Quien
crea que los problemas que desvelan a los escritores y editores han aparecido
en nuestro tiempo debido a las dificultades para publicar, a las ediciones
piratas, la aparición del libro electrónico o a que se editan muchos títulos y
se lee poco, incurre en error de consideración.
Veamos
lo que comenta Manuel de Olaguíbel en relación a Enrique Etienne (cabe acotar
que se mantuvo la grafía del texto original que es de 1884).
Enrique [Etienne] quiso
hacer [un gran servicio a] la lengua helénica, y trabajó doce años para poder
dar á la luz pública su “Theasurus grecae linguae”. Paris, 1572, reimpreso en
Londres, 1828, 7 vol. in folio, y posteriormente en Paris, en la casa de Didor.
Esta obra, que todos
reputan excelente, no produjo ningun dinero á su autor; muy al contrario, puede
decirse que causó su ruina, pues habiendo gastado grandes sumas en la
impresión, no podia darla barata, y por lo mismo casi no tenia compradores.
La publicacion de su
libro “Tratado preparatorio á la Apología por Herodoto”, le acarreó una
persecucion, por la que tuvo que refugiarse en las nevadas montañas de la
Auvernia. Hay quien refiera, aunque esto no se ha comprobado, que á la vez que
alli se encontraba fué quemado en efigie en la plaza de Grève, lo que le hizo
decir con donaire, que nunca habia sentido más frío que cuando lo habian
quemado.
Con
lo que llevamos del relato queda en claro los enormes problemas que debió
afrontar. Sin embargo –de acuerdo con de Olaguíbel- las dificultades aún serían
mayores para este hombre del siglo XVI comprometido con la cultura de su tiempo.
Grandes fueron desde
entonces los sufrimientos de Enrique Etienne, pues se vió obligado á cambiar
continuamente de domicilio, perseguido por acreedores que él se habia buscado
por su amor inmenso á las letras, no por dilapidar el dinero en ningun vicio.
Habia perdido su fortuna, quedábale sólo su clarísima inteligencia como una
suprema compensacion á desgracia tanta; pero quiso el destino arrebatarle su
último bien, y este hombre, que es considerado por alguno como el impresor más
sabio que ha existido, murió loco en el hospital de Lyon el año de 1598.
Aun
con todas las vicisitudes que debió afrontar, sus aportes –concluye Manuel de
Olaguíbel- fueron enormes.
Varias son las obras
con que contribuyó Enrique Etienne, como escritor, al progreso humano; entre
ellas no podemos dejar de citar, por su importancia, las siguientes: en primer
lugar la edición prínceps de Anacreon, con la preciosa traduccion latina en
verso hecha por él, y que publicó en su imprenta en 1554, I vol. in 4º.
Introduction au Traité
de la conformité des merveilles anciennes avec les modernes, ou Traité
preparatif á l’Apologie pour Herodote. Sin lugar de impresión. 1565, I vol. in
8º.
Apologie pour Herodote.
Paris, 3 vol. in 8º. Obra prohibida. (…)
Deux dialogues du
nouveau langage francois italianisé. Geneve, 1578, I vol. in 8º.
Esta obra, en que
critica de una manera dura á los cortesanos, obligó á su autor á ausentarse de
Ginebra.
La
pasión por los libros que tuvo Enrique Etienne hizo posible que no fuera
vencido por los muchos obstáculos que debió enfrentar.
Honor
a quien honor merece.
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