martes, 29 de abril de 2014

Las Mañanitas


Aun recuerdo la sorpresa que me produjo el festejo del primer cumpleaños al que asistí en México. Acostumbrado al sobrio “¡Que los cumpla feliz! ¡Que los cumpla feliz!...” me asombré cuando escuché: “Estas son las mañanitas que cantaba el rey David...” No llegaba a entender el motivo para que el citado monarca arribara a estas tierras. Sin embargo, por aquello de que a dónde fueres haz lo que vieres y súmate al coro de sus melodías, callé mis dudas y canté las mañanitas (aunque por lo general fuera en las tardecitas o nochecitas).

 
Pero en algún momento coincidí con un colega de duda; se trata de Fedro Carlos Guillén.

¿Quién carajos es el rey David y qué tenía que hacer cantando canciones típicas mexicanas? Es la pregunta que brinca de inmediato. Supongo que el compositor de tan popular melodía era adicto a los solventes porque estará usted de acuerdo, querido lector, que suena mucho más razonable que las Mañanitas las cante Agustín o Pepe en lugar de un señor de la  realeza y a quien nadie tiene el gusto de conocer y que seguro dedicaba su tiempo a pelear con enemigos y violar doncellas.
 

Por su parte la revista Algarabía aporta información relevante al respecto aclarando que las mañanitas constituyen una forma de canto popular en honor de algún personaje o hecho singular, siendo que en México existen diferentes mañanitas: tapatías, oaxaqueñas, costeñas, etc. Su origen podría estar en la romanza sefardí, género judío con influencia española propio del medioevo. Con la conquista arribaron a la Nueva España este tipo de canciones que siguieron cultivándose por estas tierras con ciertos añadidos y adaptaciones en una suerte de mestizaje musical que llega hasta el presente.

 
La autoría de la letra de las mañanitas ha sido adjudicada, entre otros, a Julio Ituarte así como al célebre compositor Manuel M. Ponce, pero no existen pruebas contundentes por lo que la canción es de dominio público adjudicándose a autor desconocido.  A lo largo del tiempo han ido apareciendo muy diferentes versiones, ejemplo de ello es la que canta Chava Flores citada en la misma revista Algarabía:

El saludo que te traigo en este día / es la muestra de amistad que yo te doy; / si dormida tú te encuentras todavía, / ya despierta pa’ que escuches mi canción. // Sólo vengo acompañado de mis cuates, / que te brindan su amistad igual que yo; / desvelados y friolentos los mariachis / piden algo pa’que entremos en calor.
 
Pero la versión más difundida que se entona (y desentona) diariamente en muy diversas ciudades y pueblos tanto dentro como fuera de México está tomada de la siguiente:
 
Éstas son las mañanitas / que cantaba el Rey David, / a las muchachas bonitas / se las cantamos aquí. // Despierta, mi bien despierta... / mira que ya amaneció; / ya los pajarillos cantan, / la luna ya se metió. // Abre ya tus lindos ojos y sal pronto al corredor, / pa’ que escuches mis cantares que ellos son trinos de amor. // Despierta, mi bien despierta... // Si el sereno de la esquina, / me quisiera hacer favor de apagar su linternita para que salga mi amor. // Despierta, mi bien despierta... // ¡Qué bonitas mañanitas / con su cielo de zafir, / con su sol resplandeciente / que nos alegra el vivir!
 
Es costumbre que cuando llega el 12 de diciembre se le lleven Mañanitas a la Virgen en la Basílica de Guadalupe. José Luis Martínez S. comenta que la idea original fue de Vicente Ortega Colunga (padre de mi querida amiga Gaby), cuya vida fue muy singular. Tuvo una infancia difícil en su Saltillo natal en donde –entre otros oficios- se ocupó de vender periódicos. Años después se trasladó a ciudad de México encontrando un ambiente muy amigable para su esencia bohemia y, siempre de acuerdo al relato de José Luis Martínez S., “comienza también a formar parte de un grupo de artistas, periodistas e intelectuales a los que une su pasión por la noche, la música y los buenos vinos”.
 
Uno de los lugares preferidos en los cuarenta y cincuenta del siglo pasado tanto por periodistas como por gentes de la farándula, fue la cafetería de la farmacia Regis. En ese medio surge su amistad con María Félix quien en 1956 le autorizó a publicar la historieta titulada La vida deslumbrante de María Félix. Fue tal el éxito, comenta Martínez, que Pedro Infante le pidió que hiciera un trabajo similar con él como personaje. Esos tiempos de bonanza económica se alternaban con sus quiebras pero ello no lo amilanaba, tal como Martínez lo refiere
 
Los naufragios económicos no intimidaban a don Vicente. Había conocido la pobreza, el hambre, las noches largas e inciertas. Muchas veces, en los cincuenta, después de días espléndidos se reunía en la cafetería de la farmacia Regis con sus amigos periodistas y con estrellas como Jorge Negrete, María Félix o Lola Beltrán. Al llegar la madrugada todos comenzaban a retirarse. Todos se iban para su casa, menos Ortega Colunga. Él se dirigía al bullicio de San Juan de Letrán, que entonces era una avenida donde florecía la bohemia y, entre puesto de antojitos y baratijas, coincidían los desvelos y el entusiasmo de los noctámbulos, segundas tiples y actores cuyos nombres no aceptaban en las marquesinas de los teatros.
Caminaba un rato y luego, seguro de que ningún conocido lo veía, iba a la funeraria Zapién, de avenida Hidalgo. Buscaba a los deudos, les daba sus condolencias, con fingida tristeza se sentaba en algún sillón, y se quedaba profundamente dormido. En ocasiones, no faltaba quien lo despertara bruscamente para abrazarlo y decirle: “Lo siento mucho”.
 
Poco a poco se va vinculando al entorno periodístico en donde destaca por sus dotes y llega a ser propietario de diversos medios (por eso gustaba decir “de niño vendí periódicos, ahora los hago”). En este ambiente bohemio surgió la idea de llevar Mañanitas a la Virgen de Guadalupe. Una vez más citamos a José Luis Martínez S.
 
El siguiente paso en la carrera de Ortega Colunga lo lleva a participar en la fundación de la revista Mañana, donde una noche tiene la loca idea de llevarle Mañanitas a la Virgen de Guadalupe el 12 de diciembre.
Fue la primera vez que esto se hizo y entre quienes formaban parte del irreverente grupo estaban Pedro Vargas, Jorge Negrete, la Rondalla de Tata Nacho, Carlos Arruza, Silverio Pérez, Antonio Velásquez, Consuelo Guerrero Luna, Gloria Marín y Fernando Fernández.
 
Han pasado los años y la tradición perdura: de aquel pequeño grupo de bohemios precursores a la celebración actual con trasmisión en directo por televisión.
 
Es así como la presencia del rey David está llamada a permanecer por estas tierras aunque solo hagamos presente al monarca calendárico en ocasión de cumplir un año más de nuestras vidas. Por cierto que Alfredo Fressia se detiene en una cuestión importante
 
El verbo “cumplir”, de “cumplir años”, viene del latín complere, que es “llenar”, como quien llena los vacíos, es decir, hacer lo que era preciso. Y considerando los tiempos y el país (o el continente, o el mundo) que nos tocaron, uno siente una especie de alivio de haber sobrevivido, de haber creado una obra estética y haber llevado una vida digna, a pesar de las condiciones tantas veces desfavorables, duras, las heridas de la historia.
 
De acuerdo con lo anterior es posible concluir que existe quien cumple años y quien se limita a acumularlos.

1 comentario:

dj blogger dijo...

Hola que tal, es desde luego una historia muy interesante, me pregunto si tienes conocimiento de cuando se cristianizo la canción al meter la estrofas referente al bautismo.




"El día en que tú naciste
nacieron todas las flores
Y en la pila del bautizo
cantaron los ruiseñores"