, actores, espacio y público. Si el último falta a la cita pues entonces ya no hay función. Y no vaya a creerse que la relación entre autores y público siempre es armoniosa; lo cuenta Rafael Escandón

Después de representarse la primera comedia de Oscar Wilde, la cual fue un rotundo fracaso, se presentó el autor al club disimulando lo acontecido en la noche anterior.
-¿Cómo resultó la función? -le preguntó un amigo.
-He de comunicarle -confesó Wilde con cierta tranquilidad- que la comedia fue un éxito, pero el público fue un fracaso.

En relación también al público pero en otro tenor, Eugenio Barba -citado por Jorge Dubati- da a conocer sus secretos a la hora de presentar una obra.

Cuando hago un espectáculo tengo en cuenta a cuatro espectadores imaginarios pero muy concretos. Uno es un niño que entiende literalmente todo lo que ve y que tendría que mirar sin aburrirse. Otro es un ciego que no puede seguir las acciones pero sí una lógica sonora que lo fascine. El tercero es un sordo, que sólo puede ver. El cuarto espectador es aquel a quien llamo Borges: es alguien que ha leído todas las bibliotecas del mundo y que puede reconocer en pequeños detalles todas las referencias que contiene el espectáculo.
En otro orden de cosas llama la atención la puntería que tuvo la madre de Gary Cooper a la hora de descubrir la vocación de su hijo. Lo cuenta Vittorio Gassman (quien es citado por Luis Ventoso)

Gary Cooper, de jovencito, miraba fijamente al vacío, en silencio. Su madre le preguntó: “¿En qué piensas?”. Contestó: “Absolutamente en nada”. Y la madre: “Entonces serás un buen actor”.
¿Y qué pasa con un actor ya mayor? Con su habitual humor José Sacristán (próximo a cumplir 80 años y citado por Alberto Ojeda) da cuenta de su experiencia

(…) ahora en lugar de pedirme el currículum de mis actuaciones, lo que me piden son análisis clínicos y radiografías para ver cómo tengo los triglicéridos, los leucocitos, los leucocenimos... Saben que me quedan cuatro días. Yo aprendí de mi maestro y amigo Fernán Gómez que la mayor demostración del éxito en este oficio es la continuidad.
Ahora bien, para los actores no es tarea sencilla decidir si un papel es para ellos o no: en ocasiones aceptan lo que debieron rechazar y en otros casos rechazan lo que debieron aceptar. Un ejemplo de esto último es el que narra Michel Tournier
Simone Signoret cuenta que Henri Georges Clouzot, cuando estaba a punto de rodar El salario del miedo, ofreció a Jean Gabin el papel que finalmente interpretó Charles Vanel. Gabin se creyó obligado a declinar el ofrecimiento, porque se trataba de un personaje cobarde, totalmente incompatible con su “look”. Así dejó pasar de largo una de las obras maestras del cine para dedicarse a interpretar, como es bien sabido, una serie de bodrios lamentables, que por lo menos respetaban su famosa “imagen”.
Una muestra de que las actrices pueden llegar a ser muy convincentes y son capaces de convencer a alguien de cualquier cosa es la que propone Wislawa Szymborska

Gracias a ella [Maria Kalergis, 1822-1874] (…) se pudo interpretar a Ofelia en Varsovia. Hasta su aparición, estaba prohibido representar a Hamlet debido a la escena del regicidio. La señora Kalergis ya se encargó de explicar a quien hizo falta que el motivo del asesinato era puramente familiar.

Y para el final dejamos una reflexión de Luis Buñuel acerca de un sueño recurrente (en realidad una pesadilla) que es común a la gente del oficio.

(...) sueño (…) frecuente entre la gente de teatro y de cine: tengo que salir a escena dentro de pocos minutos a representar un papel del que no sé ni una palabra. Este sueño puede alargarse y complicarse mucho. Yo estoy alarmado, incluso horrorizado, el público se impacienta y silba, busco a alguien, al regidor, al director y le digo: Esto es espantoso, ¿qué hago? Él me responde fríamente que me apañe, que el telón va a levantarse, que ya no se puede esperar más. Me ahoga la angustia. Traté de reconstruir algunas imágenes de este sueño en El discreto encanto de la burguesía.
Es así como los pequeños acontecimientos, una vez más, permiten acercarnos a la vida de directores y actores.

lunes, 17 de agosto de 2020

La sensibilidad del ejército de ocupación


Las obras clásicas vencen al tiempo y la distancia tal como comenta Jerome Bruner sucede en el caso concreto de Antígona. “A dos milenios de distancia todavía estamos fascinados por Antígona y la actualizamos continuamente.” Si no fuera Bruner quien cuenta la historia, dudaríamos de su veracidad.

Jean Anouilh dio una versión de ella que subió a escena en París durante el último año de la ocupación alemana, con un Creón que era la caricatura de un dictador moderno y una Antígona que era un transparente disfraz de Mariana/Juana de Arco. Tan irresistible, tan antiguo es el dilema de Antígona que los ocupantes nazis no osaron prohibirla por temor al ridículo. Toda París rebasó el teatro; no se encontraban ni siquiera entradas de pie. Una nota personal: los maquis con los que estábamos en contacto en París nos enviaron irónicos mensajes clandestinos a Londres respecto de los oficiales alemanes que lloraban en la sala.

¡Vaya sensibilidad!

viernes, 14 de agosto de 2020

Cuando los algoritmos no se equivocan


Es impresionante el conocimiento que otros tienen de nosotros. Pero las cosas en este rubro también han cambiado porque antes se trataba de vecinos que se inmiscuían en vidas ajenas mientras que ahora son otros quienes disponen de santo y seña de nosotros. Adrián Paenza nos permite conocer un caso impactante.

Target, es el nombre de una de las cadenas de supermercados más grandes de Estados Unidos… y del mundo. Al día de hoy, tiene 1803 (mil ochocientos tres) sucursales. Su base está en Minneapolis pero también opera en la India. En algún sentido, es la gran competidora de Wal-Mart.
Una tarde cualquiera, un hombre que vivía en las afueras de Minneapolis entró a la sucursal de Target que tenía más cerca visiblemente enfurecido. En la mano derecha, sostenía varios papeles que parecían recién impresos y pidió… o mejor dicho... demandó hablar con el gerente del local.
Pocos minutos después, ya en una oficina, desparramó los papeles que había traído: eran cupones con descuentos que Target le había enviado a la cuenta de correo electrónico de la hija: “¿Están locos ustedes? ¡Mi hija tiene 14 años! ¡Recién empezó el colegio secundario y ustedes le envían cupones con descuentos para ropa de bebé, pañales y cunitas! ¿Qué es lo que quieren: estimularla para que quede embarazada?”

Los representantes de la empresa, por aquello de la buena atención al cliente, hicieron lo posible para escuchar y dar respuesta a la justa demanda del padre enojado.

El gerente le pidió los cupones, los revisó y consultó con el departamento que Target tiene destinado a promociones. Quería asegurarse que ese correo hubiera sido enviado por la empresa. Y sí. Después de esperar unos minutos, la voz del otro lado del teléfono le confirmó lo que le había dicho el señor que tenía adelante.
El gerente pidió disculpas de todas las formas imaginables (…)

Cuando todo parecía indicar -continúa Paenza- que aquello terminaba ahí, ocurrió que no: la empresa decidió ampliar su disculpa con el cliente.

Estimulado por un superior, quien entendía la promoción negativa que podía tener Target si el episodio tomaba estado público, llamaron a la casa del padre de la joven con la idea de reiterar y enfatizar las disculpas. De paso, el llamado serviría también para garantizar que la empresa tomaría el ejemplo para no incurrir en futuros errores.

Pero aquí viene lo sorprendente del caso que va a tomar un giro inesperado.

El padre escuchó unos instantes y con un tono de voz sombrío dijo: “Vea. Tuve una conversación con mi hija y después de una larga charla es evidente que en mi casa se produjeron algunas actividades de las que yo no tenía idea. El bebé debería nacer en agosto. El que tiene que pedirles disculpas soy yo”.

¿Cómo fue que Analytics, sector encargado de conocer el perfil de los clientes, pudo saber lo que acontecía con la adolescente antes que su padre? Adrián Paenza lo explica al tiempo que aclara que Analytics es el área que “(…) se dedica a analizar estadísticas y patrones de compra. O descubrirlos. Pero también se trata de predecir y de allí el valor del análisis”.

(…) En todo caso, lo que sí importa es que Target –que es solamente un ejemplo– supo antes que los padres que la niña estaba embarazada. La compañía, a través de su sector de “Analytics”, le asigna a cada mujer un “índice de potencial embarazo o de preñez”, y lo hace recopilando la información sobre cuáles son sus patrones de compra.
De acuerdo con lo que se hizo público, la empresa pudo detectar que una gran mayoría de las mujeres que incrementan fuertemente la cantidad de loción sin perfume que compran, terminaba teniendo un bebé seis meses después.
Más aún. Esas mismas mujeres aumentan -habitualmente– la ingesta de suplementos medicinales que contuvieran magnesio, zinc y calcio, y esos son datos que a Target le sirven para aumentar fuertemente la probabilidad de embarazo. A partir de ese momento, como las consideran muy buenas candidatas a tener un bebé en un futuro cercano y con la idea de capturarlas como clientes, comienzan a enviarles cupones con descuentos sobre determinados productos relacionados con una futura mamá.

Al concluir sostiene Paenza: “Creo que no hace falta que siga con el ejemplo. Lo extraordinario (o increíble) es que el algoritmo ¡no había fallado! Target supo antes que los padres de la niña lo que estaba sucediendo con ella.”

Ante este estado de cosas Marta Peirano, citada por Xavi Ayén, afirma que “los algoritmos reconocen patrones en tu propia vida que ni tú mismo sabías”.

De tal modo que para cumplir con el clásico “conócete a ti mismo” tal vez en breve tengamos que recurrir a algún buen departamento de estudios de mercado para que nos aclare el punto.                                        

jueves, 13 de agosto de 2020

Teatro de lo cotidiano

Hay historias que parecen tomadas del teatro. El hecho lo cuenta Ernst Jünger y es retomado por José Jiménez Lozano. Aquí solamente proponemos dividirlo en actos.

Primer acto

(…) una mujer (…) se entera de que su marido va a ser liberado del campo de concentración después de la guerra, y le envía, de todos modos, un paquete con viandas.

Segundo acto

Pero el marido sale del campo antes de lo previsto y se encuentra a su mujer con su amante y dos niños.

Tercer acto

En el campo de prisioneros, los compañeros del liberado se reparten su paquete, naturalmente. Pero, tras consumir la mantequilla, mueren. Estaba envenenada con arsénico.

El epílogo Jiménez Lozano lo presenta en dos momentos. “Sófocles, Eurípides y Shakespeare siguen estando ahí: estos son sus temas.” Por lo tanto: “Es una insolencia que los psicólogos, los criminalistas y los periódicos hablen de estas cosas para darnos sus versiones tranquilizadoras.”                                  

miércoles, 12 de agosto de 2020

Tartamudez


Si bien la tartamudez ha sido estudiada por muchos especialistas aún se mantienen varios interrogantes. La revista de divulgación Muy Interesante se ocupó del tema.

No es ninguna enfermedad ni va asociada a ninguna deficiencia, simplemente, quienes sufren este problema, necesitan más tiempo para expresar sus ideas. (…)  La tartamudez no va ligada a ninguna anormalidad, deficiencia, ni disminución de la inteligencia. Además existen diferentes formas de tartamudeo: repetición de palabras, bloqueos al hablar, alargamiento de sonidos…
A pesar de todas las investigaciones científicas que se han llevado a cabo sobre la tartamudez todavía no existe ningún tratamiento definitivo ni se ha conseguido explicar este problema. Ni siquiera la genética o la neurociencia han logrado revelar las claves del tartamudeo.

Muchas han sido las conjeturas -continúa la revista- en cuanto a los orígenes de la tartamudez.

El mismísimo Aristóteles pensaba que las personas tartamudeaban porque pensaban más rápido de lo que podían hablar, de modo que la responsable última de la tartamudez era la lengua, al ser incapaz de seguir la velocidad con la que fluían las ideas. (…)
El doctor Febricus Hildanus, allá por el año 1608, mantenía que los tartamudos tenían un frenillo en la lengua mucho más gordo de lo normal de modo que su radical solución era, precisamente, cortar ese apéndice. Evidentemente el sistema no mejoraba la tartamudez. (…)
Sigmund Freud pensaba que la tartamudez tenía algo que ver con las funciones de excreción, pues hablar se veía como un acto de expulsar algo al mundo externo. De este modo opinaba que los bloqueos típicos de este problema eran una especie de estreñimiento del lenguaje.

La nota alude a algunos de los muchos personajes históricos que fueron tartamudos.

Demóstenes fue un famoso orador ateniense que vivió entre el 384 y el 322 antes de Cristo. Para reforzar su voz y mejorar su tartamudez practicaba en la playa hablando con piedrecitas en la boca hasta que se le podía oír entre el ruido de las olas. También subía por colinas cargando peso en el pecho para aumentar su capacidad pulmonar. (…)
Muchos famosos de distintos campos nutren la larga lista de tartamudos eméritos. Entre ellos están Marilyn Monroe, Miguel de Cervantes, Aristóteles, Isaac Newton, Jorge VI, James Stewart Charles Darwin, Clara Barton, Winston Churchill…

Y hace una referencia especial al caso del rey Jorge VI.

Una de las mejores películas de los últimos tiempos, “El discurso del Rey”, precisamente aborda el problema de la tartamudez en la historia. Exactamente, el film que logró el Oscar a la mejor película en 2010, trata del discurso que debía formular el rey Jorge VI en el inicio de la II Guerra Mundial. Para vencer la tartamudez y dar una impresión de fortaleza frente al pueblo acude a un fonoaudiólogo, Lionel Lodge.  

La citada revista presenta también algunas cifras al respecto.

La tartamudez, que algunos expertos vinculan a un exceso de dopamina en el cerebro, afecta cuatro veces más a los hombres que a las mujeres. (…)
Según los estudios realizados hasta el momento, el 5% de los niños empiezan con esta disfunción entre los 2 y los 6 años, justo en la etapa en la que se desarrolla el aprendizaje del lenguaje. De prevenirse a tiempo puede llegar a corregirse totalmente en el 80% de los casos.

El humor no ha sido ajeno al tema por lo que Woody Allen comenta que “(…) Joachim B. tartamudeaba. Pero no cuando hablaba. Sólo cuando escribía. Si por ejemplo escribía la palabra ‘por’, en la carta aparecía ‘p-p-p-p-por’.” Mientras que para Coco Manto “Quizás a los tartamudos sólo les falta un poco de lubricante”.

Finalmente están los que sostienen que la tartamudez es una virtud porque quienes la tienen deben pensar más lo que van a decir y que al hablar en forma más pausada necesariamente dicen menos tonterías que el resto de las personas.

martes, 11 de agosto de 2020

La obra inmencionable


Una larga tradición en el mundo del teatro y del cine alude a la existencia de obras o películas cuya exhibición viene acompañada de una inevitable racha de mala suerte.

Ahora presentamos uno de estos casos, toda la información procede de una publicación de Selecciones del Reader’s Digest enfocada específicamente a sucesos y eventos extraordinarios.

“La comedia de Glamis”, “El asunto escocés” o simplemente “Esa obra” sólo son algunos de los eufemismos que los actores usan frecuentemente para no mencionar el nombre Macbeth, tragedia de Shakespeare, una de las obras más fatídicas de la historia del teatro.
En efecto, muchos profesionales consideran que “El inmencionable” (otro de sus sobrenombres) –con sus derramamientos de sangre, sus fantasmas y sus brujerías- es también uno de los dramas más oscuros jamás escritos.
Si un actor menciona su nombre, o cita alguna parte de la obra estando fuera del escenario, la tradición lo obliga a salir del vestidor, dar tres vueltas, escupir y después tocar la puerta para volver a entrar. La historia del teatro registra numerosos casos de personas que tuvieron la desgracia de pasar por alto esos ritos de exorcismo.
Macbeth pareció condenada desde el principio. Se representó por primera vez ante Jacobo I, descendiente tanto del Duncan como del Banquo históricos, que en la obra son asesinados. Al parecer, la maldición se hizo presente durante el estreno, el 7 de agosto de 1606, ya que Hal Berridge, el joven actor que hacía el papel de Lady Macbeth, enfermó de fiebre y después murió; el mismo Shakespeare tuvo que suplirlo, casi sin previo aviso.

Afirma el artículo citado que “la obra pocas veces se representó durante casi un siglo” y cuando llegó “el día de su reestreno en Londres, en 1703, cayó una de las tormentas más fuertes de la historia. Por su contenido blasfemo, a la obra se le echó la culpa de la nefasta tormenta, y la reina Ana ordenó una semana de oración durante la cual todos los teatros permanecieron cerrados.” Pero la serie de adversidades seguiría

Las desgracias continuaron, y la maldición alcanzó su punto máximo después de los tumultos en la Plaza Astor de Nueva York, en 1849. Durante una representación de la obra con el actor inglés William Charles Macready, los fanáticos de su rival estadounidense Edwin Forrest chocaron con la policía; murieron 22 personas y 36 quedaron heridas.
Probablemente la persona más famosa que ha sido víctima de Macbeth no fue un actor, sino un presidente de Estados Unidos. Macbeth era la obra favorita de Abraham Lincoln, y el 9 de abril de 1865 pasó la tarde leyendo pasajes de ella a un grupo de amigos. Los pasajes que Lincoln leyó siguen a la escena en que Duncan es asesinado; cinco días después, Lincoln fue balaceado.

No vaya a pensarse que allí paró todo cuando las desgracias siguieron a lo largo del siglo XX.

En este siglo también se han asociado numerosas calamidades con esa tragedia. A principios de los años veinte, el papel de Macbeth que Lionel Barymore representó fue blanco de tan acres críticas que el actor no volvió a presentarse en Broadway.
Durante la primera representación moderna de la obra en el Royal Court Theatre de Londres, en 1928, se derrumbó parte del escenario, hiriendo a los actores e incendiando los palcos.
En 1937, mientras ensayaba, Laurence Olivier estuvo a punto de morir cuando un voluminoso contrapeso se desplomó sobre el escenario, cayendo a pocos centímetros de él. Los ensayos posteriores se interrumpieron cuando el director y la actriz que interpretaba a Lady Macduff sufrieron un accidente automovilístico mientras se dirigían al teatro. Para colmo, el dueño del teatro murió de un ataque cardiaco durante el ensayo general. (...)
En una representación al aire libre en Bermudas, en 1953, con la actuación estelar de Charlton Heston, los soldados que asaltaban el castillo de Macbeth debían quemarlo totalmente en el escenario. La noche del estreno el viento arrojó humo y llamas sobre los espectadores, que huyeron despavoridos.
Y en 1980, Peter O’Toole, que interpretaba a Macbeth por primera vez y en el mismo teatro que Olivier, tuvo el cuidado de no referirse a la obra por su nombre, pero sus precauciones fueron inútiles: agobiado por numerosos problemas y accidentes durante los ensayos, cuando la obra se estrenó, los críticos calificaron de desastrosa su actuación.

Ya no tuve noticias de lo acontecido en el siglo XXI. Habrá que estar atentos.

lunes, 10 de agosto de 2020

El origen del tabaco


Uno de los grandes asombros de los españoles al llegar a América fue provocado por el uso del tabaco. Según Álvaro Armero los primeros cultivos de que se tiene noticia se localizaron entre Perú y Ecuador.

Expertos en genética vegetal han determinado que el centro del origen del tabaco, el lugar donde se cultivó por primera vez, se sitúa en la zona andina entre Perú y Ecuador. Los primeros cultivos debieron tener lugar entre cinco mil y tres mil años a. de C., posteriormente se extendieron hacia el norte.

Cuando tuvo lugar el llamado descubrimiento de América (expresión cuestionada en la actualidad) su uso -como lo refiere Armero- ya se había extendido mientras que al tabaco se iban atribuyendo diversos beneficios.

Cuando se descubre América, el consumo estaba extendido por todo el continente. Fumar (inhalar y exhalar el humo del tabaco) era una de las muchas variedades de consumo en América del Sur. Además de fumarse, el tabaco se aspiraba por la nariz, se masticaba, se comía, se bebía, se untaba sobre el cuerpo, se usaba en gotas en los ojos y se usaba en enemas. Su aplicación poseía remedios benéficos, curativos y mágicos para las más variadas faenas, tanto en ritos como soplarlo sobre el rostro de guerreros antes de la lucha, cuanto se esparcía en campos antes de sembrar, se ofrecía a los dioses o se derramaba sobre las mujeres antes de una relación sexual como excitante afrodisiaco.

Ahora bien respecto a quiénes fueron los primeros españoles que repararon en ese cultivo existen diversas hipótesis y Antonio Ros registra algunos nombres

En la Isla de Cuba, y en las tropicales riberas del Caunau, dos marineros de la gloriosa expedición del Gran Almirante, los españoles Luis de Torres y Rodrigo de Jerez, descubrieron a fines del año 1492 una curiosa planta, de fruto en cápsula cónica, preñada de diminutas semillas, con corolas de color amarillo limón o rojo escarlata.

Para Armero el propio Almirante tuvo un papel protagónico en el asunto.

La llegada de Colón a Cuba en 1492 permitió la exploración hacia el interior de la isla. El 4 de Noviembre de 1492 se obtuvo la información del “sorprendente hallazgo, de los tizones encendidos, de la costumbre del uso del tabaco” siendo esta la primera referencia histórica. Pero, como intuye el viajero, la costumbre tiene una larga historia. Dicen que Cristóbal Colón miró asombrado a los naturales del Caribe largando humo por sus narices tras chupar de una caña en cuyo extremo se quemaban unas hojas secas y aromáticas.

También da cuenta que Hernán Cortés quedó impresionado por tan extraña costumbre. “Cuando Hernán Cortés conquistó México en 1519, observó que Moctezuma y los dignatarios aztecas fumaban en artísticas pipas, mientras los nativos aspiraban el humo en cañas ahuecadas.”

Otro capítulo de la historia tiene que ver con la forma en que esta costumbre se fue difundiendo en Europa; es Antonio Ros quien lo explica

Esa semilla la introdujo primero que nadie en España y Portugal, el fraile Roberto Pane. En Francia su embajador en Lisboa, Jean Nicot, quien la llevó como regalo a la reina Catalina de Médicis, allá por los años de 1540. Maravillada de sus efectos, la esposa de Enrique II de Orleáns protegió con entusiasta tesón el cultivo de la planta. Cuarenta y cinco años después da a conocer el almirante [Francis] Drake la semilla en Inglaterra, y es, a su vez, Walter Raleigh quien más tarde enseña a los británicos a fumar sus hojas. Y Linneo, de esta planta solanácea, nacida en las islas y el continente americano, de médula blanca, velloso tallo, raíz fibrosa y flores en racimo, crea la especie Nicotiana tabacum, en caprichoso y arbitrario recuerdo del diplomático francés ya citado.

Por otra parte, según Álvaro Armero fue “Francis Drake (…) quien impuso la costumbre de fumar en pipa en la corte inglesa.”

Claro que no podían faltar situaciones curiosas debidas a la reacción de aquellos que desconocían la costumbre. Es C. Urzaiz quien da cuenta de una de ellas

Sobre el tabaco se refieren anécdotas enjundiosas cuyo conjunto convendría agrupar en una “biografía pintoresca”. El primer hecho memorable data de 1560 cuando Gualberto Raleigh, uno de los principales introductores del hábito en Europa, se entregó al flamante gusto ante sus criados y los fámulos, viendo a su amo “incendiado”, le cayeron a cubetazos de agua hasta apagarlo, haciéndolo sopa.

Llegará el momento que en este espacio veamos opiniones encontradas entre quienes actualmente están en contra del uso del tabaco y aquellos que lo defienden. Podemos adelantar que el debate presenta puntos del mayor interés.

viernes, 7 de agosto de 2020

Tratamiento para la belleza


De larga data viene la historia de buscar alternativas que hagan posible un lento envejecimiento. Con esa finalidad se ha recurrido a los más diversos tratamientos pero aún así siempre hay espacios para el asombro, tal como lo pone de manifiesto esta nota de prensa de febrero de 2015.  
Una parálisis facial puede tener diversas causas, desde un accidente cerebrovascular hasta el contagio de algún virus. Pero decidir libremente no mover nunca más los músculos del rostro para prevenir la aparición de arrugas, es otra cosa totalmente distinta.
Cuando tenía 10 años, Tess Christian resolvió que no sonreiría más. Y no es que su vida haya sido triste o haya visto en ello una forma de rebelión, sino que simplemente deseaba conservar la apariencia jovial de su rostro para cuando fuera mayor. De eso ya han pasado cuatro décadas y hoy Tess en realidad no representa la edad que tiene: 50 años.
“No tengo arrugas porque me he entrenado a mí misma para controlar mis músculos faciales”, explicó la mujer al periódico británico “Daily Mail“.
Pero no vaya a creerse que es cosa fácil, se presentan momentos críticos en los que mantener la disciplina no es tarea sencilla. “Tan a pecho se tomó su propósito que incluso evitó sonreír el día de su matrimonio o cuando nació su hija, a pesar de que reconoció que en ambas situaciones su felicidad era inmensa.” Admite Tess que la educación que recibió fue una ayuda de consideración para lograr su objetivo.
“Sí, soy vanidosa y quiero mantenerme joven”, admitió, y agregó que en su decisión también influyó mucho el tipo de educación que recibió en un estricto colegio católico, donde a las religiosas les desagradaba que los niños sonrieran. “Siempre me dijeron que borrara la sonrisa de mi cara”, aseguró.
Deja en claro que esta medida no la ha distanciado del gusto por la vida. “Amo la vida. Sólo que no siento la necesidad de mostrarlo caminando con una sonrisa fija en mi rostro”, dijo. Tan solo cree que su tratamiento es más efectivo (y seguramente menos costoso, por lo menos en términos económicos) que otros que ofrece el mercado: “Mi estrategia en más natural que el botox y más efectiva que cualquier crema de belleza o tratamiento facial”, afirmó.
Ahora bien ¿tiene algún asidero científico la propuesta? De acuerdo con el artículo mencionado hay opiniones autorizadas que la avalan.
“Efectivamente, las zonas que tienen mayor movimiento son las que más se arrugan, por ejemplo los codos, los pliegues de las muñecas, las rodillas o los párpados. Esto se debe a que el movimiento muscular arrastra la piel y ésta se va fracturando en las zonas donde hay menor tensión”, explica Blanca Girardi, médico cirujano especialista en estética de la Clínica Estétika Médica.
Así, en teoría, si una persona deja de mover ciertos músculos, entonces en esa zona no se le formarán arrugas. Sin embargo, dice la especialista, hay personas que por más que sonríen, no se le forman pliegues en su rostro, lo cual también tiene que ver con la calidad de su piel.
Girardi agrega que la “ínsólita” y “drástica” medida adoptada por Tess, efectivamente se parece a lo que hacen las inyecciones de toxina botulínica. “Lo que hace el botox es prevenir que se mueva el músculo y, secundariamente, que la piel se vaya regenerando en esa zona, vaya perdiendo esos pliegues de mayor tensión y vaya generando un efecto más definitivo”, explica.
Claro está que en este terreno tampoco es posible prescindir de las contraindicaciones y los efectos secundarios.
No obstante, la especialista resalta que, aunque en teoría dejar de sonreír es efectivo para no tener arrugas, también hay ciertos efectos colaterales. “Los músculos de la sonrisa están conectados con el cerebro, y generan cambios y sintetizan endorfinas que son súper necesarias para la vida. Entonces, la medida es demasiado drástica, habiendo otras alternativas para combatir las arrugas como el botox; los rellenos; el láser CO2, que produce un recambio en la piel; y los tratamientos revitalizadores, como plasma rico en plaquetas o mesoterapia”, concluye Girardi.
Existen fundadas sospechas -concluye la nota- que la estrategia considerada no es tan original.
(…) Tess no es la única mujer en el mundo que ha resuelto no sonreír para evitar las arrugas. De hecho, en diciembre pasado, la famosísima Kim Kardashian explicó en Twitter que en la mayoría de las fotografías aparece con una expresión seria, porque “sonreír muy a menudo provoca arrugas”.
Al parecer lo mismo piensan la actriz Kristen Stewart y la cantante Rihanna, a las que pocas veces se las ve con una gran sonrisa en su rostro. Y qué decir de la ex Spice Girl Victoria Beckham, cuya sonrisa ha sido apodada como “la menos vista de Londres”.
En relación a lo anterior solo resta preguntar ¿por qué hay personas que han sonreído muy poco en su vida y sin embargo sus rostros están tan arrugados? Seguramente usted, improbable lector, conozca alguna. Yo también.