Tal vez sea porque vivimos tiempos en que mucho se nos
da el hablar y muy poco el escuchar o porque el ritmo acelerado que traemos nos
impide escucharnos con la debida calma. Ahora bien, sea por lo que sea de unos
años a la fecha ha surgido un nuevo oficio: el de los escuchadores
profesionales.
En este mismo espacio ya hemos referido el anuncio –que
citado por Eulalio Ferrer- publicó el periódico El Universal (México) el 2 de junio de 1987.
¿No
tiene quién le escuche? Caballero confiable platica con usted. Lugar público,
Costo 7,000 pesos, 50 minutos. Citas lunes-viernes, 15.15, 15.45. Al 516-28-99.
En
aquella ocasión nos permitimos enunciar una serie de conjeturas en cuanto a
este servicio al que considerábamos una verdadera rareza (http://habladuriacronicasdelocotidiano.blogspot.mx/2012/07/anuncios-clasificados-para.html).
Pero debemos
reconocer que estábamos equivocados: los escuchadores profesionales parecen
multiplicarse tal como lo refleja Silvia Fesquet en una nota publicada en Clarín (Argentina) el 29/10/2016.
(…) buscan un oído atento al que hablarle sobre amor,
relaciones personales, sentimientos y conflictos afectivos, aunque no falta
alguna adolescente víctima del primer desengaño amoroso en busca de consejos,
un jubilado necesitado de paliar la soledad aunque más no sea por unas horas o
la mujer de 80 años que alquila al propio [Takanobu] Nishimoto para que la
escuche y la acompañe a dar un paseo, como si fuera su propio hijo. “La gente
necesita un oído atento, y la posibilidad de hablar libremente, cosa que a
veces es más fácil con un extraño que con su propia familia”, dice Takanobu. El
fenómeno reconoce dos caras: una, quizás la más obvia, la de la impresionante
soledad que, en la era de la hiperconectividad, se abate ya no sólo sobre los
más ancianos, el segmento que más tradicionalmente la sufría. Y el otro aspecto
es el de los hombres que se ofrecen “en alquiler”.
Es posible concluir que la cuestión no es menor puesto
que como sostiene Philippe Meirieu “gracias a la escucha un sujeto se construye
transformando los hechos en acontecimientos”.
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