Muchos son los indicios que permiten saber que las cosas no
están bien en la vida de una pareja. Algunas de estas manifestaciones resultan
perceptibles únicamente para los propios interesados, mientras que otras también
son visibles para quienes forman parte de su entorno familiar o el grupo de
amigos. El catálogo es amplio: preguntas envenenadas, respuestas agresivas,
miradas sin palabras que lo dicen todo, críticas en público, ironías con secuelas,
intercambio de sarcasmos, indiferencia o invisibilidad del uno para con el otro,
etc.
Las muestras de que algo está ocurriendo van de lo sutil a lo
que ya resulta inocultable. En este último grupo de las evidencias
incontrastables, se sitúa la que narra Román Gubern en relación a sus padres.
Tras una discusión conyugal que no pude
dejar de oír fragmentariamente, pues mi dormitorio era contiguo al de mis
padres, mi madre hizo venir a un carpintero, que serró su cama de matrimonio,
para convertirla en dos camas individuales. Nunca se produjo una explicación de
este hecho, pero era obvio que las cosas no iban bien entre ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario