martes, 28 de agosto de 2018

Las diferencias del cine con la vida


La película “César debe morir” (Cesare deve morire) fue dirigida por los hermanos Paolo y Vittorio Taviani en el año 2012 e interpretada por actores no profesionales que estaban presos en un penal de Roma. Llama la atención la historia del protagonista -quien fuera el único profesional en el elenco- a la que alude una nota de Néstor Tirri.

El protagonista de Cesare deve morire (…) no siempre fue actor; tiene 37 años y, si bien se llama Salvatore [Striano], se lo conoce como “Sasá”. Profesión: ex camorrista y también asesino, aunque actualmente es conocido como actor de cine y de TV. Roles preferidos: camorrista y asesino. Directores con los que ha trabajado: Marco Risi, Matteo Garrone, Toni Servillo. (…)
Papel que desempeña en Cesare deve morire: Cayo Bruto, nada menos, uno de los que ultiman a Julio Cesar (Et tu quoque, fili mi… -es decir, “Y tú también, hijo mío…”- alcanza a balbucearle César, cuando es apuñalado por él, su delfín). En esta relectura del drama de Shakespeare, Bruto se asume como protagonista.
Pero Sasá viene del mundo civil, en calidad de invitado, porque no es uno de los presos de la cárcel de Rebibbia. Lo fue, sin embargo: permaneció allí ocho años, purgó sus culpas y, ya en libertad, se convirtió en actor. Ya era conocido por sus intervenciones en Gomorra, de Matteo Garrone, y en Fortapásc, de Marco Risi, cuando los octogenarios [hermanos Taviani] realizadores le propusieron regresar a Rebibbia, no ya como reo sino como estrella, el único profesional del “elenco”.

Comenta Salvatore Striano –citado por Tirri- que la propuesta lo hizo dudar por todo lo que ello significaba en su vida.

“Al recibir la propuesta dudé un momento –confesó a la periodista Giuseppina Manin-, pero trabajar con los Taviani era una oportunidad demasiado extraordinaria. Como en un sueño, me vi transformado en Bruto en aquel extraño set, donde volví a ver a antiguos compañeros de celda, y he recitado con ellos aquel texto que parecía escrito en la piel de todos nosotros. Allí se habla de amistad y de odio, de poder y de libertad, de traición, de complot y de homicidios.”

Más adelante se refiere a la importancia del arte en el proceso de rehabilitación, lo que avala con su propio testimonio

Striano advierte que el arte, sea la actuación o la literatura, da una esperanza de renacimiento a los que están entre rejas. Y no se sorprende que, ya desde Gomorra, siempre le propongan papeles que tienen que ver con su pasado.

El final de la entrevista a Striano –siempre de acuerdo a la nota de Néstor Tirri- es contundente. “Pero –observa- la diferencia es que aquí, en la ficción, uno puede disparar sin miedo. Más aún: si matas a alguno, te aplauden y después la víctima se levanta y se va a tomar un café contigo”.

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