En un artículo de hace algunos años en
este mismo espacio nos hemos referido al tema de la presencia del chile en la
cocina mexicana (http://habladuriacronicasdelocotidiano.blogspot.mx/2013/08/presencia-del-chile-en-la-cultura.html).
En aquella ocasión señalábamos que el extranjero que considere que de parte del
mesero puede recibir una orientación sensata y objetiva en relación a esta
cuestión, está perdido ya que al preguntar si cierto plato pica, recibirá por
toda respuesta un contundente: ¡no! Al respecto dice Juan Villoro: “No conozco
al mesero capaz de advertirle al comensal que la boca se le va a incendiar. Se
considera traición a la patria reconocer la misión esencial de un chile de árbol
o chipotle, que consiste en sacar intensas gotas de sudor en la coronilla del
afectado.”
Y después vienen las sorpresas porque el
consumo de picante -así como tomar agua de la llave e ingerir alimentos en
malas condiciones- suele desencadenar efectos colaterales que pudieran ser
interpretados como una extraña reivindicación histórica. Continúa Villoro
Cuesta trabajo hablar con estilo de
estas cuestiones, pero la vida en compañía del chile está acompañada de toda
clase de aventuras gastrointestinales, a tal grado que hemos hecho de la
diarrea una forma del patriotismo. Cuando el indigesto visitante pasa sus
vacaciones en el excusado, decimos con vindicativo orgullo que fue víctima de
la “revancha de Moctezuma”. En otras palabras: nos conquistaron pero hemos
encontrado una manera rencorosa de entrar a las entrañas de los extranjeros.
Ante este inminente peligro las guías de
viaje se sienten en la obligación de prevenir al turista. Un ejemplo de ello
está dado por La guía Fodor’s. México
(Madrid, El País-Aguilar, 1993) que en la p. 44 puntualiza con cierta dosis de
humor:
Consejos sanitarios
Los principales riesgos para la salud
que entraña el viaje a México son la
venganza de Moctezuma, la contaminación atmosférica de la capital mexicana
y la posibilidad de contraer el paludismo o el dengue si se sale de los
itinerarios habituales.
Venganza
de Moctezuma
Muchos viajeros son afectados por un
trastorno intestinal conocido irónicamente como venganza de Moctezuma (en referencia al rey azteca que sufrió en
Tenochtitlán la codicia de Hernán Cortés) o pasodoble
azteca, consecuencia de ingerir alimentos en mal estado o agua sin depurar.
Sus síntomas son inequívocos: dolores estomacales, fiebres, retortijones y,
cómo no, malestar general. En resumidas cuentas, las bacterias de los viajeros
son relegadas por las bacterias autóctonas.
Éstas son algunas formas de prevenirla:
lavarse las manos antes de comer y después de ir al baño, rechazar la comida de
los vendedores ambulantes, beber agua depurada (el agua de grifo en México no
es potable salvo algunas excepciones) y no consumir vegetales crudos (trate de
adivinar con qué agua han lavado la lechuga que se está comiendo).
Es posible observar que en la
descripción del cuadro en ningún momento se habla específicamente de diarrea.
¿Resabios del viejo Manual de Carreño? Y como uno aprende algo todos los días
aquí venimos a descubrir que la venganza de Moctezuma también es conocida como
pasodoble azteca.
Por último, y en otro orden de cosas,
¡qué tiempos aquellos! en que la guía nada decía acerca de la inseguridad…
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