Sus abuelos habían vivido toda la vida juntos en el pueblo. Un día le hablan a la ciudad para avisarle que había muerto el abuelo. Para allá fue. Se encargó de los trámites. Toda la familia y los amigos se acercaban al cajón para ver por última vez al difunto. Bueno no todos: su esposa no.
-Abuela, ¿no vas a acercarte a ver al abuelo?
-No. Todos dicen que parece como que estuviera durmiendo. En una de esas me entran ganas de acurrucarme a su lado y por ahí nos entierran juntos.
Ilustración: Margarita Nava |
No hay comentarios:
Publicar un comentario