Miguel
Gila fue un humorista español muy reconocido tanto en su país como en el exterior
(por cierto que ya hemos citado algún texto de él en este mismo espacio http://habladuriacronicasdelocotidiano.blogspot.mx/2012/06/juego-limpio-fue-mediados-de-abril.html)
Nadie
se lo tuvo que contar, supo directamente lo que es tomar parte en una guerra. Y
tal vez por ello procuraba hacerle frente desde la trinchera que más conocía,
la del humor. Aquí encontramos una de sus famosas parodias a ese respecto https://www.youtube.com/watch?v=SiHSxi2eiNc
En algunos pasajes de sus escritos se refiere al objetivo que perseguía con
ello
Pero,
sin pretender ser un apóstol, me hubiera gustado que lo que hago sirviera de
algún modo para modificar el comportamiento de alguna parte de la humanidad, si
entendemos por humanidad a los nacidos como seres humanos, aunque en ocasiones
no practiquemos la humanidad. Tal vez por haber sufrido la inhumanidad en mis
propias carnes, por haber pasado de niño a hombre con un fusil en mis manos,
disparando contra gente a la que no conocía, pero que hablaba mi mismo idioma,
he intentado con mis parodias de la guerra poner de manifiesto la estúpida
crueldad que conllevan estos conflictos.
Aun
reivindicando su forma de resistencia ante tanta violencia, era consciente que
la tragedia allí seguía.
Pero
los hombres siguen matándose, los poderosos siguen usando a los jóvenes para
que destruyan y maten, no importa si hombres, mujeres o niños, y parece que
tampoco importa mucho si esos jóvenes mueren. Los poderosos, los que mandan,
les han hecho creer que defienden una patria, una religión o unas siglas, e
ignoran que están siendo utilizados por unos locos o unos fanáticos. Cada día
nos despertamos con la noticia de que se ha encontrado una fosa común con
gentes que fueron asesinadas de un tiro en la nuca, o que uno de esos
ignorantes que siguen con devoción al loco o al fanático de turno se ha lanzado
contra un edificio con un coche cargado de explosivos originando una masacre y
su propia muerte. Y lo hacen en defensa de una bandera que no es más que un
trapo con colores, o incitados por unas siglas que son propiedad de unos pocos.
Y
llegado a ese punto expresa, con palabras prestadas, su sentimiento de
impotencia. “Tal vez tenía razón Víctor Mássuk cuando dijo: ‘La fauna política
ha reducido las masas a soñoliento rebaño, estúpidamente unificado en el
aplauso, en el eslogan y la hipnosis de la propaganda’.”
Sin
embargo, y más allá de los inevitables momentos de desánimo, Miguel Gila
siempre tuvo claro que la única guerra en la que no quiso dejar de participar
fue, precisamente, la guerra contra la guerra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario