martes, 25 de noviembre de 2014

Buñuelesco


¿Dónde quedaron depositadas (feo término por cierto para describir la situación) o fueron esparcidas las cenizas de Luis Buñuel? Bien a bien nadie lo sabe y la situación es propia de alguna de sus películas; Abida Ventura se refiere al tema

La madrugada del 29 de julio de 1983 falleció Luis Buñuel en un hospital de la ciudad de México. Tal como lo dispuso el propio cineasta  español naturalizado mexicano, no hubo ceremonia de despedida. Su cuerpo fue incinerado,  pero a 30 años de su muerte el paradero final de sus cenizas sigue siendo un misterio.
Tras la cremación, su esposa Jeanne Rucar, quien lo acompañó hasta su lecho de muerte, se negó a revelar el destino que tendrían los restos del director de Un perro andaluz. Pocos días después, su hermana Conchita Buñuel, al  ser cuestionada por medios españoles sobre dónde deberían permanecer los restos del cineasta,  declaró que  era un tema sin importancia, incluso para él mismo.  “Suponemos que reunió a su mujer y a los dos hijos hace tiempo y les dijo que hicieran con sus cenizas lo que quisieran. Luis pudo decir que echaran sus cenizas al mar, al Ebro o a donde fuera. Nosotros sabíamos que no le importaba demasiado lo que se hiciera con sus restos”, declaró entonces.
La viuda de Buñuel falleció en noviembre de 1994 y el secreto sobre las cenizas de su marido se lo llevó hasta la tumba.
A tres décadas de la muerte del  autor de  Los olvidados, el sitio donde se encuentran o donde fueron esparcidas sus cenizas sigue siendo un misterio y objeto de controversias entre algunos de sus amigos más íntimos y sus herederos.
En el transcurso de los años, diversas han sido las versiones sobre el lugar a donde  fueron a dar los restos del maestro surrealista: las primeras  tesis dicen que fueron esparcidas en el Desierto de los Leones, sitio en el que le gustaba pasear; según su hijo mayor, Juan Luis Buñuel, su madre le entregó la urna a su hermano Rafael, quien se la habría llevado a su casa en Los Ángeles. Ahí las tuvo hasta 1997, fecha en que las trasladó a España para, por fin, esparcir las cenizas de su padre en su natal Calanda; pero en México un sacerdote sostiene que los restos de Buñuel, el ateo declarado, yacen en la Parroquia Universitaria del Centro Universitario Cultural (CUC), administrado por religiosos dominicos.

Así es como entra en escena el padre Julián quien parece estar en condiciones de aportar más información. Continúa Ventura

En una charla pública, realizada (…) en la casa de la colonia del Valle donde el cineasta español vivió hasta sus últimos días,  hoy convertida en centro cultural, el  padre Julián Pablo Fernández, con quien Buñuel mantuvo una relación cercana en los últimos años de su vida, declaró que las cenizas del cineasta cuya obra está plagada de críticas a la religión, han permanecido en un rincón, “sin acceso”, de esa capilla  dominica.
En ese acto, realizado en el marco de la exposición Viridiana 5.0, el padre Julián contó que el cadáver de Buñuel fue incinerado en una funeraria de la ciudad y que sus restos fueron entregados a su hijo Rafael, quien cedió las cenizas al cura  y éste las llevó a la capilla del CUC.
Días después de estas declaraciones, los hijos de Buñuel, Juan Luis y Rafael, enviaron  una carta firmada al periódico español El Mundo para desmentir lo dicho por el padre Julián y asegurar que las cenizas de su padre fueron esparcidas en 1997 en el monte Tolocha, ubicado a unos cuantos kilómetros de Calanda.
En esa carta, Rafael Buñuel comenta que su padre y Julián Pablo Fernández daban largos paseos, hablaban de religión y que el sacerdote fue, durante dos o tres años, el portador de la urna con las cenizas del director, hasta que la viuda del cineasta se las solicitó.
En México, el padre Julián sostiene que las cenizas de Buñuel, a quien consideró como su maestro y mejor amigo, permanecen en la capilla del CUC.

Pero el padre Julián –según Abida Ventura- no siempre está dispuesto a decir lo que sabe.

Sin embargo, el padre Julián ahora prefiere callar. En una visita al convento de Santo Domingo, donde vive y oficia misa todos los días a la una de la tarde, el sacerdote dominico no acepta hablar sobre su relación con el cineasta; señala que es una historia más que conocida y que prefiere no volver al tema. Durante las siguientes visitas al recinto, el cura afirma estar indispuesto para conceder una entrevista debido a un fuerte resfriado.
En la parroquia universitaria, donde se supone que yacen los restos del cineasta, desconocen la leyenda. De estar ahí, esas cenizas del director de Simón del desierto y Nazarín (…) podrían cumplir con uno de sus últimos deseos. En su libro de memorias, Mi último suspiro, Buñuel aseguraba que su último deseo sería  levantarse de entre los muertos cada 10 años, ir a un quiosco y comprar varios periódicos para leer sobre los desastres del mundo en la tranquilidad de su tumba.

Elena Poniatowska también le entra al tema y da otras posibles pistas que permitan develar el misterio.

El padre Julián, notable religioso, es el único al que Luis Buñuel quiso ver al final de su vida en su casa de la privada de Félix Cuevas. Incluso se cuenta que las cenizas de Buñuel están bajo el altar en el que los dominicos ofician su misa todos los días. El padre Miguel Concha, que defiende las causas más nobles y escribe regularmente en La Jornada, podría confirmarlo. Quizá podría también hacerlo el padre Didier Laurent, amigo de mi madre, al que los jóvenes le deben mucho. También algo ha de saber mi querido Carlos Mendoza, que camina en tierra firme y siembra trigo bueno hasta en los surcos más cizañosos. (…)
A lo mejor Luis Buñuel quiere que se guarde el secreto sobre su última morada, pero ya la voz ha corrido. Él mismo la propició al vestirse de franciscano en sus películas y, aunque el hábito no hace al monje, a lo mejor él se propuso descubrirlo en sus últimos años.

Una vez más queda claro que a Luis Buñuel no le interesaban los finales lineales o demasiado previsibles.

No hay comentarios: