jueves, 26 de septiembre de 2019

La genialidad y sus padecimientos


Diversos autores han asociado la genialidad con los diversos padecimientos y trastornos que afectan a los artistas: que si algunos pintores han logrado destacar debido a sus anomalías en la visión, que si Paganini sobresalió gracias a la anormalidad de sus manos, etc. En este mismo espacio ya nos hemos referido a ello.

Una nota titulada “En la música de Beethoven sonaría su arritmia cardíaca” publicada en el periódico Clarín (17/1/2014, p. 63) nos permite volver sobre el tema.

Se ha dicho tantas veces que la música viene del corazón. Pero era una metáfora, se entiende una manera de decir que hay una conexión interna entre el autor sus sentimientos, ojalá sus ideas, y lo que suena. Siempre se dijo eso y ahora se dice Ludwig Van Beethoven escribía siguiendo su corazón. Pero se está diciendo otra cosa. No que seguía sus sentimientos: que su música tenía que ver con su arritmia.

Para que no se crea que todo se origina en una simple corazonada, la nota pasa a referir la fuente así como algunos pormenores de la investigación.

Lo dice un estudio llevado a cabo por tres científicos: Zachary Golderberger, del departamento de Cardiología de Universidad de Washington (en Seattle); Steven Whiting, del Departamento de Musicología de la Universidad de Michigan y Joel Howell del Departamento de Medicina Interna de la misma universidad. 
Los investigadores tomaron la partitura como una especie de electrocardiograma. En los ritmos punteados de Beethoven, en sus pausas repentinas, escuchan el eco del corazón del compositor alemán. 
Donde otros vieron genialidad, ellos escucharon arritmia.
“Su música pudo haber sido sentida en el corazón tanto en sentido figurado como físico. Cuando el corazón late irregularmente debido a una enfermedad lo hace de una manera predecible. Creemos que algunas de esas pautas se pueden escuchar en su música”, explica Howell, según el The Daily Mail.

Las referencias a los problemas físicos de Beethoven habitualmente se han centrado en su sordera; aquí aparece una nueva perspectiva.

Beethoven empezó a perder el oído alrededor de los 30 años. Es decir que compuso gran parte de su obra cuando los sonidos a su alrededor se iban apagando. Y obras centrales fueron escritas con el autor completamente sordo ya. ¿Quizás escuchaba a su corazón?
La investigación se basó en tres obras: la Sonata para piano en Mi Bemol mayor, el cuarteto de cuerdas número 13 en Si Bemol mayor y la sonata para Piano número 31.
Los investigadores hablan de ritmos como de galope, de golpes irregulares, de una suerte de taquicardia en algunos tramos. 
Hasta oyen, en las indicaciones para la mano derecha en la Sonata para piano, algo similar a una disnea.
“La sinergia entre nuestras mentes y nuestros cuerpos moldea la forma en que experimentamos el mundo. Esto es evidente en el mundo de las artes y la música, que refleja las experiencias más íntimas de la gente”, añade Howell.

Para abundar en la pertinencia de su hallazgo, los estudiosos ejemplifican con otra composición del extraordinario músico.

Una de las obras en la que los investigadores ven su hipótesis es en la Cavatina del Cuarteto de cuerda en Si Bemol mayor Opus 130.
En medio del cuarteto, la tonalidad cambia a do bemol mayor, lo que implica un ritmo desequilibrado que evoca desorientación y que incluso ha sido descrito como una “falta de aire”.

Claro está que lo anterior representa un enorme desafío para los buenos ejecutantes que siempre buscan sentir lo mismo que el compositor.

En las instrucciones para los músicos hay una sección marcada como beklemmt, una palabra alemana que se traduce como “pesado de corazón”. Los autores apuntan que dicho término podría querer indicar tristeza, pero no descartan que quisiera describir la sensación de presión, un sentimiento que se asocia con la enfermedad cardíaca.

Me imagino que no falta mucho para que se de a conocer –en la ingenuidad de suponer que aún no se ha hecho- la investigación que confirme que las partituras de Beethoven son mucho mejor interpretadas por aquellos músicos que tengan su mismo padecimiento.

Al tiempo.

Finalmente ante este tipo de estudios no sobra recordar que la gran mayoría de personas que sufren de arritmia ni siquiera alcanzan la categoría de músicos mediocres y que somos muchos quienes sin ser sordos definitivamente tenemos muy mal oído.

No hay comentarios: