jueves, 24 de mayo de 2018

Las papas fritas globales


Empresa exitosa es aquella que puede producir a bajo costo al tiempo que obtiene generosos márgenes de ganancia. Con tal de lograr esos objetivos se llega a extremos en los que la salud del consumidor así como el cuidado del entorno natural no cuentan para nada. Eduardo Subirats ilustra con un ejemplo

Si usted produce papas fritas, entonces busca, en primer lugar, dónde encuentra las papas más baratas: descubre que en Los Andes, ahí es donde se pueden producir papas baratas; luego busca dónde encontrar los aceites más malos y más venenosos y los encuentra en alguna productora corrupta española, y luego usted busca algún ingrediente picante y entonces lo encuentra en India, un obsequio de la peor calidad, y va buscando así todos esos productos, entonces hace un mapa global, porque tiene picante de mala calidad aquí, aceite de la peor calidad allá, papas más baratas, basura de aquí, etcétera.

Ahora bien, para lograr un buen nicho (¡vaya palabrita!) de mercado tendrá que posicionar la marca entre los potenciales consumidores; a ello refiere Subirats

Y luego llama a un agente de publicidad estadunidense y alquila una gran antena de televisión que tiene que ser también estadunidense y le pone un nombre estadunidense. Entonces de repente hace la gran campaña y, el día cero, usted vende millones de kilos de patatas al mundo entero y envenena al mundo entero, ha cometido usted un acto de “liberación del mundo” con una patata globalmente constituida, globalmente diseminada, y que es capaz de envenenar globalmente a la humanidad.

Para Eduardo Subirats esta forma de hacer las cosas no es exclusiva del sector empresarial. “Así funciona el mundo del arte, así funciona el mundo de la filosofía, así funciona el mundo de las patatas fritas y así funciona el mundo de la política, a esto es a lo que se le llama globalidad.”

Claro que -regresando al tema del inicio- existen quienes procuran apegarse a normas de ética empresarial como las que ha enunciado la filósofa Adela Cortina entre otros autores, buscando conciliar rentabilidad económica con rentabilidad social y también con rentabilidad ambiental.

De momento, y con mucho, son los menos.

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