Las
clases sociales están claramente diferenciadas desde las primeras etapas de la
vida, de tal manera que en los extremos encontramos para unos el trabajo
infantil, para otros entrenamiento en el lujo. Por supuesto que niñas y niños
no son responsables de estos despropósitos sino -en ambos casos aunque de
manera diferente- sus víctimas, ya que al decir de Eduardo Galeano los niños
pobres son prisioneros de su pobreza mientras que los niños ricos lo son de su
riqueza.
En
otra oportunidad nos referimos a los niños trabajadores (http://habladuriacronicasdelocotidiano.blogspot.mx/2016/03/los-ninos-postergados.html)
En esta ocasión veremos una propuesta de recreación ofertada a niñas de
sectores pudientes y de la que da cuenta una nota de prensa.
Manicura,
pedicura, masajes, maquillaje de fantasía, tratamientos de belleza, peinados y
hasta un desfile por una pasarela "top model" son las propuestas de
entretenimiento de Princelandia, una
empresa de ocio infantil, en la que niñas de entre 4 y 12 años se adentran en
"un mundo mágico a la medida de todas las princesas". Se trata de la
primera franquicia en Europa que ha desarrollado el concepto de "spa
educacional". Sin embargo, su director, Miguel Ángel Parra, señala a Público que la educación es tarea de los
padres y que en los centros lo que se enseña son "hábitos y conductas
saludables".
Se
trata pues de entrenar a las niñas para que vayan aprendiendo precozmente el
modelo de mujeres que deberán ser al pasar de los años; cuanto antes lo asuman,
mejor.
Ya en su
apertura, Parra sostenía, como así aparece en la página web, que "Princelandia, lejos de parecer un spa
tradicional, pretende innovar y revolucionar el concepto de entretenimiento y
educación infantil". Así, siguiendo con la filosofía de cuidados y
"sumando la parte educacional infantil, pretendemos que las más pequeñas
puedan aprender a tomar los mejores hábitos de higiene y salud mientras pasan
unas horas en un lugar mágico, diferente y rodeadas de toda la temática de
princesas infantiles", continúa el texto.
Después
de informar de tan singular propuesta de ocio infantil, la nota presenta
algunas voces críticas al respecto.
Sin
embargo, los valores que este sistema de "aprendizaje" fomenta no son
ampliamente aceptados, sobre todo teniendo en cuenta que esas edades son cruciales
para la construcción de la identidad en los niños.
"Aprendemos
jugando" es una de las premisas que recoge la web de la empresa, si bien
el juego que propone Princelandia
impone estereotipos de género y roles sociales que, además de prehistóricos, están
muy lejos de la realidad.
Carmona:
"Es un síntoma de una cultura
anclada en patrones que encasillan al género femenino en lo accesorio"
Para Júlia Mas, socióloga, este tipo de centros transmiten valores claramente
sexistas, que ponen en el centro de la vida la imagen física y la perfección,
además de ser potenciales generadores de bajas autoestimas. "Detrás de la
definición de ocio temático se esconden mensajes dirigidos a las niñas, de lo
que se espera de ellas y de a qué deben dedicar su tiempo y su ilusión: a ser
princesas, coquetas y enamorar y deslumbrar con su imagen (¡a hombres, por
supuesto!)", afirma. A su juicio, esto supone una alta e innecesaria
"hipersexualización" de las niñas.
La
hipersexualización tiene que ver con la exaltación de la sexualidad de las
niñas: miniadultas con preocupaciones y conversaciones que no se corresponden
con su edad y que adoptan roles y comportamientos estereotipados.
No es
de a gratis que en muchos momentos quede la sensación que la educación de los
niños con miras a que puedan vivir en armonía personal y en una sociedad
cohesionada, constituye una tarea que supera con mucho las posibilidades de los
adultos.
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