jueves, 11 de junio de 2015

Popeye y la espinaca


Para quienes fuimos niños hace muchos años, la figura de Popeye resulta muy conocida. Alcanza con cerrar los ojos para recordar como después de comer espinaca la musculatura de Popeye crecía en forma impresionante y lo dejaba en condiciones óptimas para enfrentar a los malos y defender a su querida Olivia de cuanto malvado pusiera en peligro su seguridad (por cierto que contrastaba la musculatura del héroe con la condición cuasi-anoréxica de Olivia).

Según Selecciones del Reader’s Digest, cuando Popeye nació en la década de 1930 el consumo de espinacas aumentó en Estados Unidos un 33%, porque a ella debía su gran fuerza dado que contenía mucho hierro. Y agrega la citada revista: “La creencia de que la espinaca da fuerza se basaba en un error matemático: en la década de 1890, unos investigadores se equivocaron al colocar un punto decimal, con lo cual se le atribuyó a la espinaca 10 veces más hierro del que en realidad contiene.” Sin embargo, en una nota de prensa de julio de 2013 se dice que tal error en realidad se habría cometido dos décadas antes y proporciona muchos datos al respecto.

El hierro de la espinaca, vegetal que Popeye come para alcanzar mayor fuerza, sería mucho menor del pensado. Un error de un científico en 1870 creó el mito de que la espinaca tendría 10 veces más de hierro que realmente posee.
En 1870, el químico alemán Erich von Wolf investigaba la cantidad de hierro en la espinaca y en los vegetales verdes. Al escribir sus descubrimientos en un cuaderno, el experto cometió un error, dándole a la verdura 10 veces más del hierro que realmente tenía.
Von Wolf, en vez de escribir que el vegetal tenía 3,5 miligramos de hierro en una porción de 100 gramos de espinaca, escribió que el contenido de hierro era de 35 miligramos, olvidándose de la coma.
Este pequeño error causó la confusión de que la espinaca tenía una cantidad de hierro extraordinaria para fortalecer el cuerpo. (…)
El error fue recopilado en "La media vida de los hechos: Por qué todo lo que conocemos tiene una fecha de expiración" (The Half-life of Facts: Why Everything We Know Has an Expiration Date), libro publicado por Samuel Arbesman.
El error de von Worf fue rectificado en 1937 cuando se comprobaron sus cálculos.
En 1981 el British Medical Journal publicó un artículo en donde desmintieron el mito de la espinaca. Igualmente el alimento es reconocido como uno de los vegetales con el mayor contenido de hierro.

Asimismo lo que se ha denominado como el mito de la espinaca generó otras consideraciones contrastantes por parte de Selecciones del Reader’s Digest.

Los nutriólogos modernos creen que, como fuente de hierro, la espinaca no es mejor -ni peor- que cualquier otra verdura. Su contenido de hierro es sólo promedio, y el poco que realmente contiene es prácticamente ineficaz, ya que el cuerpo no puede absorberlo en forma directa.
Irónicamente, en la década de 1940 los nutriólogos descubrieron que el ácido fólico que contiene la espinaca fortifica. Tal vez sea eso, después de todo, lo que ayuda a Popeye a tener esa musculatura tan estupenda.

Por otra parte, de acuerdo a la opinión de Alfred López “alimentos como los huevos, las lentejas o incluso el azúcar tienen más hierro que las espinacas”. Pero añade López un dato muy relevante: el enorme crecimiento que hubo en el consumo de espinacas -más allá de los errores ya señalados- ocasionaron que hubiera quienes resultaran directamente beneficiados y es por ello que “la ciudad de Crystal City (Texas), una de las mayores productoras de espinacas en EEUU., levantó una estatua en honor del personaje de Popeye”.

Y sí, la verdad es que no era para menos. Sin embargo hubo una omisión, dado que hubiese sido un acto de justicia erigir también una estatua a Erich von Wolf (o cuando menos a aquella coma tan decisiva).
 

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