Cuando se hace presente, la
noche se vuelve interminable. En algunos casos la imposibilidad de conciliar el
sueño viene motivada por una problemática específica por la que se está
atravesando. Se trata de los insomnios justificados: como no alcanza el día se
emplea la noche en devanarse los sesos pensando posibles soluciones o
flagelarse anticipando eventuales efectos negativos (que a medida que pasan las
horas se agravan en forma considerable).
Pero también están los insomnios
de a gratis –también llamados crónicos-, son aquellos en que quien lo sufre no
pasa por ninguna dificultad concreta, más allá de la imposibilidad de dormir. En
los casos extremos se trata de personas sumamente exitosas, admiradas (e
incluso envidiadas) por sus notables logros familiares, profesionales,
comerciales, etc.
También están los insomnios
ausentes. Con ellos nos referimos a los que deberían acosar a quienes se han
conducido de mala manera por lo que han causado daños de gran magnitud a otros.
Uno se consuela pensando que estos personajes seguramente no pueden pegar los
ojos en toda la noche, cercados por su mala conciencia. Sin embargo, no son
pocos aquellos que duermen como lirones ante su conciencia ausente, adormecida
o sobornada.
Por otra parte hay sueños muy
parecidos al insomnio; Luis Ignacio Helguera da cuenta de ello. “Soñé que no podía dormir, y que al fin me dormía y
soñaba que no podía dormir. Desperté exhausto.”
A los insomnes su cara los
delata, viven cansados y amenazan con dormirse en los lugares más insólitos.
Los hay vergonzantes que eluden hablar del tema pero también están aquellos
para quienes es su único tema de conversación. Estos últimos se organizan en
una especie de hermandad en la que comparten infinidad de remedios caseros que
por lo general, dicho sea de paso, son muy poco efectivos. Ana María Shua,
citada por Leo Maslíah, comenta sus investigaciones en relación al insomnio.
Consulto
textos hindúes y textos universitarios, textos poéticos y textos medievales,
textos pornográficos y textos encuadernados. Cotejo, elimino hojarasca, evito
reiteraciones. Descubro, en total, 327 formas de combatir el insomnio.
Imposible transmitirlas: su descripción es tan aburrida que nadie podría
permanecer despierto más allá de la primera.
Por su parte Groucho Marx
alude al ya tradicional método -cuyo inventor se desconoce- de intentar
dormirse contando ovejas.
Muchas personas
consiguen un buen descanso nocturno contando ovejas. Si es posible, se aconseja
tener las ovejas en el dormitorio. Sin embargo, si eres alérgico a la lana (…),
puedes también cortejar el sueño contando panteras. Desde luego, siempre existe
el peligro de que las panteras te devoren, pero si se sufre insomnio esto es
verdaderamente lo mejor que te puede ocurrir.
En tiempos recientes entre las alternativas que
procuran derrotar al insomnio, ha hecho su aparición la musicoterapia. Cabe
aclarar que no constituye mayor novedad ya que, sin ese nombre dominguero, esta
estrategia –según Carl Honoré- data de antaño.
Utilizar la
música adrede para sosegarse no es una idea nueva. En 1742, el conde
Kaiserling, entonces embajador ruso ante la corte de Sajonia, encargó a Bach
que escribiera una composición para ayudarlo a vencer el insomnio. El
compositor creó las Variaciones Goldberg.
Y nos quedamos con la duda, debido a que Honoré no aclara el punto, si esta
composición de Bach le permitió al conde Kaiserling dormir a pata suelta.
Finalmente están los insomnios alegres, aquellos
provocados por una gran alegría que no cesa en el interior de la persona aunque
la noche haya avanzado. Ivan Illich, citado por Ramón Vera Herrera, proporciona
un ejemplo de ello.
Paulo Freire,
educador brasileño exiliado, demostró que se puede enseñar a leer y escribir en
seis semanas a un 15 por ciento de los alumnos analfabetos de un pueblo, con
menos de lo que cuesta tener un niño en la escuela durante un año.
Freire hace que
su equipo prepare para la comunidad con que se va a trabajar una lista de
palabras profundamente significativas y que fácilmente se convierten en foco de
controversia política. Las sesiones se centran en torno al análisis de esas
palabras (...) Nunca olvidaré una noche pasada con uno de esos grupos de
campesinos hambrientos. Fue en Sergipe a comienzos de 1964. Un hombre se
levantó; luchó por encontrar las palabras y luego expuso brevemente el
argumento que trató de elaborar (...) “Anoche no pude dormir... porque anoche
escribí mi nombre... y comprendí que yo soy yo... que quiere decir que nosotros
somos responsables”.
Por cierto, ¡muy buenas noches!
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