viernes, 1 de abril de 2011

Consideraciones sobre la violencia

Con mucho énfasis los medios ponen de relieve la violencia que asumen algunos jóvenes, pero con frecuencia subestiman lo referente a la violencia que la sociedad ejerce sobre ellos. "(...) antes de reprochar a quien llega a portarse como una fiera hay que evitar que viva como un animal." dice Savater.  El mismo modelo que genera las causas -se ha dicho- parece no tolerar las consecuencias o trata como causa aquello que en realidad es consecuencia.

Ilustración: Margarita Nava
Algunas miradas simplificadoras, cuando no tendenciosas, señalan desde el poder que la causa de toda la problemática social que se presenta, tiene que ver con la crisis de los valores y culpan de ello básicamente a la familia y a la escuela. De esa manera hay quienes, ocupando puestos destacados en un sistema que promueve sistemáticamente el deterioro de la convivencia social, pretenden reciclarse en tanto víctimas. La violencia estructural mucho tiene que ver con el clima de inse­guridad social en que vivimos y que nos está resultando tan cotidiano. El modelo socio-económico vigente forma parte del problema por lo que el Estado debe procurar prevenir el delito a través de políticas sociales y no limitarse a las medidas represivas. Pero ello no sucederá mientras se mantenga una perspectiva muy restringida  del problema de la seguridad. Comenta G. Almeyra "En efecto, el concepto no abarca -faltaría más-la seguridad en el empleo, la seguridad sanitaria, la seguridad del ciudadano frente a las excesos policiales y del Estado, la seguridad de los pensionados de cobrar una suma que les permita llegar dignamente a fin de mes, la seguridad de que los bienes públicos -o sea, de los contribuyentes- no serán robados por los delincuentes de cuello blanco, banqueros, financistas, administradores corruptos y un largo etcétera."

Todas estas consideraciones admiten mayores cuestionamientos cuando los efectos de la violencia se sufren directamente, cuando a uno le toca; el periodista Luis Suárez presenta su testimonio.

Sin embargo, cuando uno o alguien de la familia es víctima de la maldad, en la comisión del delito con inhumanidad innecesaria para triunfar en el propósito ilícito, otras son las reacciones. y entonces es frecuente oír: que lo agarren, que lo maten, que vuelva la pena de muerte, etcétera, hasta el exterminio.
No pretendo sumarme a esa tendencia, pero de oponerme enteramente a ella ahora caigo en la duda, porque no es lo mismo sumarse a la indignación de otros que tenerla uno mismo, y poder expresarla. (…)
Y el caso es que el 12 de marzo cuando mi esposa Pepita llegaba a nuestra casa de Cuernavaca (...), un individuo la observó cómo se bajó del coche para abrir la puerta y tocar la campana; se fue hacia Pepita y el vehículo, la sacó de él cuando ella quiso recuperarlo para salvarse, la golpeó, la tiró al suelo y después, con el coche así robado, la atropelló. (
...) Ni yo ni Pepita (...) pensamos que todo está perdido. Pero la angustiosa pregunta emerge una y otra vez: ¿en qué mundo, en qué sociedad vivimos?

Por otra parte, para los sectores marginados cualquier opción que asuman tendrá sus costos (tanto si se resignan como si se sublevan). Por supuesto que desde la mirada de los privilegiados la actitud correcta que deberían manifestar sería la aceptación del actual estado de cosas mientras esperan que su situación mejore, pero en opinión de Bruckner las estructuras de poder sólo reaccionan al sentirse amenazadas. "Mientras los desamparados en nuestros países no pongan fundamentalmente en peligro las estructuras sociales seguirán a merced de nuestro altruismo, es decir de nuestra inconstancia."  De tal manera que los procedimientos que nosotros, los incluidos, preferimos para ellos, no son los que pueden resultar más eficientes.

"Desgraciados pues de los pueblos y las minorías que no dispongan de ninguna sanción estratégica o económica contra los Grandes del momento, pobres de aquellos que no puedan defenderse a sí mismos. Pues se convertirán en pueblos sobrantes, en pueblos desechados, predestinados al limbo y a la oscuridad. Pues dependerán entonces de la caridad internacional, es decir de una nueva forma de arbitrariedad: la del corazón." (P. Bruckner) 

Es importante actuar sobre las consecuencias pero fundamentalmente sobre las causas de la marginación. P. O´Donnell en El Prójimo: "Que tu solidaridad no te haga desentenderte de las causas que la hacen indispensable. Ello te haría cómplice. Un 'idiota útil' de esta sociedad de la exclusión y del agravio." Según Gabriel García Márquez somos conscientes de nuestros males pero nos hemos desgastado luchando contra los síntomas, mientras que las causas se eternizan.


extracto de "El mundo actual y sus desafíos"  Gerardo Mendive
México, DF 2006
© 03-2006-051611121300-01

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