miércoles, 17 de enero de 2024

Con segunda

 

La valentía, compromiso social y programa pedagógico de Janusz Korczak nos hacen saber que estamos ante alguien de un enorme humanismo. Se cuenta que tuvo la posibilidad de salvarse, sin embargo su coherencia lo condujo al campo de concentración donde fue asesinado junto a tantas personas.

En sus escritos refiere un pequeño episodio que dice mucho.

En una ocasión me sorprendió ver a un muchacho habitualmente frío y reservado, especie de misántropo envejecido prematuramente, que empezaba a dedicarme atenciones delicadas: era el primero en reír de mis bromas, daba codazos para que me dejaran paso, se adelantaba a todos mis deseos. Lo hacía con torpeza, con deseo visible de llamar mi atención sobre su amabilidad. Estas maniobras duraron bastante tiempo y yo procuraba, como podía, disimular mi desagrado.

Detrás del comportamiento de aquel muchacho había una intencionalidad que no tardó en ponerse de manifiesto y que nos cuenta el doctor Korczak. “Entendí todo el día que vino a pedirme que admitiera a su hermano pequeño en la Casa del Huérfano.” Y concluye: “Se me humedecieron los ojos: ¡pobre muchacho!, ¡cuánto le habrá costado hacerse pasar por lo que no era!”

No hay comentarios: