martes, 13 de diciembre de 2016

Citas aproximadas, hechizas y apócrifas


Hay frases que al ir pasando de boca en boca (o de pluma en pluma) se han ido transformando. Gabriel Zaid –reconocido estudioso del tema-, proporciona algunos ejemplos.

Pocos han leído a Lord Acton, pero muchos citan aquello de “El poder corrompe”, aunque la frase (nunca publicada por el autor, sino escrita en una carta) es: “El poder tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe absolutamente” (Lord Acton, Essayhs on freedom and power, ed. Gertrude Himmelfarb). Así también (incluso en compilaciones respetables) hay dos o tres versiones diferentes de la frase de George Santayana “Los que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo”, aunque consta en un libro (The life of reason).

Puede suceder que la expresión en su versión difundida mejore notablemente la original, tal como precisa Zaid. “De igual manera que una traducción puede mejorar el original (en Otras inquisiciones, ‘Sobre el Vahtek de William Beckford’, Borges hace la broma de que ‘El original es infiel a la traducción’), el texto original de muchas frases célebres pueden ser decepcionante, frente a la cita de memoria.”

Por su parte Andrés Trapiello alude a una cita que suele citarse en un sentido diferente al original. “(…) ‘con la Iglesia hemos topado’ (…) Mucha gente cree [que el famoso caballero afirma esto cuando junto a Sancho llega al Toboso], pero lo que dice don Quijote es ‘con la Iglesia hemos dado’ al chocar con el edificio.”

También están aquellas frases que se adjudican a autores totalmente inocentes al respecto. Hay casos en que aun en el error se mantiene la fidelidad, tal como lo ilustra Zaid: “Ya no se lee a Jean-Baptiste Say, pero se cita su famosa ley (‘La oferta crea su propia demanda’), que nunca escribió, aunque es un buen resumen de su posición al respecto (Thomas Sowell, Say’s Law: An historical análisis).” Eduardo Galeano se interesa por una expresión que ha alcanzado gran difusión: “Don Quijote jamás pronunció la más famosa de sus frases. ‘Ladran, Sancho, señal que cabalgamos’ no figura en la obra de Cervantes. ¿Qué anónimo lector habrá sido el autor?” (no faltaba razón a Enrique Jardiel Poncela cuando afirmaba que “el Quijote es un libro del que todos hablan y que nadie lee”). La muy difundida frase de “Dios dijo: ‘¡ayúdate que yo te ayudaré!” parece no estar en ningún pasaje de la Biblia.

Para concluir merece citarse –y aclaro que la atribución responde a la fuente original- a Jorge Ibargüengoitia cuando afirmaba que “(…) el oficio de inventar frases célebres es mucho más difícil y complicado que el de decirlas de chiripa”.

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