La película “César debe morir” (Cesare deve morire) fue dirigida por los
hermanos Paolo y Vittorio Taviani en el año 2012 e interpretada por actores no
profesionales que estaban presos en un penal de Roma. Llama la atención la
historia del protagonista -quien fuera el único profesional en el elenco- a la
que alude una nota de Néstor Tirri.
El protagonista de Cesare deve morire (…) no siempre fue actor; tiene 37 años y, si
bien se llama Salvatore [Striano], se lo conoce como “Sasá”. Profesión: ex
camorrista y también asesino, aunque actualmente es conocido como actor de cine
y de TV. Roles preferidos: camorrista y asesino. Directores con los que ha
trabajado: Marco Risi, Matteo Garrone, Toni Servillo. (…)
Papel que desempeña en Cesare deve morire: Cayo Bruto, nada
menos, uno de los que ultiman a Julio Cesar (Et tu quoque, fili mi… -es decir, “Y tú también, hijo mío…”-
alcanza a balbucearle César, cuando es apuñalado por él, su delfín). En esta
relectura del drama de Shakespeare, Bruto se asume como protagonista.
Pero Sasá viene del mundo civil, en
calidad de invitado, porque no es uno de los presos de la cárcel de Rebibbia.
Lo fue, sin embargo: permaneció allí ocho años, purgó sus culpas y, ya en
libertad, se convirtió en actor. Ya era conocido por sus intervenciones en Gomorra, de Matteo Garrone, y en Fortapásc, de Marco Risi, cuando los
octogenarios [hermanos Taviani] realizadores le propusieron regresar a
Rebibbia, no ya como reo sino como estrella, el único profesional del “elenco”.
Comenta Salvatore Striano –citado por
Tirri- que la propuesta lo hizo dudar por todo lo que ello significaba en su
vida.
“Al recibir la propuesta dudé un momento
–confesó a la periodista Giuseppina Manin-, pero trabajar con los Taviani era
una oportunidad demasiado extraordinaria. Como en un sueño, me vi transformado
en Bruto en aquel extraño set, donde volví a ver a antiguos compañeros de
celda, y he recitado con ellos aquel texto que parecía escrito en la piel de
todos nosotros. Allí se habla de amistad y de odio, de poder y de libertad, de
traición, de complot y de homicidios.”
Más adelante se refiere a la importancia
del arte en el proceso de rehabilitación, lo que avala con su propio testimonio
Striano advierte que el arte, sea la
actuación o la literatura, da una esperanza de renacimiento a los que están
entre rejas. Y no se sorprende que, ya desde Gomorra, siempre le propongan papeles que tienen que ver con su
pasado.
El final de la entrevista a Striano –siempre
de acuerdo a la nota de Néstor Tirri- es contundente. “Pero –observa- la
diferencia es que aquí, en la ficción, uno puede disparar sin miedo. Más aún:
si matas a alguno, te aplauden y después la víctima se levanta y se va a tomar
un café contigo”.
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