viernes, 28 de junio de 2024

Zona de confort

 

Las modas no se caracterizan por su permanencia, pero en el mundo que vivimos adquieren un vertiginoso pasar y esto acontece con la forma de vestir, la música, la pintura, la comida, etc.

Palabras y conceptos no están exentos a ello. Hace algunos años el escritor Juan José Millás reparó en uno de ellos.


Empieza a popularizarse la expresión “zona de confort”.

-Tú es que no sales de tu zona de confort –me dijo hace algunos meses un amigo en el transcurso de una discusión sobre cine y literatura.

Inicialmente estas irrupciones de ideas o resignificación de palabras solo son comprensibles para quienes forman parte de la vanguardia. Será el contagio de su uso junto al transcurso del tiempo, que las irán popularizando entre el resto de la población.

Millás se vio en la necesidad de identificar a que se refería aquel concepto:  


Creo que se refería a las ideas que me proporcionan cierta seguridad, aquellas desde las que observo el mundo. A partir de ese instante empecé a escuchar la frase en todas partes. Se había convertido en tendencia. La zona de confort puede ser indistintamente un sofá o un sistema filosófico. Mejor que sea un sistema filosófico.

Una vez legitimado el nuevo sentido de la expresión, se desarrollan variantes en su aplicación. En una ocasión, platicando del clima, una amiga -después de quejarse del frío que hacía en esos días- reconoció con cierto pesar: “Es que mi zona de confort es estrecha”. Claro está que aludía a que no la llevaba bien ni con el frío ni con el calor.

Así pues, queda sugerido que hay que salir de la zona de confort al mismo tiempo que es recomendable que la misma sea amplia.

Frente a ello se han levantado quienes sostienen que si uno está cómodo, a gusto, en paz, satisfecho, entonces ¿para qué salir de la zona de confort?

Da la impresión de que cuando surgen estas innovaciones en el lenguaje generan simpatía. Después de un tiempo, difícil de precisar, comienza su desgaste que conduce a abandonar su uso. Tal vez sea el caso de zona de confort que al convertirse en ídem, dejó de ser tan usada (siguiendo sus propias recomendaciones al respecto).