Para
serlo, el poder debe ir acompañado de ciertas actitudes y símbolos que lo
explicitan. El ceremonial que lo rodea ha ido cambiando con el transcurso del
tiempo, sin embargo son muchas las instancias en que perviven usos y
tradiciones que proceden del pasado remoto.
Así
los poderosos –a manera de ejemplo- tienen la prerrogativa de portar corona, báculo,
bastón de mando, banda presidencial; vestir en forma peculiar; lucir medallas,
insignias, galones; acceder a tronos, sillas o sillones para su uso exclusivo.
Por
otra parte Elías Canetti analiza las diversas posiciones corporales que tanto
dicen del orden jerárquico.
El hombre, al que tanto le gusta mantenerse erguido,
puede, sin cambiar de sitio, estar también sentado, acostado, en cuclillas o
arrodillado. Todas estas posiciones, y muy especialmente el paso de una a otra,
expresan algo determinado. El rango y el poder han ido fijando posiciones
tradicionales. Por la manera como las personas se colocan estando juntas,
podemos deducir fácilmente su diferente prestigio. Sabemos lo que significa que
alguien ocupe un asiento elevado y todos los demás estén de pie en torno a él;
o que alguien esté de pie y todos los otros, sentados a su alrededor; o que
alguien aparezca de pronto y todos los congregados se levanten al verlo; o que
alguien caiga de rodillas ante otro; o que no se invite a un recién llegado a
sentarse.
Para
Canetti esto es tan solo el inicio de la cuestión ya que “una enumeración
arbitraria como esta muestra cuántas configuraciones mudas del poder existen”.
Y a este respecto señala que hay tarea pendiente por lo que “sería necesario
examinarlas y precisar todavía más su significación”.
Cada
ámbito de poder (político, religioso, profesional, educativo, castrense…) tiene
usos que le son propios. Ello también sucede en el deporte con el acceso al pódium,
la posibilidad de alzar la copa, dar la vuelta olímpica, lucir el cinturón de
campeón, ascender a la categoría de cinta negra, etc.
Eso
sí, en estas cuestiones conviene irse con cuidado porque –de acuerdo a lo señalado
por el mismo Canetti- hay manifestaciones populares como la de ser llevado en
andas en las que el poderoso “pierde así su independencia y acaba, como quien dice,
sentado sobre todos juntos”.
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