jueves, 21 de julio de 2016

Paradojas


En una de sus acepciones, el diccionario las define como hechos o dichos aparentemente contrarios a la lógica, mientras que Eduardo Galeano afirma que “si la contradicción es el pulmón de la historia, la paradoja ha de ser, se me ocurre, el espejo que la historia usa para tomarnos el pelo” y ofrece algunos ejemplos


Ni el propio hijo de Dios se salvó de la paradoja. Él eligió para nacer, un desierto subtropical donde jamás ha nevado, pero la nieve se convirtió en un símbolo universal de la navidad desde que Europa decidió europear a Jesús. Y para más inri, el nacimiento de Jesús es, hoy por hoy, el negocio que más dinero da a los mercaderes que Jesús había expulsado del templo.


En relación a ello Edmundo O’Gorman dice que “la Navidad es la venganza de los mercaderes contra Jesús por haberlos expulsado del templo”; Heinrich Böll es contundente al respecto


Benz se paró ante la vitrina con las figuras del Nacimiento y vio al fondo, los tres Reyes Magos, hombres barbudos, bien vestido, que caminaban sobre musgo artificial y con las manos hacia atrás tiraban de imaginarios camellos. Delante de San José estaba una lista de precios, que le llegaba a la barbilla: “256 marcos. También se venden por separado”, y Benz pensó: “Si San José hubiera tenido tanto dinero, se habría hospedado en el mejor hotel de Belén y toda la industria pesebrística se habría quedado en pura ilusión”.


Prosigamos con la lista de paradojas que propone Galeano


Napoleón Bonaparte, el más francés de los franceses, no era francés. No era ruso José Stalin, el más ruso de los rusos; y el más alemán de los alemanes, Adolfo Hitler había nacido en Austria. Margherita Sarfatti, la mujer más amada por el antisemita Mussolini, era judía. José Carlos Mariátegui, el más marxista de los marxistas latinoamericanos, creía fervorosamente en Dios. El Che Guevara había sido declarado completamente inepto para la vida militar por el ejército argentino.
De manos de un escultor llamado Aleijadinho, que era el más feo de los brasileños, nacieron las más altas hermosuras del Brasil. Los negros norteamericanos, los más oprimidos, crearon el jazz, que es la más libre de las músicas. En el encierro de la cárcel fue concebido Don Quijote, el más andante de los caballeros. Y para colmo de paradojas, Don Quijote nunca dijo su frase más célebre. Nunca dijo, “ladran Sancho, señal que cabalgamos”.
“Te noto nerviosa”, dice el histérico. “Te odio”, dice la enamorada. “No habrá devaluación” dice, en vísperas de devaluación, el ministro de Economía. “Los militares respetan la Constitución”, dice en vísperas del golpe de estado el ministro de Defensa.


Otros autores enriquecen la colección. Ángel Gabilondo afirma que “los sinsabores pueden ser amargos”; Marcial Fernández repara en la “extraña paradoja de las paredes o tapias: oyen y están sordas”; Wimpi evoca a


(…) aquel dueño de casa, citado en el cuento de Aniano, que viéndole un huésped que se soplaba las manos para calentárselas y que soplaba la sopa para enfriarla, lo dejó, diciendo airado, mientras se iba: -“No quiero tratos con gentes tan imbéciles que tanto le soplan a lo frío como a lo caliente”.


La distinción entre contradicción y paradoja no siempre es clara, como ocurre con la que expone Alfredo Jalife-Rahme


Para contribuir en forma inigualable al caos por medio del terror, lord Oxburgh, mandamás de la compañía Transporte y Comercio de la petrolera británica Shell (la tercera más importante del mundo), se mostró pesimista respecto del futuro del planeta debido al alza de la emisión de gases invernadero (The Guardian; 17 junio 04). Ahora resulta que una de las mayores depredadoras se acongoja por la suerte del planeta.


Concluyamos con un graffiti muy difundido que alude al tema que nos ocupa


Como no vamos a estar desunidos
si todos juntos se escribe separado
y separado todo junto


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