jueves, 15 de agosto de 2019

Caín y la inseguridad pública


El comentario se ha vuelto un lugar común y con pequeñas variantes desde diversas fuentes se recurre al libro del Génesis para relativizar la sensación de inseguridad pública que se vive en nuestro tiempo.

El padre Joaquín Antonio Peñalosa se refería a ello en su libro Humor con agua bendita (1977).

-Hermanos, predica el sacerdote en la misa dominical, el mundo no anda tan mal como muchos piensan. Acuérdense que en la época de Abel y Caín había un cincuenta por ciento de asesinos.

Más recientemente, en términos similares, Martín Caparrós aludía a ello en una de sus crónicas sobre la ciudad de Río de Janeiro.

José Siqueira, el Secretario de Seguridad Pública de Río, acaba de decir que puso 12.000 policías en la calle y que no hay que exagerar con eso de la inseguridad, que la ciudad es mucho menos violenta que el Paraíso.

-Nosotros tenemos 6 millones de habitantes y el año pasado hubo 6.000 homicidios. En el Paraíso había 4 habitantes; cuando Caín mató a Abel, la criminalidad alcanzó al 25 por ciento de la población.

Finalmente, Carlos Martínez Vázquez dio un pequeño giro a la cuestión. 

El amarillismo es tan viejo como la humanidad. Todos sabemos acerca del argüende entre Caín y Abel; pero nadie está interesado en la vida de Set. 

Nada nuevo bajo el sol.

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