De que
Hitchcock fue uno de los grandes maestros en el terreno del suspenso y del terror,
no cabe la menor duda.
Con
mucha sapiencia transitaba por esos espacios y es Ricardo Piglia quien lo evoca
cuando alude al secreto.
(…) A
propósito de estas cuestiones yo recordaba una intervención muy interesante de
Hitchcock en El cine según Hitchcock,
de François Truffaut (…) Allí Hitchcock define el McGuffin, un elemento que es
el motor de la trama, muy importante para los personajes pero que el narrador
no define, ni conoce. No importa saber qué es, lo importante es que los
personajes de la historia estén obsesionados por ese elemento y estén
dispuestos a todo para conseguirlo. Ni el narrador ni el espectador saben qué
es, pero los personajes sí saben y lo buscan durante todo el relato. Ésa sería
la función narrativa del secreto.
Entrados
en estas cuestiones aparece otro punto esencial: la diferencia entre suspenso y
sorpresa; a ello también se refiere Hitchcock
En la
conversación con Truffaut, Hitchcock establece la distinción entre suspenso y
sorpresa, y dice: hay suspenso cuando el espectador sabe que detrás de la
puerta que va a abrir la heroína hay un loco con un hacha; entonces yo -dice-,
cuando narro, retraso el momento del encuentro entre la heroína y el asesino, y
eso es suspenso.
Llega
el momento en que el famoso cineasta -citado por Piglia- concluye su análisis: “En
cambio, hay sorpresa cuando ni el espectador ni la heroína saben, dice Hitchcock,
y entonces si ella abre la puerta e irrumpe este hombre con el hacha, es una
sorpresa al mismo tiempo para el personaje y para el espectador.”
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