viernes, 22 de diciembre de 2023

Llegar exhausto al nuevo año

 

En este mismo espacio ya nos hemos referido tanto al momento de hacer el cierre de caja de fin de año  

(https://habladuriacronicasdelocotidiano.blogspot.com/search/label/Balance%20de%20fin%20de%20a%C3%B1o) como a la celebración del recién llegado

(https://habladuriacronicasdelocotidiano.blogspot.com/search/label/a%C3%B1o%20nuevo)

Dada la oportunidad que nos brinda el calendario ahora volvemos al tema guiados por Carlos María Gutiérrez quien al escribir estas líneas -como se infiere sin mucha suspicacia- estaba dejando atrás un ciclo particularmente difícil. “Yo no tengo nada que decir sobre mis propósitos para el año nuevo. No albergo, por otra parte, ninguna clase de propósitos.” Para ilustrar lo que estaba viviendo propone una comparación.

Cuando el escuálido maratonista, cubierto de polvo, sudor y linfa, con los pulmones destrozados y los ojos inyectados en sangre, consigue llegar a la meta y se desploma del otro lado de la línea blanca ¿habrá algún alma miserable que se arrodille junto al agonizante para preguntarle sobre sus propósitos relativos a la próxima maratón?

Confórmense con que haya llegado a este 31 de diciembre sin haber muerto en el camino; que les baste con que haya cubierto todo el recorrido y nada de preguntas. Déjenme que me siente un rato, aquí en el pastito, y recobre el resuello. (…)

Gutiérrez propone un cambio en la dirección de la mirada. “Mejor que de propósitos para el año nuevo, les puedo hablar del año viejo. La gente, en estos días, tendría que llenarse menos de planes y esperanzas, y más de recuerdos.” Y concluye en el mismo tono: “Ustedes, elitistas, se le apilan al sonrosado recién nacido, lo miman, lo festejan, le prenden fuegos artificiales, como si les fuera a traer la felicidad.”

Con todo y todo. ¡Muy Feliz Año Nuevo!

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