jueves, 16 de enero de 2020

La muerte de Gaudí


No deja de ser paradójico que Antoni Gaudí, cuya obra le demandó tanta atención en infinidad de detalles, haya tenido un momento de tal distracción que le provocara la muerte. Y es que como dice José Luis Melero
Hay gente que se pasa la vida pensando en las musarañas. Pero a veces basta con que lo hagas una sola vez, en el momento más inoportuno, para que tenga trágicas consecuencias. 
Así le aconteció al célebre arquitecto catalán.
Es lo que le pasó a Gaudí el 7 de junio de 1926 cuando iba a cumplir con su visita diaria a la iglesia de San Felipe de Neri. Iría pensando en las musarañas cuando fue atropellado por un tranvía en la Gran Vía de las Cortes Catalanas, entre las calles de Girona y Bailén. 
Fue un personaje sumamente peculiar lo que –según la misma fuente- quedó de manifiesto en la forma en que vestía al momento del accidente.
Su aspecto descuidado hizo que lo tomaran por un pordiosero y no fuera atendido de inmediato. Murió tres días más tarde. 
Y ya en el terreno de la suposición agrega José Luis Melero: “si hubiera vestido como un buen burgués (…) tal vez las cosas hubieran sido de otro modo”.

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