Una imagen vale más que mil palabras, afirma el dicho
popular. Los centros de poder lo saben muy bien y de allí sus esfuerzos denodados
por borrar toda huella de arbitrariedad, injusticia y violencia. Sabido es que
los registros llegados de la guerra de Vietnam fueron decisivos para el
fortalecimiento de los movimientos de resistencia. Los gobernantes aprendieron
la lección y procuran que mediante la manipulación de la información no lleguen
pruebas de las atrocidades que provocan.
Un caso en relación a lo que venimos comentado lo
proporciona Pablo Maurette al describir el contexto de una foto que fue
decisiva en la historia de Estados Unidos
(…) es la foto que marcó el inicio de la lucha por los
derechos civiles en Estados Unidos; y fue tomada en el velorio de un joven
negro llamado Emmett Till. Emmett tenía 14 años y vivía en Chicago. En el verano
de 1955, viajó a Money, Mississippi, para visitar a su tío. Lo que sucedió en
Money nunca quedó claro. Según los victimarios, Emmett le dijo un piropo a una
mujer blanca. Según su familia, el chico simplemente le dirigió la palabra.
Ante episodios como este -tal como lo muestran
diversos libros y películas que caracterizan la época- no era raro que
surgieran reacciones brutales y desproporcionadas. Continúa Maurette
Esa misma noche, un grupo de hombres lo fue a buscar a
lo de su tío. Lo golpearon y se lo llevaron en auto. Unos días después, dos
chicos encontraron el cadáver flotando en el río Tallahatchie con un tiro en la
cabeza y completamente desfigurado.
La madre de Emmett se mantuvo firme e indoblegable
hasta poder ver a su hijo. Después tomó una dolorosa decisión: que los demás
también lo vieran, que constataran con sus propios ojos la terrible violencia
que había sufrido.
Cuando el cuerpo llegó a Chicago, su madre, Mamie
Till, insistió en verlo desoyendo las advertencias de los forenses. Lo que vio
la dejó anonadada. No parece un ser humano sino “algo del espacio exterior”,
dijo. Entonces tomó la decisión que daría comienzo a una década de batalla encarnizada
por los derechos civiles: el velorio sería a cajón abierto. “Como no tengo
palabras para describirlo, quiero que el mundo vea lo que le hicieron”, explicó
Mamie. Así fue.
Decenas de miles de personas se acercaron a ver a
Emmett Till y las fotos se publicaron en el Chicago
Defender, el Courier, las revistas Jet,
Crisis y Life.
Como suele acontecer en estas situaciones, señala
Pablo Maurette, “muchos medios se negaron a publicarlas por considerarlas
obscenas y aún hoy la imagen genera polémica”. Aquella foto marcó a muchas
personas y ejemplo de ello es que “Mohammed Ali y Martin Luther King
recordarían durante años la profunda impresión que les causó (…)”
Ya no habría vuelta atrás. Apunta Maurette que “apenas
dos meses después del velorio, una tal Rosa Parks se negó a cambiarse de
asiento en un autobús en Montgomery, Alabama” (a ello nos hemos referido en
este mismo espacio http://habladuriacronicasdelocotidiano.blogspot.mx/2014/05/rosa-parks-la-fuerza-del-no.html).
Concluye Pablo Maurette que “tiempo más tarde, Parks le confesó a Mamie Till
que en aquel momento de resistencia había evocado la imagen de Emmett”.
Mamie Till, una de las muchas madres coraje que no están
dispuestas a doblegarse ante los poderosos de turno. De ayer, de hoy, de
mañana.
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