martes, 13 de septiembre de 2016

El catarro de Sinatra


A mediados de los años 60’s del siglo pasado el periodista Gay Talese puso en su mira a Frank Sinatra, cuya trayectoria estaba en pleno auge. Se le acercaba un compromiso artístico muy importante y no todo era felicidad para el cantante

[estaba] preocupado (…) por su papel de estrella en un show de la NBC, de una hora de duración, titulado “Sinatra: el hombre y su música”, que le impondría la obligación de cantar dieciocho canciones con una voz que en este preciso momento, unos días antes de que empezara la grabación, estaba débil, dolorida e incierta. Sinatra no se encontraba bien. Era víctima de un mal tan común que la mayoría de la gente lo hubiera encontrado insignificante. A él, en cambio, lo precipitaba en un estado de angustia, de profunda depresión, de pánico e incluso de furor. Frank Sinatra tenía un resfriado.

Claro está que para un cantante –y en particular para él- esa situación no era poca cosa. Para dar idea de lo que ello significaba Talese propone algunos símiles que no ahorran en tamaño: “Sinatra con catarro es Picasso sin colores o un Ferrari sin gasolina, sólo que peor”. Y explica la gravedad del asunto 

Porque los catarros corrientes roban a Sinatra esa joya que no se puede  asegurar,  su voz, y hieren en lo más vivo su confianza. (…) Un Sinatra  acatarrado puede, salvando las distancias, enviar vibraciones a la industria del  espectáculo y aún más lejos, casi como una enfermedad repentina de un presidente de los Estados Unidos puede sacudir la economía nacional.

El artista era consciente de todo lo que se jugaba en aquel compromiso que se aproximaba, tanto que pensaba que podía hacerle sombra nada menos que a los Beatles; continúa Talese

El espectáculo de la NBC tendría una hora de duración (…) Sinatra estaba muy excitado por este espectáculo; veía la oportunidad de atraer no sólo a los nostálgicos, sino también de dar a conocer su talento a los partidarios del rock-and-roll. En cierto sentido, presentaba batalla a los Beatles. Los comunicados de prensa realizados por la agencia de Mahoney subrayaban esto diciendo: “Si usted está cansado de los cantantes adolescentes que llevan la melena tan espesa que se puede ocultar en ella una caja de melones… sería estimulante que considerase el grado de diversión de un programa especial titulado Sinatra: El hombre y su música”.                                                                                     

Finalmente se repuso a tiempo y el programa fue todo un éxito.

Ahora que le robara público a los Beatles, eso ya es otra cosa.

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