jueves, 15 de noviembre de 2018

¿Por qué?


Mucho más fácil no preguntar nada. Vivir sin ver lo que sucede o aun viéndolo suponer que todo responde a un orden impuesto frente al que debe guardarse silencio, sumisión. No hay de otra, ni modo, es lo que hay. El miedo a rebelarse suele ganar en combate tan desigual. 

Manuel Rivas retoma la historia de alguien que se animó a preguntar (El País, 5 de julio de 2015).
Un guardián, joven y fornido, patea en el suelo nevado a un prisionero anciano que se ha caído exhausto. No tiene fuerzas ni para quejarse. Y nadie se atreve a protestar porque se juega la vida. Están en un campo de exterminio. Pero aun así hay una palabra indómita, que se abre paso en el castañeteo de los dientes.
–Warum?
 Alguien ha hecho una pregunta. La pregunta.
–¿Por qué?
 El guardián nazi se revuelve. También está adiestrado para eso. Tiene una respuesta terminal.
Hier ist kein warum (Aquí no hay ningún porqué).
Lo cuenta Primo Levi en Si esto es un hombre.

El mismo Primo Levi fue quien se atrevió a formular la pregunta cuestionando aquella barbarie. Prosigue Manuel Rivas
Y la respuesta del guardián equivale a todo un tratado sobre la historia dramática de la cultura. La primera medida de todo poder autoritario es hacerle la vida imposible a los porqués. La arbitrariedad no soporta ese interrogante. Ni en un palacio imperial, ni en una empresa, ni en una escuela, ni en una iglesia, ni en una choza. Al privarlo del porqué, se convierte al otro en un subalterno, en un prescindible. Un espacio sin porqués acaba siendo siempre lo que César Vallejo llamó “tierra indolente”: donde cavar un adiós.

Hay momentos en que la sola pregunta expresa resistencia, inconformidad, protesta, subversión, coraje, deseo de que las cosas no sigan como están. Pero no es fácil porque como apunta Rivas: “Tal vez es verdad que hay gente que vive feliz en la ignorancia. Que prefiere no hacerse preguntas. Preguntar, igual que recordar, a veces duele.”

El tema no es de ayer. Son muchas las situaciones que hoy exigen el imperioso y urgente: ¿por qué? Y no sólo quedarse en la pregunta sino rebelarse ante la injusticia y la barbarie impuesta desde el poder porque –como alguien ha dicho- conviene no olvidar que lo que hay no es lo único que puede haber.

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