jueves, 18 de febrero de 2016

Confluencia en la diferencia


La división que existe entre quienes practican una fe religiosa y aquellos que carecen de ella se manifiesta permanentemente, explicitando dos maneras muy distintas de comprender la vida.

Por ello no es frecuente reparar en sus puntos de acuerdo que más allá de  convicciones y épocas, reivindican el derecho –y la obligación- de rebelarse frente a la injusticia. Muchos son los casos que podrían citarse y para dar un ejemplo recurrimos a san Ignacio de Loyola y a José Saramago. Desde su fe, el fundador de la Compañía de Jesús afirma: “Actúa como si todo dependiera de ti, confía como si todo dependiera de Dios.”

Mucho tiempo después desde su ateísmo y militancia comunista, José Saramago sostiene: “Es que las miserias del mundo están ahí, y sólo hay dos modos de reaccionar ante ellas. O entender que uno no tiene la culpa y por tanto encogerse de hombros y decir que no está en sus manos remediarlo -y esto es cierto-, o bien, asumir que aun cuando no está en nuestras manos resolverlo, hay que comportarnos como si así lo fuera.”

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