jueves, 16 de febrero de 2017

Traductores que mejoran el original


Con frecuencia se enuncian críticas al trabajo de los traductores así como el lamento generalizado de muchos lectores que, debido a su desconocimiento de otro idioma, están condenados a leer a sus autores favoritos en versiones traducidas (los conocedores procuran algunas de ellas y declinan airadamente de otras).

Lo que no es tan conocido es el caso contrario, cuando la obra mejora gracias a la traducción. Simon Leys entra en tema señalando: “Creo que fue Gide quien comentó de un escritor que no le interesaba: Está muy mejorado por la traducción.” Y a continuación da algunos ejemplos, entre ellos el del propio Gabriel García Márquez quien reconoció “que la traducción de Gregory Rabassa de Cien años de soledad es muy superior a la versión original en español.” La erudición de Leys en literatura china le permite referirse a las traducciones de Lin Shu que han mejorado tanto a La dama de las camelias como a las novelas de Dickens. Será con Baudelaire, en calidad de traductor, que el asunto –siempre siguiendo a Simon Leys- alcanza su mayor nivel.

Pero el caso más digno de atención probablemente sea el de Baudelaire como traductor de Edgar Allan Poe. Los especialistas anglosajones que leen francés prefieren casi unánimemente las traducciones de Baudelaire a los originales de Poe, al que suelen considerar “aburrido, vulgar y carente de buen oído”; asimismo, sigue siendo fuente de infinita perplejidad para críticos ingleses y estadounidenses que, siguiendo a Baudelaire, grandes poetas franceses como Mallarmé, Claudel y Valéry pudieran adorar a Poe y tomar en serio su mezcolanza indigerible de pseudociencia y fantasía metafísica.

En lo dicho, tema curioso este de los traductores que mejoran a las obras originales.

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