Usar anillo es
una costumbre clásica que se ha impuesto al tiempo así como al espacio pero su
significación cambia en las diversas culturas. Algunos son exclusivamente ornamentales
al cumplir una función de adorno. También están los que tienen otras
connotaciones al poner de manifiesto un compromiso religioso, dejando en claro diferentes
responsabilidades y jerarquías; Luis Melnik ilustra el punto
El dedo índice es considerado en algunos
países símbolo del Espíritu Santo, por lo que los sacerdotes solían usar un
anillo en ese dedo como muestra de su tarea espiritual. Los anillos episcopales
usados por los cardenales y obispos son de oro con una piedra (zafiro los
cardenales y amatista los obispos) y se llevan en el tercer dedo de la mano
derecha. El Papa usa un anillo similar, usualmente con una esmeralda o rubí. Un
anillo simple de oro es usado por las monjas.
Por otra
parte, el uso del anillo de bodas es
habitual en los
países cristianos y de acuerdo con Melnik la costumbre se habría originado en una
tradición romana relacionada con ofrecer seguridades o garantías.
Así hay
quienes cuando incumplen momentáneamente sus promesas matrimoniales se quitan
el anillo a modo de ocultar su compromiso o buscando anestesiar su mala
conciencia.
Ahora que si
la ruptura matrimonial es definitiva, algunos se limitan a quitarse el anillo,
sea que lo guarden, regalen o vendan. Pero parece que para otros, con esto no
alcanza y requieren de un acto simbólico que cierre ese ciclo. Seguramente en
ellos pensaron quienes ofrecen el servicio del que da cuenta una nota
periodística.
Podría ser como enterrar literalmente
el pasado. O al menos eso propone una divorciada neoyorquina que creó un ataúd
en miniatura para que descansen en paz los anillos de boda tras un matrimonio
fracasado. “Dele a un matrimonio muerto su lugar de descanso final adecuado”,
reza el sitio web de la compañía (weddingringcoffin.com), que ofrece los
pequeños féretros. “El Wedding Ring
Coffin (ataúd para anillos de boda) es el regalo perfecto para usted o para
una persona querida para poner punto final tras un divorcio. Es hora de
enterrar el pasado y avanzar hacia un nuevo mañana”, asegura. El pequeño ataúd
de madera, de 15x5 centímetros, está forrado de terciopelo negro para recibir
los anillos y se puede optar por una de seis placas de bronce con mensajes como
“¡No acepto!”, “R.I.P.” o “Descansa
en paz”, y cuesta 30 dólares. “Es una manera de admitir la muerte de un matrimonio
y cerrar física y simbólicamente ese capítulo de tu vida”, contó Jill Testa,
detrás de la idea, al New York Post.
Y no faltan
aquellos que, habiendo celebrado en el pasado (remoto o reciente) su matrimonio,
cuando concluyen los trámites de su divorcio organizan una fiesta para
compartir con sus seres queridos la felicidad por el final de esa etapa de su
vida.
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