jueves, 4 de mayo de 2017

Clasificaciones ideológicas


No es fácil prescindir de ellas y hacerlas a un lado, pero a veces ¡qué poco ayudan a entender! Me refiero a las categorías habituales en que se divide a los sectores políticos. Está el caso de: izquierda-derecha que seguramente en algún momento -desde tiempos de la Revolución Francesa- fue útil pero que hoy aclara muy poco, tal como lo pone de manifiesto Gabriel Zaid

Ni la izquierda ni la derecha son el bien (o el mal). Se puede estar bien o mal en esto o en aquello, pero no se puede ser el bien o el mal.
Ni la izquierda ni la derecha son el valor absoluto que se enfrenta al antivalor absoluto. Hay valores que defiende la izquierda, valores que defiende la derecha y valores que pasan de unas banderías a otras. Por eso, el ontologismo produce confusiones. Si todo lo bueno para la sociedad tiene que ser de izquierda y resulta que en tal caso lo bueno es lo que defendía la derecha, ¿lo reaccionario se convierte en revolucionario?

Algo parecido acontece con otra pareja antagónica: liberales-conservadores; el mismo Zaid presenta situaciones concretas al respecto.

Abundan los ejemplos de valores conservadores abanderados hoy (o en algún otro momento) por la izquierda: La conservación de la naturaleza, de las especies, del ambiente. La conservación de las lenguas, de los clásicos, de las tradiciones, de los usos y costumbres. La conservación de lugares, monumentos, obras de arte, libros, objetos y documentos históricos. La conservación de la vida y la salud física y espiritual. La conservación de los valores religiosos, familiares, patrióticos. La conservación de la identidad nacional frente a los Estados Unidos, las trasnacionales y el darwinismo global.

No es menor la confusión en torno a: progresistas-retrógradas. Para referirse a ello, Gabriel Zaid evoca a Leszek Kolakowski quien “se adelantó a la incertidumbre que estaba por llegar publicando un credo personal donde integra ideales conservadores, liberales y socialistas.” Y añade que Kolakowski “recuerda una frase que escuchó en un tranvía repleto de la Polonia comunista. El conductor les dijo: Por favor, avancen hacia atrás.” En relación a ello algún otro autor ha señalado que “el futuro está en el pasado”, aludiendo de esa manera a la existencia de trabajos más estables, nivel de la escuela pública, regímenes jubilatorios, sistemas de salud pública, etc.

Hay quienes consideran que en estos tiempos -en que tantos políticos se enriquecen inexplicablemente- la honradez deviene en valor revolucionario. Así las cosas, emerge una nueva clasificación: la que discrimina entre honestos y corruptos.


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