martes, 10 de agosto de 2021

Szymborska y sus sospechas con relación a Casanova

 

La revista Muy Interesante (mayo 2018) presenta un breve perfil del personaje que nos ocupa.

Giacomo Casanova (1725-1798) fue algo más que un simple rompecorazones. El veneciano, hijo de comediantes, sedujo a 132 mujeres, según cuenta él mismo en su libro “Historia de mi vida”, memorias que escribió después de cumplir 60 años por prescripción médica.

A veces la fama es unilateral y Casanova ha pasado a la historia principalmente como mujeriego, sin que se preste mayor atención a otras facetas de su vida; tan es así que según la misma revista

Un verdadero casanova no sólo conquista, sino también conoce, inventa, y disfruta la vida. Utilizamos su apellido para referirnos a aquellos hombres que van de flor en flor, por así decirlo.

Pero según Wislawa Szymborska existen razones fundadas para dudar de lo que cuenta el protagonista acerca de su vida: “Casanova fanfarroneaba muy a menudo, cosa que, por otra parte, no me sorprende en absoluto.” Dicho lo anterior, enseguida extiende un manto de comprensión en relación a sus exageraciones: “Se puede, a falta de otra cosa, ser franco en una autobiografía breve. Pero ni siquiera un santo podría resistirse en doce tomos.” Además

¿Cómo se les ocurre pedir verdades y solo verdades al maestro del autobombo, al mayor playboy de todos los tiempos? Solo con que el cincuenta por ciento del texto fuese mentira, el resto bastaría para llenar las biografías de varios bribonzuelos, alborotadores de nivel internacional, titanes de la vitalidad y la sagacidad, auténticos especialistas a la hora de conseguir dinero y patrocinios, y plusmarquistas en el arte de seducir mujeres. Pocas se le resistían, y generalmente eran ellas mismas quienes lo inducían a meterse en sus camas, movidas por la pasión o el interés, lo que al principio del romance venía a ser lo mismo. Ese inicio duraba unos días, pero no se alargaba mucho más por lo general.

Llegados a este punto asoma la sospecha de fondo que Szymborska propone ante la versión oficial de la vida de Casanova.

Pero hay una cosa que sí me ha extrañado mucho. Todas esas mujeres se dejaban abandonar con una facilidad inaudita. Sin sonados altercados, ataques de furia, intentos suicidas o desmayos provocados por la desesperación. Por más que un par de días antes escucharan con entusiasmo promesas de matrimonio y ellas mismas jurasen amor eterno. Ninguna intentaba detenerlo con ruegos o amenazas, ninguna le andaba pegada a los talones durante años con la esperanza de que volviese. ¿Cómo es posible que Casanova no consiguiera despertar sentimientos, más o menos, duraderos? Es dudoso, por otra parte, que lo callase, ¡él, que se jactaba cuando tenía ocasión! (…) El seductor más célebre del mundo hacía el equipaje sin muchos preámbulos, y a veces hasta le ayudaban algunas de ellas.

Y para rematar su argumento Wislawa Szymborska aleja su mirada de Casanova para centrarse en ellas.

Después, con evidente alivio y cierta prisa volvían con sus bondadosos maridos o sus poco atractivos prometidos, o se entregaban de inmediato a una nueva aventura, como si la anterior no fuese digna de unos instantes de reflexión. ¿Desencantadas? ¿Abatidas? ¿Aburridas? 

Así es como la duda queda sembrada en torno al maestro del autobombo.

No hay comentarios: