Empresa exitosa es aquella que puede
producir a bajo costo al tiempo que obtiene generosos márgenes de ganancia. Con
tal de lograr esos objetivos se llega a extremos en los que la salud del
consumidor así como el cuidado del entorno natural no cuentan para nada.
Eduardo Subirats ilustra con un ejemplo
Si usted produce papas fritas, entonces
busca, en primer lugar, dónde encuentra las papas más baratas: descubre que en
Los Andes, ahí es donde se pueden producir papas baratas; luego busca dónde
encontrar los aceites más malos y más venenosos y los encuentra en alguna
productora corrupta española, y luego usted busca algún ingrediente picante y
entonces lo encuentra en India, un obsequio de la peor calidad, y va buscando
así todos esos productos, entonces hace un mapa global, porque tiene picante de
mala calidad aquí, aceite de la peor calidad allá, papas más baratas, basura de
aquí, etcétera.
Ahora bien, para lograr un buen nicho (¡vaya
palabrita!) de mercado tendrá que posicionar la marca entre los potenciales
consumidores; a ello refiere Subirats
Y luego llama a un agente de publicidad
estadunidense y alquila una gran antena de televisión que tiene que ser también
estadunidense y le pone un nombre estadunidense. Entonces de repente hace la
gran campaña y, el día cero, usted vende millones de kilos de patatas al mundo
entero y envenena al mundo entero, ha cometido usted un acto de “liberación del
mundo” con una patata globalmente constituida, globalmente diseminada, y que es
capaz de envenenar globalmente a la humanidad.
Para Eduardo Subirats esta forma de
hacer las cosas no es exclusiva del sector empresarial. “Así funciona el mundo
del arte, así funciona el mundo de la filosofía, así funciona el mundo de las
patatas fritas y así funciona el mundo de la política, a esto es a lo que se le
llama globalidad.”
Claro que -regresando al tema del inicio-
existen quienes procuran apegarse a normas de ética empresarial como las que ha
enunciado la filósofa Adela Cortina entre otros autores, buscando conciliar
rentabilidad económica con rentabilidad social y también con rentabilidad
ambiental.
De momento, y con mucho, son los menos.
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