lunes, 14 de abril de 2025

Cuando de oler rico se trata

 

El tema de los perfumes llama la atención y mucho se ha escrito en relación a él (en ocasiones verdaderos tratados). No seremos excepción en este espacio, citando a dos autores.

En primer lugar, Dario Fo da cuenta de un diálogo que tuvo siendo niño con su abuelo y que comienza con un tópico muy conocido.

(…) ¿Nunca te has preguntado por qué las mujeres y ahora también los hombres se inundan de perfume cada vez más?

Para disimular los malos olores y el sudor rancio.

Pero a partir de aquí, el abuelo da otra plausible razón -verdadera jugada estratégica- de tal costumbre.

No exageres… además, echarse de vez en cuando un perfume delicado puede producir un efecto agradable, lo que molesta es el exceso, que se convierte en un disfraz nacido de la desconfianza en la producción de nuestras premiadas glándulas. El profesor Trangipane me contaba que ya en el siglo XVIII los nobles empelucados descubrieron que emanaban olores según sus estados de ánimo, legibles por la nariz como señales fáciles de descifrar. Entonces, para evitar que los demás descubrieran por medio del olfato el carácter, la personalidad, las emociones y la hipocresía, que apesta tanto que produce náuseas, preferían borrar cualquier mensaje con chorros de perfume.

Por otra parte, Marta D. Riezu valora su gusto por los perfumes como una suerte de compensación ante su falta de interés en beber alcohol.

Dios tuvo misericordia conmigo: soy abstemia, pero me concedió el gusto por los perfumes. La orfandad de una vida sin vino es compensada por el placer íntimo del perfume que, como la lectura, se metaboliza únicamente a solas.

La autora española, especialista en modas, comenta que “compra perfumes desde los quince años.” Y ella, que tanto sabe de marcas y elegancia, acepta que no hace muchos distingos a la hora de adquirirlos: “no tengo prejuicios; a veces, con los más comerciales uno se lleva sorpresas.”

Asimismo, evoca una imagen que la emociona. “Cuando el sábado tarde cojo el metro y va lleno de adolescentes salidos bañados en perfumes baratos, siento infinito amor por ellos, por su ansia de vivir y divertirse.”

Así pues, es posible apreciar la manera en que el perfume es utilizado tanto en defensa propia, como por expresión de cortesía hacia los demás. Y claro que no falta la intención de agradar a otros mejorando las credenciales de presentación.

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