martes, 3 de abril de 2018

Niños, padres y el maestro Firpo


A comienzos de la década de los setentas el maestro José María Firpo editó una antología con textos breves de sus alumnos así como de padres de familia que había ido reuniendo en su larga trayectoria docente en barrios populares de la ciudad de Montevideo. El título del libro es El humor en la escuela y fue publicado por la editorial Arca. Luego vinieron otros, entre ellos ¡Qué porquería es el glóbulo! editado por Arca y también por Ediciones de la Flor (Argentina).

A continuación transcribiremos fragmentos de estas obras (algunos de los cuales ya fueron incluidos en el libro Más huellas. Antología de lecturas para docentes, México, 1995).

Ante la pregunta “¿Qué dijeron mis padres al ver las calificaciones?”, esto fue lo que respondieron los niños
-Ese día mi madre estaba un poco triste y al mostrarle el carnet se puso muy contenta. Qué lástima que mi papá no pudo ver el carnet porque no vive con nosotros.
-Mi papá se enojó y me dijo si no tenía vergüenza, que en lo único que había subido era en las asistencias que el mes pasado tuve 17 y este mes tuve 18.
-Mi padre dice que yo tengo notas bajas porque 4 horas de clase son muy pocas, porque hay que descontar lo que el maestro nos rezonga, que serán dos horas y media por día, más media hora de recreo. Ahora, los miércoles tenemos gimnasia y canto y media hora de recreo, y otro rato que el maestro rezonga. Y algunos otros días alguna madre viene a hablar con el maestro, y la directora y las maestras y los niños que vienen a pedir cosas, y Pocha que trae papeles para que el maestro firme, y después viene el recreo, y vamos a ponerle una hora más que el maestro rezonga.
-Mi padre me dijo que yo debo de tener una cabeza muy chica, que no puedo subir las notas, y que si sigo así, los sombreros me van a costar muy barato.

Cuando en clase se consideró el tema de “La digestión”, los alumnos consideraron relevante aclarar que:
En mi casa todos tenemos estómago porque es muy útil
Cuando se enllena el estómago se cierra el cardigan y no deja subir la comida, pero menos mal que se abre el píloro.
Los dientes se llaman caninos porque son de perro.
Hay un niño de esta clase que dice que el ano es el culo.

Cuando la tarea era escribir acerca de “El perro”, estas –entre otras- fueron las respuestas obtenidas
-Invento un cuento: Había una vez un perro. Era muy malo y vivía en campaña. Un día de calor llegó un gato cansado y el perro lo fue a morder, cuando llegó el amo y le gritó: -"¡No muerdas a ese gato! ¿Te gustaría que vos llegaras a una chacra, cansado, y que otro perro te mordiera?" El perro comprendió y entonces lo lambió, se hicieron amigos y salieron a pasear juntos.
-El perro se diferencia de la gallina, así: el perro tiene boca, la gallina, pico; el perro tiene cuatro patas, la gallina, dos; la gallina pone huevos, el perro, no; la gallina cría pollitos; la perra cría perritos; la gallina no orina y el perro tiene esa fea costumbre de orinar en los árboles y en las paredes; pero ellos no son culpables; el que tiene la culpa es el dueño que no le enseña a ir al campito a orinar. Todos los perros hacen pichi en el mismo lado y después hay un olor que no se puede estar.
-El perro tiene lo siguiente: 
cola                 
patas              
orejas              
ojos                
hocico            
dientes           32 
___ 
Total               42 
-Mi perro tiene un fisiquito bastante regular.
-Mi perro me acompañaba hasta la escuela y luego se iba a jugar con otros perros. ¡Era el mejor perro del mundo! Una vez me dió un mordiscón, pero tenía rabia. A mi me vacunaron. Pero él se murió; yo lo quería mucho. Lloré mucho cuando se murió. Pero yo sé que él está bien en el cielo de los perros. Yo nunca me olvido de él, porque yo se que no lo hizo con mala intención.

Asimismo el maestro Firpo da a conocer algunos recados que le hicieron llegar los padres
-Señor maestro: el motivo de que yo no pueda contribuir para el fomento es que mi situación es más jodida que la de la escuela, tanto que yo pensaba pedirle unos pesos a la Directora. Así que me disculpa.
-Señor maestro: comprendo muy bien que ud. tiene razón y que se preocupa por Lilián para que estudie. Ud. tendría que ser el padre y no el que tiene que ni se ocupa de ella.
-Maestro: desearía que si mañana hay canto no lo deje cantar porque le duele la garganta, y que no baje a la gimnasia porque anda mal de un pie, y que no lo mande sentar muy atrás porque no ve nada, y que no se siente con el Nelson porque le roba los lápices ni con Ana porque es muy boca sucia.

Como vemos, en ciertos casos los textos invitan a reír, en otros lo jocoso se encuentra indisolublemente ligado al drama.

Así en la escuela, como en la vida.

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