martes, 13 de marzo de 2018

Los nervios del nuevo Comandante


En este mismo espacio ya nos hemos referido a la destacada trayectoria científica del doctor Oliver Sacks así que aunque se declarara sorprendido, no cabe duda que aquella distinción estuvo muy bien otorgada. Es el propio protagonista quien deja constancia del hecho

Y en junio de 2008, para mi sorpresa, oí que mi nombre figuraba en la lista de los títulos que iba a conceder la reina el día de su cumpleaños: que iba a recibir la Orden de Comandante del Imperio Británico. El término “comandante” me hizo gracia -no me imaginaba de comandante en el puente de un destructor o de un acorazado-, pero sentía curiosidad y estaba profundamente emocionado por ese título.

Aun cuando la ceremonia resultó agradable, las dificultades se le presentaron para cumplir con los requisitos de vestimenta y aprender las reglas que exigía el protocolo

Aunque no soy propenso a vestir formalmente ni a otro tipo de formalidades -suelo llevar una ropa descuidada y decrépita, y sólo tengo un traje-, disfruté con las formalidades de Buckingham Palace, de que me dijeran cómo tenía que hacer la reverencia, cómo caminar hacia atrás ante la reina, cómo esperar a que ella me cogiera la mano o se dirigiera a mí. (No se podía tocar a la monarca, ni hablar con  ella motu proprio.)

Los comprensibles temores a fallar ante la reina y su corte alcanzaron al distinguido neurólogo. “Me daba un poco de miedo hacer algo desastroso, como desmayarme o tirarme un pedo justo delante de la reina (…)”. Felizmente el desenlace fue satisfactorio

(…) pero todo fue bien. Durante la ceremonia, me quedé muy impresionado por el aguante de la reina: cuando me llamaron, ella ya llevaba más de dos horas de pie, erguida, sin apoyo ninguno (aquel día se concedían doscientas distinciones). Me habló brevemente, pero con calidez, y me preguntó en qué estaba trabajando. Me dio la sensación de  ser una persona cordial y muy digna, con sentido del humor. Fue como si ella -e Inglaterra- me dijeran: “Has hecho un trabajo útil y honorable. Vuelve a casa. Todo está perdonado.”

El “vuelve a casa” tiene que ver con que el doctor Sacks vivió durante muchos años en Estados Unidos donde desarrolló su labor científica. ¿A qué alude con eso de que “todo está perdonado”? En otra ocasión intentaremos averiguarlo.

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