viernes, 7 de agosto de 2020

Tratamiento para la belleza


De larga data viene la historia de buscar alternativas que hagan posible un lento envejecimiento. Con esa finalidad se ha recurrido a los más diversos tratamientos pero aún así siempre hay espacios para el asombro, tal como lo pone de manifiesto esta nota de prensa de febrero de 2015.  
Una parálisis facial puede tener diversas causas, desde un accidente cerebrovascular hasta el contagio de algún virus. Pero decidir libremente no mover nunca más los músculos del rostro para prevenir la aparición de arrugas, es otra cosa totalmente distinta.
Cuando tenía 10 años, Tess Christian resolvió que no sonreiría más. Y no es que su vida haya sido triste o haya visto en ello una forma de rebelión, sino que simplemente deseaba conservar la apariencia jovial de su rostro para cuando fuera mayor. De eso ya han pasado cuatro décadas y hoy Tess en realidad no representa la edad que tiene: 50 años.
“No tengo arrugas porque me he entrenado a mí misma para controlar mis músculos faciales”, explicó la mujer al periódico británico “Daily Mail“.
Pero no vaya a creerse que es cosa fácil, se presentan momentos críticos en los que mantener la disciplina no es tarea sencilla. “Tan a pecho se tomó su propósito que incluso evitó sonreír el día de su matrimonio o cuando nació su hija, a pesar de que reconoció que en ambas situaciones su felicidad era inmensa.” Admite Tess que la educación que recibió fue una ayuda de consideración para lograr su objetivo.
“Sí, soy vanidosa y quiero mantenerme joven”, admitió, y agregó que en su decisión también influyó mucho el tipo de educación que recibió en un estricto colegio católico, donde a las religiosas les desagradaba que los niños sonrieran. “Siempre me dijeron que borrara la sonrisa de mi cara”, aseguró.
Deja en claro que esta medida no la ha distanciado del gusto por la vida. “Amo la vida. Sólo que no siento la necesidad de mostrarlo caminando con una sonrisa fija en mi rostro”, dijo. Tan solo cree que su tratamiento es más efectivo (y seguramente menos costoso, por lo menos en términos económicos) que otros que ofrece el mercado: “Mi estrategia en más natural que el botox y más efectiva que cualquier crema de belleza o tratamiento facial”, afirmó.
Ahora bien ¿tiene algún asidero científico la propuesta? De acuerdo con el artículo mencionado hay opiniones autorizadas que la avalan.
“Efectivamente, las zonas que tienen mayor movimiento son las que más se arrugan, por ejemplo los codos, los pliegues de las muñecas, las rodillas o los párpados. Esto se debe a que el movimiento muscular arrastra la piel y ésta se va fracturando en las zonas donde hay menor tensión”, explica Blanca Girardi, médico cirujano especialista en estética de la Clínica Estétika Médica.
Así, en teoría, si una persona deja de mover ciertos músculos, entonces en esa zona no se le formarán arrugas. Sin embargo, dice la especialista, hay personas que por más que sonríen, no se le forman pliegues en su rostro, lo cual también tiene que ver con la calidad de su piel.
Girardi agrega que la “ínsólita” y “drástica” medida adoptada por Tess, efectivamente se parece a lo que hacen las inyecciones de toxina botulínica. “Lo que hace el botox es prevenir que se mueva el músculo y, secundariamente, que la piel se vaya regenerando en esa zona, vaya perdiendo esos pliegues de mayor tensión y vaya generando un efecto más definitivo”, explica.
Claro está que en este terreno tampoco es posible prescindir de las contraindicaciones y los efectos secundarios.
No obstante, la especialista resalta que, aunque en teoría dejar de sonreír es efectivo para no tener arrugas, también hay ciertos efectos colaterales. “Los músculos de la sonrisa están conectados con el cerebro, y generan cambios y sintetizan endorfinas que son súper necesarias para la vida. Entonces, la medida es demasiado drástica, habiendo otras alternativas para combatir las arrugas como el botox; los rellenos; el láser CO2, que produce un recambio en la piel; y los tratamientos revitalizadores, como plasma rico en plaquetas o mesoterapia”, concluye Girardi.
Existen fundadas sospechas -concluye la nota- que la estrategia considerada no es tan original.
(…) Tess no es la única mujer en el mundo que ha resuelto no sonreír para evitar las arrugas. De hecho, en diciembre pasado, la famosísima Kim Kardashian explicó en Twitter que en la mayoría de las fotografías aparece con una expresión seria, porque “sonreír muy a menudo provoca arrugas”.
Al parecer lo mismo piensan la actriz Kristen Stewart y la cantante Rihanna, a las que pocas veces se las ve con una gran sonrisa en su rostro. Y qué decir de la ex Spice Girl Victoria Beckham, cuya sonrisa ha sido apodada como “la menos vista de Londres”.
En relación a lo anterior solo resta preguntar ¿por qué hay personas que han sonreído muy poco en su vida y sin embargo sus rostros están tan arrugados? Seguramente usted, improbable lector, conozca alguna. Yo también.

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