A
mediados de los años 60’s del siglo pasado el periodista Gay Talese puso en su
mira a Frank Sinatra, cuya trayectoria estaba en pleno auge. Se le acercaba un
compromiso artístico muy importante y no todo era felicidad para el cantante
[estaba] preocupado
(…) por su papel de estrella en un show de la NBC, de una hora de duración,
titulado “Sinatra: el hombre y su música”, que le impondría la obligación de
cantar dieciocho canciones con una voz que en este preciso momento, unos días
antes de que empezara la grabación, estaba débil, dolorida e incierta. Sinatra
no se encontraba bien. Era víctima de un mal tan común que la mayoría de la
gente lo hubiera encontrado insignificante. A él, en cambio, lo precipitaba en
un estado de angustia, de profunda depresión, de pánico e incluso de furor.
Frank Sinatra tenía un resfriado.
Claro
está que para un cantante –y en particular para él- esa situación no era poca
cosa. Para dar idea de lo que ello significaba Talese propone algunos símiles
que no ahorran en tamaño: “Sinatra con catarro es Picasso sin colores o un
Ferrari sin gasolina, sólo que peor”. Y explica la gravedad del asunto
Porque
los catarros corrientes roban a Sinatra esa joya que no se puede asegurar,
su voz, y hieren en lo más vivo su confianza. (…) Un Sinatra acatarrado puede, salvando las distancias,
enviar vibraciones a la industria del
espectáculo y aún más lejos, casi como una enfermedad repentina de un
presidente de los Estados Unidos puede sacudir la economía nacional.
El
artista era consciente de todo lo que se jugaba en aquel compromiso que se
aproximaba, tanto que pensaba que podía hacerle sombra nada menos que a los
Beatles; continúa Talese
El
espectáculo de la NBC tendría una hora de duración (…) Sinatra estaba muy
excitado por este espectáculo; veía la oportunidad de atraer no sólo a los
nostálgicos, sino también de dar a conocer su talento a los partidarios del
rock-and-roll. En cierto sentido, presentaba batalla a los Beatles. Los
comunicados de prensa realizados por la agencia de Mahoney subrayaban esto
diciendo: “Si usted está cansado de los cantantes adolescentes que llevan la
melena tan espesa que se puede ocultar en ella una caja de melones… sería
estimulante que considerase el grado de diversión de un programa especial
titulado Sinatra: El hombre y su música”.
Finalmente
se repuso a tiempo y el programa fue todo un éxito.
Ahora
que le robara público a los Beatles, eso ya es otra cosa.
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