Además de extraordinario pintor, José
Clemente Orozco fue un gran observador de la vida cotidiana y en este mismo
espacio ya nos hemos referido a su faceta de crítico de los espectáculos
populares que se presentaban en México a comienzos del siglo XX.
(http://habladuriacronicasdelocotidiano.blogspot.mx/2012/09/jose-clemente-orozco-en-su-faceta-de.html)
Durante su estadía en Estados Unidos (fines
de la segunda y comienzos de la tercera década del siglo pasado) también expuso
sus puntos de vista sobre las formas de recreación imperantes en ese momento.
Es precisamente en
la noche cuando pasan cosas grandes y maravillosas, pues todo Coney Island se
ilumina con las luces de colores de los fuegos artificiales.
A lo largo de la
playa está instalada la gran feria típica americana, con un sinfín de atracciones
que no hay necesidad de describir, por ser tan conocidas de chicos y grandes.
Pero lo que sí debe mencionarse es la mujer con barbas, la mujer más gorda del
mundo, el hombre mono, el de dos cabezas, los enanos, el hombre o la mitad
hombre mitad mujer, y otros varios adefesios. Después descubrí, que hay una
casa que alquila cuantas mujeres “más gordas del mundo” se necesiten para todas
las ferias de los Estados Unidos, lo mismo que mujeres barbadas, en abundancia.
Los enanos son morralla que alquilan por docena. Tiene hasta catálogo ilustrado
para información de los empresarios.
Su sarcasmo no falta a la cita, cuando
asemeja lo anterior a lo que sucede en el mundo del arte.
Esto no tiene nada
de particular, pues el Museo de Arte Moderno de Nueva York alquila también,
para exhibiciones, lotes de pintura cubista, surrealista, dadaísta, mexicana o
combinaciones especiales Picasso-Rouault, Picasso-Matisse, Picasso-Chirico, a
escoger y a tanto la semana de exhibición para cualquier club, universidad o cocktail-party
donde se quieren dar pisto con el arte moderno.
Luego de esta digresión, José Clemente
Orozco retoma el tema de la feria y alude al circo de pulgas. “Más adelante se
encuentran las pulgas vestidas del Flea Circus o Circo de Pulgas. Las ‘artistas’
trabajan muy seriamente haciendo suertes muy variadas. Hacen columpio, sube y
baja, volantín, trapecio y cuerda floja.” Y con esta descripción se va
orientando hacia la crítica social.
Tiran por parejas
de carritos minúsculos de papel, en donde van muy arrellanadas las pulgas más
gordas y aristocráticas, ricamente vestidas de reinas y princesas. A los lados
del coche van otras pulgas vestidas de pajes, palafreneros y lacayos con
sombrero y atrás un largo sequito de nobles y dignatarios de la corte.
Y es allí en donde el maestro Orozco
vislumbra los riesgos de un estallido social. “Esto prueba que hasta entre las
pulgas hay clases sociales y que eso puede provocar la guerra entre ellas, pues
algún día se acordarán de que tienen sangre roja en las ‘venas’ (la que han
chupado) y decapiten a las pulgas gordas que van en el carrito.”
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