jueves, 10 de octubre de 2019

Elías Canetti y las "configuraciones mudas del poder"


Para serlo, el poder debe ir acompañado de ciertas actitudes y símbolos que lo explicitan. El ceremonial que lo rodea ha ido cambiando con el transcurso del tiempo, sin embargo son muchas las instancias en que perviven usos y tradiciones que proceden del pasado remoto.

Así los poderosos –a manera de ejemplo- tienen la prerrogativa de portar corona, báculo, bastón de mando, banda presidencial; vestir en forma peculiar; lucir medallas, insignias, galones; acceder a tronos, sillas o sillones para su uso exclusivo.

Por otra parte Elías Canetti analiza las diversas posiciones corporales que tanto dicen del orden jerárquico.

El hombre, al que tanto le gusta mantenerse erguido, puede, sin cambiar de sitio, estar también sentado, acostado, en cuclillas o arrodillado. Todas estas posiciones, y muy especialmente el paso de una a otra, expresan algo determinado. El rango y el poder han ido fijando posiciones tradicionales. Por la manera como las personas se colocan estando juntas, podemos deducir fácilmente su diferente prestigio. Sabemos lo que significa que alguien ocupe un asiento elevado y todos los demás estén de pie en torno a él; o que alguien esté de pie y todos los otros, sentados a su alrededor; o que alguien aparezca de pronto y todos los congregados se levanten al verlo; o que alguien caiga de rodillas ante otro; o que no se invite a un recién llegado a sentarse.

Para Canetti esto es tan solo el inicio de la cuestión ya que “una enumeración arbitraria como esta muestra cuántas configuraciones mudas del poder existen”. Y a este respecto señala que hay tarea pendiente por lo que “sería necesario examinarlas y precisar todavía más su significación”.

Cada ámbito de poder (político, religioso, profesional, educativo, castrense…) tiene usos que le son propios. Ello también sucede en el deporte con el acceso al pódium, la posibilidad de alzar la copa, dar la vuelta olímpica, lucir el cinturón de campeón, ascender a la categoría de cinta negra, etc.

Eso sí, en estas cuestiones conviene irse con cuidado porque –de acuerdo a lo señalado por el mismo Canetti- hay manifestaciones populares como la de ser llevado en andas en las que el poderoso “pierde así su independencia y acaba, como quien dice, sentado sobre todos juntos”.

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