miércoles, 5 de octubre de 2022

El limonero resucitado

 

Hay quienes han sido bendecidos con el don de la mirada que les permite ver lo que otros no, traer a la superficie para poner a disposición de todos, aquello que habitaba en las profundidades en espera de ser descubierto.

Es el caso de Álvaro Cunqueiro.

A manera de ejemplo alcanzan unos pocos renglones en que menciona -como no podía ser de otra manera- un lugar de Galicia, un huerto al mediodía en el que encuentra un limonero muy especial.

Es mediodía en la puente Barbantiño. Es mediodía en el huerto y en el limonero: un mediodía de oro, convertido en grandes frutos amarillos. A este limonero lo quemó una helada y se le dio por muerto, pero lentamente vino a la vida, de nuevo floreció, y nunca fue tanto ni tan hermoso su fruto como ahora. Sobre mi mesa tengo ahora un limón del limonero resucitado, y quisiera saber lo que hay en él de muerte y de resurrección, de sueño y de savia (…)

Y es así como uno parece estar viendo a través de la mirada de Cunqueiro al limonero resucitado.

No es cosa fácil pero dejemos pasar la tentación de proponer libres asociaciones que, convocadas por el tema, quieren salir a escena.

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