Sin ningún anhelo de originalidad es posible afirmar
que cada día es diferente y todos ellos constituyen una función de estreno.
Están los que son muy cortos y los que parecen no
terminar nunca o como dice José Narosky: “Hay años que parecen días. Y
días que parecen años.” Ante ello Ángel
Gabilondo sostiene que “todos los días duran igual solo para los ya fallecidos”.
Mientras algunos transcurren sin dejar huella (Gabilondo es contundente al
respecto: “algunos días no recuerdo haberlos vivido”), otros son inolvidables y
es que de acuerdo con Luis Ignacio Helguera: “Hay días en que nada pasa y días
en que todo ocurre.” Algunos desde su inicio ya vienen con muy mala cara, tanto
que Ramón Gómez de la Serna advierte: “Hay días que amanecen como enfadados con
nosotros, y lo mejor será no salir.” Aunque claro está que nunca hay que
renunciar a la esperanza de que aún en esas jornadas que comenzaron con muy
malos augurios se presenten agradables sorpresas ya que al decir de Ángel
Gabilondo “hay días que amanecen al anochecer”.
En lo dicho, hay días y días…
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