martes, 24 de abril de 2018

Estimulación temprana para el consumismo


Las clases sociales están claramente diferenciadas desde las primeras etapas de la vida, de tal manera que en los extremos encontramos para unos el trabajo infantil, para otros entrenamiento en el lujo. Por supuesto que niñas y niños no son responsables de estos despropósitos sino -en ambos casos aunque de manera diferente- sus víctimas, ya que al decir de Eduardo Galeano los niños pobres son prisioneros de su pobreza mientras que los niños ricos lo son de su riqueza.

En otra oportunidad nos referimos a los niños trabajadores (http://habladuriacronicasdelocotidiano.blogspot.mx/2016/03/los-ninos-postergados.html) En esta ocasión veremos una propuesta de recreación ofertada a niñas de sectores pudientes y de la que da cuenta una nota de prensa.

Manicura, pedicura, masajes, maquillaje de fantasía, tratamientos de belleza, peinados y hasta un desfile por una pasarela "top model" son las propuestas de entretenimiento de Princelandia, una empresa de ocio infantil, en la que niñas de entre 4 y 12 años se adentran en "un mundo mágico a la medida de todas las princesas". Se trata de la primera franquicia en Europa que ha desarrollado el concepto de "spa educacional". Sin embargo, su director, Miguel Ángel Parra, señala a Público que la educación es tarea de los padres y que en los centros lo que se enseña son "hábitos y conductas saludables".

Se trata pues de entrenar a las niñas para que vayan aprendiendo precozmente el modelo de mujeres que deberán ser al pasar de los años; cuanto antes lo asuman, mejor.

Ya en su apertura, Parra sostenía, como así aparece en la página web, que "Princelandia, lejos de parecer un spa tradicional, pretende innovar y revolucionar el concepto de entretenimiento y educación infantil". Así, siguiendo con la filosofía de cuidados y "sumando la parte educacional infantil, pretendemos que las más pequeñas puedan aprender a tomar los mejores hábitos de higiene y salud mientras pasan unas horas en un lugar mágico, diferente y rodeadas de toda la temática de princesas infantiles", continúa el texto.

Después de informar de tan singular propuesta de ocio infantil, la nota presenta algunas voces críticas al respecto.

Sin embargo, los valores que este sistema de "aprendizaje" fomenta no son ampliamente aceptados, sobre todo teniendo en cuenta que esas edades son cruciales para la construcción de la identidad en los niños. 
"Aprendemos jugando" es una de las premisas que recoge la web de la empresa, si bien el juego que propone Princelandia impone estereotipos de género y roles sociales que, además de prehistóricos, están muy lejos de la realidad. 
Carmona: "Es un  síntoma de una cultura anclada en patrones que encasillan al género femenino en lo accesorio" Para Júlia Mas, socióloga, este tipo de centros transmiten valores claramente sexistas, que ponen en el centro de la vida la imagen física y la perfección, además de ser potenciales generadores de bajas autoestimas. "Detrás de la definición de ocio temático se esconden mensajes dirigidos a las niñas, de lo que se espera de ellas y de a qué deben dedicar su tiempo y su ilusión: a ser princesas, coquetas y enamorar y deslumbrar con su imagen (¡a hombres, por supuesto!)", afirma. A su juicio, esto supone una alta e innecesaria "hipersexualización" de las niñas. 
La hipersexualización tiene que ver con la exaltación de la sexualidad de las niñas: miniadultas con preocupaciones y conversaciones que no se corresponden con su edad y que adoptan roles y comportamientos estereotipados.

No es de a gratis que en muchos momentos quede la sensación que la educación de los niños con miras a que puedan vivir en armonía personal y en una sociedad cohesionada, constituye una tarea que supera con mucho las posibilidades de los adultos.

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