Es posible aproximarse al perfil de las personas por
medio de pequeñas historias y gracias a Emmanuel Carrére conocemos la que hoy
presentamos.
(…) las novelas de Dickens
aparecían por entregas. Cada fascículo era esperado con una impaciencia sólo
comparable quizás a la que provocaron los últimos volúmenes de Harry Potter o las grandes series de
televisión. En el desarrollo de David
Copperfield apareció una mujer pequeña –digo pequeña porque era enana- una
peluquera de nombre Miss Mowcher. Era chismosa, hipócrita y aduladora: parecía
haber llegado para convertirse en una gran malvada. Es sabido que mientras
mejor está diseñado el personaje malo, más éxito tendrán la película o el
libro. En Inglaterra todos aguantaban la respiración esperando las maldades que
haría Miss Mowcher.
Hasta allí todo marchaba muy bien…
Pero un buen día Dickens recibió
una carta de una mujer pequeña, una enana pedicurista que decía: “A causa de
los rasgos físicos que compartimos, la gente que me rodea me ha identificado
como Miss Mowcher y creen que soy una malvada; no lo soy, se lo aseguro. Me
tienen desconfianza, murmuran cuando paso, recibo cartas amenazadoras, mi vida
se ha convertido en un infierno.”
La decisión no era fácil: un cambio en el personaje
podría significar el fin del éxito de aquella novela por entregas. Continúa Carrére
Dickens no lo dudó. En lugar de
responder que no era su problema o que era una locura que hubiera gente que se
atreviera a incluirse en sus libros y reconocerse en ellos, ¿saben qué hizo?
Modificó la intriga. La estropeó. Todo estaba dispuesto para que Miss Mowcher
fuera mala, el libro necesitaba su maldad. Sin embargo, en la entrega
siguiente, se volvió amable, un ángel celestial bajo su apariencia
desagradable.
Aquella historia -tal como acontece en algunas ocasiones-
terminó bien para todas las partes involucradas ya que “(…) el libro siguió
teniendo éxito. Ciertamente más que antes: estoy seguro que le dio buena
suerte.” Y concluye Emmanuel Carrére la narración de este relato haciendo un
merecido reconocimiento a Charles Dickens.
Es posible que yo idealice los
motivos de Dickens al igual que exageré un poco la importancia de Miss Mowcher
en David Copperfield. Pero pienso que
modificar la realidad soberana de su libro para no lastimar a una mujer pequeña
de provincia, no fue sólo el mayor gesto de generosidad sino también la mayor
libertad que puede ejercer un escritor. ¿En el fondo la generosidad y la
libertad no son lo mismo?
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