martes, 15 de diciembre de 2015

Agarrar


No es casualidad que tantas personas se interesen en cuestiones del idioma, que se apasionen analizando el origen etimológico de las expresiones, los cambios que éstas han experimentado con el paso del tiempo, las diversas acepciones de una misma palabra en diferentes regiones,  términos desaparecidos y emergentes, etc.

El idioma se convierte así en una invitación a la creatividad, las palabras se constituyen en provocaciones al ingenio y las pruebas de ello son innumerables.

Ejemplo de ello es la palabra “agarrar” (tan cerca por cierto de “garra”) que en el caso de México se acomoda en una amplia gama de usos, de lo que da cuenta Jorge García—Robles en su Diccionario de modismos mexicanos (México, Porrúa, 2012).

 

Agarradera. Algo o alguien de quien una persona se apoya en asuntos materiales o emocionales; mi novio es mi agarradera, sin él se me cae mi mundo. 

Agarrado. Codo, tacaño.
 
Agarrar de bajada. Tomar desprevenido. 

Agarrar de encargo. Abusar de alguien, explotarlo.
 
Agarrar con las manos en la masa. Descubrir infraganti a alguien que comete una acción prohibida.

Agarrar el avión. Fumar mariguana.

Agarrar el hilo. Entender lo que se explica.

Agarrar el modo. Aprender a congeniar, a convivir en armonía.

Agarrar el toro por los cuernos. Afrontar una situación de frente, sin miedo.

Agarrar en curva. Tomar desprevenido.

Agarrar la onda. Entender, captar el mensaje de alguien (…)

Agarrarla pelada y en la boca. Resolver con facilidad una situación.

Agarrarse de la greña o del chongo. Pelearse verbal o físicamente.

Agárrate. Se dice para expresar estado de alerta, preocupación o azoro, según la entonación: agárrate que ahí viene el sangrón de Pedro.

Agarrón. Pelea fuerte, verbal o física.
 

Que al fin se trata de agarrar la que nos venga bien.

 

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