Para quienes fuimos niños hace
muchos años, la figura de Popeye resulta muy conocida. Alcanza con cerrar los
ojos para recordar como después de comer espinaca la musculatura de Popeye
crecía en forma impresionante y lo dejaba en condiciones óptimas para enfrentar
a los malos y defender a su querida Olivia de cuanto malvado pusiera en peligro
su seguridad (por cierto que contrastaba la musculatura del héroe con la
condición cuasi-anoréxica de Olivia).
Según Selecciones del Reader’s Digest, cuando Popeye nació en la década
de 1930 el consumo de espinacas aumentó en Estados Unidos un 33%, porque a ella
debía su gran fuerza dado que contenía mucho hierro. Y agrega la citada
revista: “La creencia de que la espinaca da fuerza se basaba en un error
matemático: en la década de 1890, unos investigadores se equivocaron al colocar
un punto decimal, con lo cual se le atribuyó a la espinaca 10 veces más hierro
del que en realidad contiene.” Sin embargo, en una nota de prensa de julio de
2013 se dice que tal error en realidad se habría cometido dos décadas antes y
proporciona muchos datos al respecto.
El
hierro de la espinaca, vegetal que Popeye come para alcanzar mayor fuerza,
sería mucho menor del pensado. Un error de un científico en 1870 creó el mito
de que la espinaca tendría 10 veces más de hierro que realmente posee.
En
1870, el químico alemán Erich von Wolf investigaba la cantidad de hierro en la
espinaca y en los vegetales verdes. Al escribir sus descubrimientos en un
cuaderno, el experto cometió un error, dándole a la verdura 10 veces más del
hierro que realmente tenía.
Von
Wolf, en vez de escribir que el vegetal tenía 3,5 miligramos de hierro en una
porción de 100 gramos de espinaca, escribió que el contenido de hierro era de
35 miligramos, olvidándose de la coma.
Este
pequeño error causó la confusión de que la espinaca tenía una cantidad de
hierro extraordinaria para fortalecer el cuerpo. (…)
El
error fue recopilado en "La media vida de los hechos: Por qué todo lo que
conocemos tiene una fecha de expiración" (The Half-life of Facts: Why Everything We Know Has an Expiration Date),
libro publicado por Samuel Arbesman.
El
error de von Worf fue rectificado en 1937 cuando se comprobaron sus cálculos.
En
1981 el British Medical Journal
publicó un artículo en donde desmintieron el mito de la espinaca. Igualmente el
alimento es reconocido como uno de los vegetales con el mayor contenido de
hierro.
Asimismo lo que se ha
denominado como el mito de la espinaca
generó otras consideraciones contrastantes por parte de Selecciones del Reader’s Digest.
Los
nutriólogos modernos creen que, como fuente de hierro, la espinaca no es mejor
-ni peor- que cualquier otra verdura. Su contenido de hierro es sólo promedio,
y el poco que realmente contiene es prácticamente ineficaz, ya que el cuerpo no
puede absorberlo en forma directa.
Irónicamente,
en la década de 1940 los nutriólogos descubrieron que el ácido fólico que
contiene la espinaca sí fortifica.
Tal vez sea eso, después de todo, lo
que ayuda a Popeye a tener esa musculatura tan estupenda.
Por otra parte, de acuerdo a
la opinión de Alfred López “alimentos como los huevos, las lentejas o incluso
el azúcar tienen más hierro que las espinacas”. Pero añade López un dato muy
relevante: el enorme crecimiento que hubo en el consumo de espinacas -más allá
de los errores ya señalados- ocasionaron que hubiera quienes resultaran
directamente beneficiados y es por ello que “la ciudad de Crystal City (Texas),
una de las mayores productoras de espinacas en EEUU., levantó una estatua en
honor del personaje de Popeye”.
Y sí, la verdad es que no era
para menos. Sin embargo hubo una omisión, dado que hubiese sido un acto de
justicia erigir también una estatua a Erich von Wolf (o cuando menos a aquella
coma tan decisiva).
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