martes, 3 de octubre de 2017

Eulalio Ferrer y los anuncios clasificados/3


Los anuncios clasificados (también conocidos como APP: anuncios por palabras) constituyen una rica fuente de información que da cuenta tanto de su tiempo como del lugar de que se trate. Eulalio Ferrer Rodríguez fue tras ellos guiado por su interés en temas culturales y específicamente publicitarios. 

Cabe precisar que todas las citas de esta serie de artículos corresponden a obras de don Eulalio, en particular a La historia de los anuncios por palabras (México, Ediciones de Comunicación, 1987).

Hay quien ha recurrido a los anuncios para poder encontrar aquello que extravió o… que le extraviaron.

El 7 de mayo de 1704 aparece “Newsletter” de Boston, primer periódico semanal continuo del país. En su segundo número incluye su primer anuncio pagado en la sección de APP. Se refiere a dos yunques perdidos. Dedica su amplio espacio para invitar a usar esta sección a todas las personas que posean terrenos, hospederías, granjas, tiendas, barcos y productos de compra venta. Sin olvidar, naturalmente, la referencia a artículos que se hayan perdido o extraviado y a sirvientes que hayan huido. De su primera época es este anuncio:

Prestado hace tiempo, a quien ya lo olvidé, un libro encuadernado en octavo intitulado “Noticias de los Muertos” o “El Verdadero Entendimiento del Otro Mundo”. En una hoja anterior al título está escrito “Los malos piden prestado y nunca devuelven”. La persona que lo tenga, se desea que considere esa frase y devuelva el libro a su justo dueño.

Claro está que lo políticos no podían quedar al margen.

En la década de los 60 se registró el caso de un frustrado candidato a concejal en la provincia norteamericana, que manifestó irónicamente su fracaso en este aviso publicado por el “News-Tribune” de Waltham, Massachussets:

Deseo expresar mi agradecimiento a los 300 lectores del 5º distrito que apoyaron mi candidatura para concejal, así como a los 600 que me prometieron su voto, a los 400 que me dijeron haber votado a mi favor, y especialmente a los 92 que votaron por mí. Raymond Hayes.
Vale incluir, dentro del mismo género y del mismo país, un lacónico Anuncio Por Palabras publicado, el 3 de junio de 1973, en las páginas correspondientes del “New York Times”.

Político asqueado busca empleo honrado en el ámbito de las relaciones sociales o laborales.

Los chistes y las bromas también se hicieron presentes.

Jacques Franju, en su ensayo “Le Grand Canular”, dedicado a un siglo de mixtificadores, el XIX, refiere que Roland Dorgelès publicó por pura diversión el anuncio siguiente, en un diario parisino:

Muchacha de 20 años, bonita, aguardará señor esta tarde, a las 16 horas, ante la Cámara de Diputados. Llevar una flor de lis en la solapa.

A las tres y media del día en que apareció el anuncio, una docena de señores deambulaba ante la Cámara de Diputados. Todos exhibían la flor de lis. Diez minutos después, Dorgèles telefoneó al prefecto de policía denunciándole una importante manifestación monárquica. Poco antes de las cuatro, un coche celular se detuvo ante la Cámara y llevó a la comisaría del barrio a todos los “manifestantes”, a pesar de sus protestas.

Ante el incumplimiento de las obligaciones por parte de su esposo, la dama acudió al periódico (“Times Commoner, Salem, Illinois, 20 de febrero de 1962) para recordarle las mismas.

Yo, Dixie Horn, por la presente notifico a mi marido, Raymond Horn, que cuando no le ocupen totalmente su tiempo las divorciadas, las casadas en trance de divorcio, los borrachos, los políticos, las juntas directivas, el Club de Leones, el juego de bolos, el casino y toda clase de asistencia voluntaria a vecinos y amigos, sería conveniente que atendiera los asuntos en nuestra casa. Sabiendo que siempre te lees los periódicos de cabo a rabo, ésta es la única manera que se me ocurre de comunicarme contigo. Tu esposa, Dixie.

Un anuncio publicado en Londres (“London Weekly”, junio de 1970) dejaba constancia de la preocupación de la joven viuda por aprovechar lo que ya se tiene en casa y de esa manera no desechar ropa que aún está en buenas condiciones. 

Viuda joven, rubia, de buena presencia, amante del campo, del cine y los deportes, contraería matrimonio con caballero soltero, viudo o divorciado, de preferencia de cinco pies y diez pulgadas de altura y de ocupación ferrocarrilero, por tener en buen uso los uniformes de su primer marido...

En un APP publicado en el “Times” un experto en seguridad quiso asegurarse de la pertinencia de sus futuras recomendaciones.

Se solicita ladrón retirado para ayudar a recopilar material destinado a escribir un artículo sobre cómo proteger casas particulares contra robos.

Hay casos en que no se puede decir que el cliente no tenía mucha idea de lo que andaba buscando.
Uno de los más celebrados anuncios del “Daily Advertiser”, es el de un caballero que busca esposa:

Necesítase: Alta y graciosa en su persona. Dientes sanos, labios suaves, aliento dulce, con ojos de no importa que color con tal de que sean expresivos. Su seno lleno, erguido, firme y blanco. Comprensiva sin ser sabia, de conversación animada y alegre. Educada y de palabra delicada, de temperamento humano y tierno y que parezca que puede sentir delicia, así como que desea ofrecerla. Si hay alguna así, hay un caballero con 2,000 libras al año, 52 años el próximo julio, de vigorosa fuerza y de condición amorosa que se casará con ella, aunque tenga fortuna pequeña, pues él la dejará en la viudez con 600 libras anuales...

Un anuncio (“The News”. Edimburgo. Escocia, febrero de 1953) abona el humor negro. Sin palabras.

Cojo del pie derecho desea asociarse con cojo del pie izquierdo para comprar zapatos del número siete.

Y para el final va esta joya publicada en el “Figaro Littéraire” (París, Francia, diciembre de 1978)

A escultor ofrécese modelo con las medidas exactas de la Venus de Milo, más los dos brazos.

Al concluir esta serie de artículos es momento de agradecer a Eulalio Ferrer por invitarnos a reparar en un género que tantas veces pasa desapercibido.

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