La
escritura de Manuel Vázquez Montalbán combina crítica social con sarcasmo,
humor e ironía, lo que permite que se convierta en una lectura amigable.
Además, aunque muchos artículos fueron su reacción ante el acontecer cotidiano,
conservan su vigencia.
Fuimos
al Almacén y encontramos una nota suya de febrero de 1987 en la que se dolía
porque las arbitrariedades que resultaban de leyes injustas no desaparecieran
tan fácilmente -a partir de la toma de conciencia y la buena voluntad de los
privilegiados- como sucede en el cine.
En las películas estimulantes y en las novelas
realmente ejemplares, las causas justas siempre se imponen a las leyes injustas
o insuficientes. Frank Capra era un genio para estos asuntos. Siempre el
banquero expropiador se conmovía a tiempo ante la tenacidad de el chico o la dulzura inocente de la chica, y el juez más severo llevaba
bajo la toga un mazo de sentimentalismo capaz de hacer añicos las más duras
tablas de la ley.
Pero
Vázquez Montalbán sabía que la cuestión es mucho más compleja y no puede quedar
librada a la bondad personal sino que la resistencia social es la única vía
para revertir las injusticias.
En la vida real, en la historia real, las cosas son
diferentes, y lo único que puede modificar una ley injusta es la presión
social, esa tozuda cláusula de conciencia colectiva ejercida dramáticamente a
lo largo de la historia que nos ha permitido ser menos cafres y menos víctimas
progresivamente.
Finalmente
a los poderosos que confían –desde su punto de vista en forma excesiva- en el
poder del paso del tiempo y el olvido, les obsequia una advertencia envuelta en
apariencia de consejo.
Cuando la conciencia social de lo justo y las leyes no
coinciden, ¿qué hay que hacer? Aplicar la ley injusta y preparar otra más
justa, dicen las gentes de orden, en la esperanza de que el tiempo o lo cure
todo o lo canse todo. Pero, por si acaso, que vayan por delante los jueces y
las brigadas antidisturbios.
Aunque
hayan transcurrido muchos años conviene no perder de vista los apuntes de Manuel
Vázquez Montalbán.
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