martes, 7 de febrero de 2017

El tremendismo


Es posible clasificar a las personas en dos grupos. Aquellos que suponen que las cosas pueden ir por mal camino (con la inconfesada esperanza que no sea así) y quienes tienen expectativas de que todo transcurra en buena forma (con el temor interno que ello no suceda).

De cara a estas opciones, Schopenhauer recomendaba la primera ya que “(…) quien lo ve todo negro, quien constantemente teme lo peor y se prepara para ello, no se llevará tantos desegaños como aquel que siempre ve el color más hermoso de las cosas”.

Ante esta disyuntiva hay médicos que se integran a las filas del tremendismo; Soledad Gallego-Díaz presenta un claro ejemplo al respecto.

Cualquiera que haya tenido que tratar con médicos con motivo de una grave enfermedad conoce la técnica del gran susto. El especialista enumera las terribles posibilidades a las que se enfrenta el enfermo, que queda anonadado a la espera del resultado de las pruebas clínicas. Cuando éstas llegan, el pronóstico mejora sustancialmente. Ya no hay que cortar dos piernas y un brazo. Bastará con amputar una mano. Y el enfermo da gracias al cielo: ¡Qué alegría, sólo me cortarán la mano derecha”.

Avisados.

No hay comentarios: