martes, 13 de abril de 2021

Momentos de la vida

 

Las diferencias generacionales, manifestadas en formas más o menos violentas, constituyen una constante de la vida. No falta razón al antiguo proverbio árabe cuando advierte que los hombres se parecen más a su tiempo que a sus padres.

Giovanni Papini subraya el papel que en este contexto ocupa la moda, lo novedoso.

Los modernos buscan, aun en el orden intelectual, la variación, la novedad; quieren con frecuencia modas nuevas, caras nuevas; van a oleadas, por tendencias y modas pasajeras. (…) A lo mejor los nuevos protagonistas no valen lo que los viejos, pero no importa: tienen sobre los viejos el inmenso privilegio de no ser los de siempre, las sólitas fisonomías, las conocidas voces, las hechuras sabidas de memoria, las imágenes ya familiares a los sentidos y al entendimiento.

No es posible desconocer este antagonismo que, prosigue Papini, forma parte del enfrentamiento generacional.

Hay una guerra perpetua entre padres, hijos y nietos, aun en el mundo de las palabras impresas; la manera más fácil y más natural de tener o aparentar tener personalidad es, para un joven, la de contraponerse a los que le han precedido, la de ser o la de querer ser distinto que ellos, por lo tanto la de renegarlos, la de combatirlos.

Ante la frecuente descalificación que hacen los mayores -al mismo tiempo que se sitúan en el papel de víctimas- en relación a los jóvenes, Giovanni Papini propone un sensato exhorto: “Nosotros mismos hemos hecho lo propio y no tenemos derecho a maravillarnos de que nos toque ocupar a nuestra vez el sitio del blanco y no el de los tiradores.”

Así, a la clásica distinción de los tiempos de la vida, podríamos agregar que hay tiempos para ser tirador y también para convertirse en el blanco preferido.

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