Tengo
claro que muchas veces se exagera en esto de las diferencias de idiosincrasia
entre los pueblos y que no en pocas ocasiones se presta para burlarse del otro,
del diferente, cuando no para argumentar su supuesta inferioridad.
Pero
también hay quienes poseen la capacidad de entrar a este terreno compartiendo
sus agudas observaciones exentas de cualquier juicio de valor, que no de humor;
Jorge Ibargüengoitia es un maestro en este arte.
Andar
entre ingleses quiere decir andar entre gente que considera de mala educación
dar información cuando nadie la pide, y de peor educación pedirla cuando nadie
la da.
Por
ejemplo: un inglés nunca dice lo que dicen todos los italianos: “ese puerto que
se ve allí, es Ancona –o Bari, o lo que sea-, allí vive una hermana mía”.
-Ah, yo
creía que era La Spezia –contesta el interlocutor.
-Allí
vive otra hermana mía –dice el italiano.
Para un
inglés, averiguar dónde viven las hermanas de otro resulta de una intimidad
indecente –o comprometedora-. Nunca se dice, “mi mujer me espera a las dos y
media”, sino, “me esperan a las dos y media”.
Los
orígenes de estas diferencias es tema de debate entre especialistas.
Tal
vez volvamos sobre ello en otro momento.
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