A
menudo nos invade el sentimiento de que ya es más que suficiente con ser uno
mismo, sin embargo no son pocos los casos de quienes en su vida tuvieron que ser
dos. Ello sucedió a Pilar Bardem tal como lo contó en entrevista realizada hace
unos años por Rosa Montero.
(...)
cuando mi madre me
tuvo, me tuvo porque murió la otra hermana a los ocho años. Por eso yo soy
mucho más pequeña que mi hermano. Juan Antonio me lleva 17 años. Mi madre
siempre decía en broma que yo era el último polvo de mi padre, que había supuesto
un gran esfuerzo de don Rafael y que por eso no había salido tan guapa como la
otra. (...)
Trato de quererme. Estoy descubriéndome
a mí misma. Por ejemplo, ahora veo fotos mías de antes y me digo: anda, pero si
era muy mona. No me había dado cuenta. Yo he pasado por mi misma sin darme
cuenta. No tenía tiempo para ello.
No tenía tiempo y además supongo que
estaba demasiado aplastada por la imagen de la hermana muerta... Llevar esa
presión debe de ser difícil.
Lo llevé bien porque mi hermano
intervino. En realidad, yo no me daba cuenta de la presión. Porque yo montaba
en la bicicleta de mi hermana, yo llevaba un traje puesto y me decían:
“Cuidado, que era de tu hermana...”.
Aun con todo lo que ello significara, Pilar Bardem –con una mirada de
comprensión hacia el dolor de sus padres- fue abriendo lugar a su hermana.
(…) los padres no se daban cuenta de
esas cosas, los pobres. Y sí recuerdo que, siendo muy niña, un día metí la mano
en la sopa y dije: “En esta casa no soy nadie”. De eso sí me acuerdo. Supongo
que era una especie de protesta. Y oí que mi hermano decía: “Hombre, por Dios,
no le hablemos a la niña de la otra...”. Pero luego lo fui asumiendo porque yo
me lo pasaba muy bien con mi hermana, me hacía grandes cuentos con ella. Eran
dos princesas, ella era la buena y la guapa, por supuesto, y yo era un poquito
más mala... Y luego mi padre me acostumbró a decir que yo era dos. Mi padre
siempre decía que yo era dos.
Así fue como ella se fue convirtiendo en
dos; las dos Pilar habitaban su vida.
Y mi tía me llamaba Pili-Pili. Pili por
la otra y Pili por mí. Porque yo me llamaba Pilar por mi hermana. Y vi la tumba
de mi hermana cuando yo tenía ocho años. O sea, vi: “Aquí yace Pilar Bardem,
muerta a los ocho años de edad”.
-¡Qué horror!
-Lo vi y me dije: ¡uuuuuuuuh...! Pero
siempre he tenido esa sensación de ser dos. Mi padre decía que mi hermana
estaba a su lado. Y luego son cosas que se hereda, o que son verdad, porque yo
siempre he tenido la sensación de que a mi madre la llevo aquí, conmigo. Y
siempre que salgo a escena le digo: “Vamos, Matilde”. Y hay compañeros que me
preguntan: “¿Le puedo yo también decir algo?”. Y lo dicen con todo el respeto
del mundo.
Según el testimonio de la actriz Pilar
Bardem entrevistada por la escritora Rosa Montero, la historia se repite con su
hijo. “Y da la puñetera casualidad de que la vida es así. A mí se me murió un
niño que se llamaba Javier y nació otro niño corriendo que se llama Javier. Y,
efectivamente, yo también le he dicho a Javier que es dos.”
Y aun en este tipo de situaciones aparece
el lado positivo por lo que cuando Rosa Montero señala “que ser dos es una
estupenda cualidad para ser una actriz o un actor...”, Pilar Bardem coincide: “Sí,
sí, sí, claro. Porque eres tú y los demás personajes.”
Extrañas circunstancias en la vida de
Pilar y Javier Bardem, dos grandes figuras de la actuación.
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