Hay
palabras que el uso las ha ido convirtiendo en estrechamente cercanas, casi
familiares; es lo que sucede con hipótesis,
suposición, interpretación, deducción
y conjetura. Ello le permite a
Wislawa Szymborska tender un puente entre las expresiones hipótesis y conjetura.
La
palabra “hipótesis” suena como algo serio, pero en realidad no es más que un
chisme disfrazado de ciencia, porque hasta ese momento no ha salido a la luz
ningún documento irrebatible que pueda sostener esa opinión. (…) La capacidad
para hacer conjeturas es una de las habilidades más productivas de la especie
humana. Sin ella, aún nos columpiaríamos en las ramas de los árboles.
La
misma autora precisa que en el inicio de la ciencia se encuentra la conjetura,
sin embargo el uso de ella no queda restringido a los grandes personajes.
Copérnico,
Newton, Darwin o Pasteur comenzaron a partir de conjeturas… He mencionado aquí
grandes nombres, pero al fin y al cabo es la gente normal y corriente quien
merece nuestra atención. Quizá no hayan inventado la fibra óptica, ni realizado
descubrimientos para la genética molecular, pero, aun así, no puede negárseles
el derecho a hacer conjeturas.
Con la
maestría que la caracteriza para pasar inesperadamente de un ámbito de alcance
universal a otro que se circunscribe a lo doméstico, Wislawa Szymborska revela
una escena de su intimidad.
En una
ocasión le dije a mi marido que las botas que llevaba estaban para tirar, él
apartó de manera súbita sus ojos de mí, abrió la ventana, y, con cierta
melancolía, comenzó a mirar lejos.
¿Qué
sucedió a continuación? Szymborska ya no comenta nada al respecto.
Será
cuestión de hacer conjeturas en relación a qué pensaba “con cierta melancolía”
aquel hombre que “comenzó a mirar lejos”.
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